La batalla a escala mundial que desde hace centurias lleva adelante la ciencia médica para derrotar enfermedades de diverso origen que afectan la calidad de vida de las personas suele redundar en avances innovadores que son motivo de esperanza y de celebración.
Señales de progresos moldeados al cabo de décadas de investigaciones a cargo de profesionales que, a veces desde el anonimato, se plantean no abandonar la tarea de indagar y de alcanzar metas conducentes, en bien del sano tratamiento de patologías que son consideradas crónicas o “incurables”.
Valga, en ese contexto, el reconocimiento al científico cordobés Gabriel Rabinovich, quien logró un avance significativo en la lucha contra el cáncer. Un progreso coronado tras décadas de investigaciones en todos los frentes, entre ellos el referido al sistema inmunológico.
Rabinovich lidera un equipo de científicos argentinos graduados, como él, en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Una distinción que hace honor al mote “la Docta”, con el que se bautizó popularmente a Córdoba por ser la UNC la primera en impartir las carreras de Derecho y de Medicina.
Desafiar los secretos del cáncer y propugnar avances para su tratamiento no fue nada sencillo, y por ello el logro de Rabinovich y su equipo alcanzó trascendencia internacional.
Como hemos anunciado en ediciones anteriores, el investigador cordobés, también con actividades referenciadas en el Conicet, fue elogiado por muchos de sus colegas y exponentes del campo de la salud medicinal.
Entre ellos se pronunció Alejandro Rubio, integrante de la Asociación de Oncólogos Clínicos de Córdoba, quien consideró que Rabinovich no sólo descubrió la proteína Galectina-1 y su función dentro del sistema inmunológico, sino que planteó la oportunidad de tratamientos de distintos tipos de tumores.
Con todo, sería prudente de parte de la población entender que restan cuestiones específicas por resolver. Como alude el propio científico en declaraciones reflejadas por La Voz, el objetivo es testear ahora el estudio en ensayos clínicos, bajo la premisa de que, en un futuro próximo y tras la venia de los organismos correspondientes, pueda ser aplicado a pacientes con distintos tipos de cáncer.
En resumen (y para no abrigar falsas expectativas), las conclusiones se encuentran en “fases preclínicas” avanzadas y se espera que los ensayos en humanos comiencen en “uno o dos años”.
Son referencias científicas que, por lógica, escapan a la interpretación colectiva. Pero es de depositar toda la confianza en la entrega digna de este profesional cordobés que atesora múltiples galardones a escala nacional e internacional. Merecimiento que se extiende a la gente que trabaja codo a codo con él.
En la Argentina corren tiempos de relaciones crispadas y es poco probable que en semejante estado de disociaciones emerjan a diario (sobre todo desde la política) figuras dignas de la gratitud ciudadana por sus aportes a la sociedad.
Es por ello que personalidades como Rabinovich deben ser tomadas como ejemplo. La batalla contra el cáncer lleva siglos. Nace una esperanza que llama a celebrar.
