Las precauciones para evitar la propagación del dengue deben comenzar por los hogares, en atención a las recomendaciones de los organismos públicos que aportan un decisivo apoyo con las fumigaciones y otras medidas tendientes a evitar la multiplicación de contagios.
Es decir, la participación de la comunidad es de enorme utilidad, sobre todo en la tarea de mantener la higiene de los sitios de posibles reproducción del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue y otras afecciones.
Por su parte, las administraciones municipales deben lidiar con la limpieza de predios ganados por la basura, una tarea que compete también a la comunidad en el sentido de no alimentar esos vertederos nocivos para la salud humana.
Sin embargo, hay otras iniciativas en marcha que merecen ser difundidas y valoradas. Se trata de una nueva campaña de monitoreo del insecto vector en hogares de la ciudad de Córdoba y del Gran Córdoba, de la que participan investigadores del ámbito universitario y del Conicet, que tiene como fin conocer en el tiempo el desarrollo y la actividad del mosquito, además de su reproducción.
El programa se denomina “Ciencia ciudadana sobre el cambio climático y dengue”, en el marco de una iniciativa que tiene como conductora a la bióloga Elizabet Estallo.
En líneas generales, la tarea científica consiste en colocar los llamados censores (tarros de plástico con líquido) en las viviendas de “voluntarios” de la ciudad de Córdoba capital, en Carlos Paz, en Alta Gracia y en localidades de Sierras Chicas.
En este contexto, el “voluntariado” tiene muchos que ver: se trata de vecinos y de estudiantes secundarios y universitarios en cuyos domicilios se realizan las investigaciones. En concreto, un aporte para atenuar el impacto del virus en la salud de la comunidad.
Como señala la experta Estallo, es una forma de hacer “ciencia ciudadana” con el compromiso de aportar al combate contra el dengue. Involucrarse “desde adentro” y conocer las implicancias para la salud colectiva frente a un eventual contagio del mosquito.
Asimismo, no es ajeno a esta cuestión el cambio climático y el calentamiento global, con condiciones favorables para la reproducción del insecto. En ese orden, la investigadora detalló que la ciudad de Córdoba sufre los efectos de la “isla de calor”, con un aumento promedio de 1,4 grados en los últimos 20 años.
Con todo, vale ponderar las iniciativas que convocan a la población a tomar debida conciencia de los brotes de dengue que han orillado los niveles de epidemia. Y las advertencias deben ser atendidas, ya que en muchas casas se conocen las medidas preventivas, pero no se obra en consecuencia.
Sin dejar de lado el deber que atañe al Estado en su conjunto en la implementación de políticas de salud pública. Obligaciones concernientes tanto a la prevención como a la asistencia clínica de los pacientes infectados.
Los avances científicos en la batalla contra el dengue son provechosos; pero requieren que la ciudadanía colabore en lo que le incumbe.