Por primera vez desde la flexibilización del cepo al dólar, el Gobierno nacional tuvo que intervenir en el mercado cambiario para estabilizar la cotización de la moneda norteamericana. La decisión fue anunciada a través de redes sociales por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y no mediante los canales habituales del Ministerio de Economía.
Según el anuncio, el Tesoro Nacional participará en el mercado libre de cambios “con el fin de contribuir a su liquidez y normal funcionamiento”. Se deduce que lo hará con dólares que tiene en el Banco Central, acumulados para afrontar pagos de la deuda externa, en el vencimiento que opera en enero próximo.
Tras conocerse la decisión oficial, la suba del dólar cedió y se mantiene por debajo del techo de la banda de flotación acordada con el Fondo Monetario Internacional.
La flexibilización del cepo cambiario con el mecanismo de flotación administrada fue instrumentada luego de que el FMI resolvió una renovación del acuerdo de asistencia al Estado nacional con el respaldo explícito del Tesoro norteamericano.
En ese contexto, la salida parcial del cepo se produjo sin un salto devaluatorio y sin un traslado a los precios internos. La inflación se mantuvo en baja.
Desde ese momento hasta el presente, hubo algunos hechos que volvieron a alterar los mercados.
Entre los más evidentes pueden enumerarse tres: una modificación relevante en la política monetaria, tras el desarme de las letras fiscales de liquidez (Lefi); la ruptura del equilibrio precario que existía en el Congreso Nacional para la gobernabilidad de una gestión ejecutiva en franca minoría parlamentaria, y la agudización de la confrontación política en el marco de una doble campaña electoral: en la provincia de Buenos Aires y en todo el país para la renovación legislativa de medio término.
La cotización del dólar volvió a alterarse con la combinación de estos factores. El Gobierno intentó, primero, neutralizar esa inquietud con una política agresiva de astringencia financiera que llevó las tasas de interés a niveles incompatibles con sus expectativas de crecimiento general de la economía.
El contexto político se agravó por la controversia sobre presuntas irregularidades en la administración de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) que involucrarían a funcionarios del máximo nivel de la Secretaría General de la Presidencia. Luego escaló con una denuncia del Gobierno por espionaje ilegal.
Las intervenciones del equipo económico con instrumentos de política monetaria para controlar la volatilidad creciente de las tasas de interés se revelaron insuficientes para mantener estabilizado el dólar. Resulta lógico, en consecuencia, que haya vuelto sobre sus pasos para autorizar al Tesoro a que participe en el mercado cambiario.
Para la narrativa libertaria, se trata de un retroceso a medidas de índole intervencionista. Pero mientras persista la inconveniente mixtura entre algunas inconsistencias endógenas del programa económico y la alta volatilidad del contexto político, la dosis de pragmatismo puesta de manifiesto era una vía posible para evitar males mayores, como una nueva y progresiva devaluación de la moneda.