La estadística sobre siniestros viales con víctimas fatales revela una significativa cantidad de motocicletas involucradas en esos episodios, tanto en rutas como en zonas urbanas. Datos a los que se deberán sumar los heridos con secuelas gravísimas en estos desastres sobre dos ruedas, la mayoría de las veces ocasionados por manejos imprudentes.
El problema no sólo se observa en motos de menor porte, sino cada vez con mayor frecuencia en las de alta cilindrada, cuyos conductores corren por calles y avenidas a una velocidad muy superior a la permitida. Sin contar los altos niveles de contaminación sonora que producen los escapes y que tienen a maltraer a los vecinos, cansados de reclamar.
Por ello, es una medida acertada poner a la Policía de Córdoba y a la Policía Caminera a controlar a los motociclistas, de modo de evitar la secuencia de tragedias en rutas y áreas urbanas; en este caso, con la competencia de inspectores de tránsito municipales.
El auge de las motos se observa en las zonas serranas de la provincia de Córdoba. Y la Policía ya puso el foco en la ruta de las Altas Cumbres, con operativos que se realizaron durante el pasado fin de semana.
También, como dimos cuenta días atrás, se colocaron consignas en sectores del Camino del Cuadrado, que une Río Ceballos con Valle Hermoso, en la ruta E-53 y en la autopista Córdoba-Villa Carlos Paz, entre otros recorridos.
Conviene aclarar, a esta altura, que no está prohibido circular en motocicleta, tanto de manera individual como grupal. Lo que sí está vigente, y nadie puede desconocer, es el respeto irrestricto a las normas de tránsito. Reglas que tienen como premisa la seguridad de propios y de terceros, tantas veces ignorada, lo cual causa siniestros que suman víctimas fatales.
Los retenes policiales en zonas específicas de las Sierras pueden contribuir a reducir la conducción imprudente y a evitar que un paseo de fin de semana en motocicleta termine en una tragedia. De igual modo, los operativos en la ciudad tienden a castigar y multar a conductores temerarios que desarrollan velocidades extremas en calles y avenidas de barrios densamente poblados.
Las inconductas viales, ya no sólo sobre dos ruedas sino en todo tipo de automóviles, se han cobrado demasiadas vidas como para no tomar las prevenciones del caso.
Esto sin mencionar a los irreflexivos que se involucran en las llamadas “picadas ilegales”, que se organizan con llamativa impunidad en redes sociales. Estos eventos también han aportado desgracias a la nómina de tragedias viales. La vigilancia debe ser exhaustiva, y las sanciones, ejemplares.
Las altas velocidades en rutas, autovías y autopistas son frecuentes, lo que se refleja en la cantidad de actas labradas por la Caminera.
El peligro se acrecienta cuando motociclistas se conducen por caminos sinuosos como el de las Altas Cumbres a gran velocidad, “cometiendo todo tipo de infracciones”, según relató un comerciante.
Controles ajustados y educación vial, la fórmula para evitar más estragos y muertes.