Los comercios de la ciudad de Córdoba sufrieron en agosto una caída en las ventas de 9% en relación con igual mes de 2024. En el año, el retroceso alcanza al 24%, si se comparan los ocho primeros meses respecto de igual período del año anterior.
El fuerte retroceso viene acompañado por la reducción de puestos de trabajo y el cierre de espacios, que es más visible en ciertas galerías del casco céntrico.
Con cierto alivio, los comercios ubicados en shoppings y en nuevos espacios abiertos en distintos puntos de la ciudad registraron una menor caída.
Más allá de esta disparidad, el titular de la Cámara de Comercio de Córdoba, Sebastián Parra, advirtió sobre el esfuerzo que están realizando los socios de la entidad para mantener locales y los empleos.
Este cuadro de situación se repite con similares características desde hace más de dos años, lo que exhibe la necesidad de un replanteo de la actividad y del funcionamiento del núcleo histórico de las ventas minoristas en la ciudad.
El primer dato que surge con claridad es el cambio operado en la macroeconomía, que -a través de la fuerte desaceleración de la inflación- obliga a los actores económicos a trabajar en la eficiencia y en la productividad puertas adentro de cualquier unidad de negocios.
Ambos objetivos podían ser suplantados, en una economía con alta inflación, mediante la suba de precios y los márgenes de ganancias que el comercio minorista incluía en sus actividades.
Cambió el paradigma, lo que obliga a los comerciantes a agudizar su ingenio para trabajar sobre tales premisas.
Los locatarios, además, están obligados a privilegiar los ítems de menores costos, en el marco de una economía abierta y prácticamente con libre importación.
Otro de los temas que aparecen en debate es la histórica necesidad de replantear el funcionamiento del Centro de la ciudad, tanto en la calidad de sus servicios como en la oferta de entretenimientos que convoquen a los consumidores.
Esta proclama es reiterada en cada elección municipal, pero con escasos resultados a la hora de poner en marcha los cambios necesarios.
Por parte de las autoridades, que deben preservar la actividad y el mantenimiento de los puestos de trabajo en un escenario socioeconómico conflictivo, es urgente la reducción de impuestos.
Por el contrario, los tributos no han tenido rebajas significativas, lo que encarece los productos que se venden en el ámbito local, que, en la práctica, conllevan una recarga de entre 40% y 50% en el costo final, sumados tributos y servicios.
Las alertas siguen sonando respecto de la actividad que más empleo genera en la economía.
Es tiempo de que los involucrados en los diferentes segmentos del comercio minorista, autoridades municipales y de la Provincia y representantes de los trabajadores asuman el desafío de replantear la actividad.
Por diferentes razones, Córdoba constituye la primera opción de compra para una amplia región del país. Esta fortaleza tiene que ser preservada y mejorada.