La Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci) emitió una alerta nacional la semana pasada sobre maniobras de una red de pedofilia que contacta a chicos de entre 10 y 14 años a través de grupos o comunidades de WhatsApp. La descripción del modus operandi coincide punto por punto con la denuncia que formularon muchos padres cordobeses a comienzos de junio ante la Policía provincial.
Según la Ufeci, estos grupos de WhatsApp se enmascaran bajo la fachada de un desafío. Se propone crear comunidades grandes, es decir, con muchos integrantes: “Metan gente” o “Tenemos que llegar a 2.000″ son algunos de los nombres de los grupos que fueron identificados y denunciados. De esta manera, los administradores del grupo incentivan a niños y adolescentes para que sumen a compañeros y/o amigos de su edad.
El caso cordobés replicaba ese procedimiento. El grupo denunciado se llamaba “Hay que llegar a los 1.500″. A los primeros jóvenes agregados, les pedían que sumaran a amigos y conocidos. Según una de las madres denunciantes, llegaron a contar con más de 1.500 teléfonos de chicos de distintas escuelas y clubes deportivos cordobeses.
Una vez que la comunidad creció lo suficiente, según la Ufeci, los administradores comienzan a enviar fotos y/o videos de contenido sexual, violento o discriminatorio. De acuerdo con las denuncias realizadas en los últimos días, ofrecerían dinero a cambio de que los adolescentes y niños les mandasen archivos similares.
En el mecanismo del grupo cordobés bajo investigación, los administradores también distribuyeron material de pornografía infantil. Con todo, lo más inquietante es que en nuestra provincia se estableció, tras una serie de allanamientos en las ciudades de Córdoba y Río Ceballos, que uno de los grupos de WhatsApp fue creado por una preadolescente de 13 años.
La joven había puesto como coadministradores a cinco amigos. El material que compartían en el grupo no era de producción propia, sino de sitios con este tipo de contenido sexual. En no pocos casos, se trataba de videos del género “gore”, que combina el terror con la sexualidad y se centra en imágenes de laceraciones, sumisión y hasta mutilaciones.
En este caso, no se detectó hasta el momento la participación de ningún adulto. Pero en la investigación de la Ufeci se apunta a chats creados por adultos que en una primera etapa, para establecer confianza con los primeros jóvenes incorporados al grupo, les dan el rol de administradores a algunos de ellos.
Grupos similares ya fueron individualizados en Mendoza, en provincia y ciudad de Buenos Aires y en la región patagónica, además de en Córdoba. Por supuesto, la primera recomendación para los padres es que dialoguen con sus hijos sobre los riesgos que corren al entrar en contacto con gente desconocida a través del teléfono.
En este sentido, la mayoría de los especialistas recalca que la prohibición no conduce a nada. Aunque cueste, es necesario abrir y sostener un canal de diálogo sobre el tema, respetando la intimidad. Porque el objetivo no debiera ser controlar ni invadir, sino protegerlos de los riesgos que corren en el mundo digital.
