El 22 de febrero de 2025, Lian Gael Flores Soraide, un niño de 3 años, desapareció de su hogar en un ladrillal de la zona rural de Ballesteros Sud, en la provincia de Córdoba.
Desde entonces, su paradero es un misterio que mantiene en vilo a la comunidad y a las autoridades.
La investigación judicial se encuentra estancada debido a testimonios contradictorios y versiones cruzadas entre los involucrados.
Las autoridades enfrentan dificultades para discernir la verdad, lo que ha llevado a considerar hasta el uso de un detector de mentiras como herramienta para esclarecer los hechos.
A pesar de los esfuerzos, incluyendo excavaciones y solicitudes de imágenes satelitales a agencias internacionales, no se han obtenido pistas concretas sobre el paradero del pequeño.
A la falta de imputados o detenidos, se añade un hermetismo institucional por parte de la Justicia de Córdoba, que alimenta el desconcierto entre los familiares.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) señala que nunca se dejaron de realizar procedimientos y que en todo momento se continuó con la recolección de material probatorio, con conexión diaria entre los fiscales involucrados.
La falta de avances en la causa refleja la necesidad de mejorar los protocolos de búsqueda y las herramientas disponibles para casos de desapariciones infantiles.
La desaparición de Lian guarda algunas analogías con la de Loan Danilo Peña, un niño de cinco años que desapareció el 13 de junio de 2024 en el paraje Algarrobal, Corrientes, mientras recogía naranjas con otros niños y adultos.
A casi un año de su desaparición, la causa judicial sigue sin resolverse, con varias personas detenidas, pero sin pistas firmes sobre su paradero.
El escándalo mediático y político generado a partir de este caso fue una muestra de la irresponsabilidad con la que se abordó este hecho y de todo lo que no hay que hacer a la hora de investigar y cubrir periodísticamente este tipo de historias.
Lian y Loan no son casos aislados: según datos de Missing Children Argentina, se reciben más de seis denuncias diarias por desapariciones de niñas, niños y adolescentes en el país.
Actualmente hay más de 40 búsquedas activas de menores de edad, sin información alguna sobre su paradero.
La organización enfatiza la importancia de realizar denuncias inmediatas, en especial durante la “hora de oro”, el período crítico en el que las posibilidades de encontrar al niño o niña en su entorno habitual son mayores.
Y aunque hasta ahora nunca se corroboró tráfico de órganos en ninguno de los 18.900 casos que investigó la fundación, la falta de información en muchos casos no permite descartar ninguna hipótesis.
Es inaceptable que esto siga sucediendo en Argentina. Resulta imperativo que las autoridades refuercen los protocolos de búsqueda, mejoren las herramientas de investigación y fomenten la denuncia inmediata por parte de las familias.
La sociedad en su conjunto debe mantenerse alerta y comprometida con la protección de la infancia, para que ningún niño desaparecido sea olvidado y para que cada caso reciba la atención y la diligencia que merece.