Estos son dos desafíos que les manifesté hace un par de días a quienes ejercen la justicia. Pero en realidad son dos desafíos que nos atañen y nos interpelan a todos: la práctica de la visita y la cultura del rostro.
Se dice que, para entender la realidad, “tenés que haber visto”. Tenés que haber visitado o acogido, escuchado. La acción de visitar, de ir al dolido, tiene un valor humano y religioso muy profundo: que, lejos de la formalidad del acto de cortesía, significa involucrarse en una relación trascendental, como la relación bíblica de Dios que visita a su pueblo.
Es del ver, del visitar, de donde surge la idea. Cuando nos permitimos participar en la experiencia de lo que “hemos oído, visto, contemplado y tocado”, surgen las grandes preguntas y se moviliza la potencia creativa de hacer justicia.
El otro desafío es ser mansos y no olvidar nunca el rostro del otro; practicar una cultura del rostro.
Los regímenes tiránicos –recordaba Timothy Radcliffe durante el Sínodo de 2024– borran nombres y rostros. En Auschwitz, san Maximiliano Kolbe era el prisionero 16.670. El presidente de Rusia siempre se ha negado a nombrar al hombre que se le opuso con valentía, Alexie Navalny. Él era simplemente “una cierta persona”.
Del mismo modo, Nelson Mandela se convirtió en el rostro de la oposición al régimen del apartheid. Y así, cuando fue encarcelado, se prohibió publicar una imagen de su rostro. Fue borrado de la memoria pública. De tal modo, cuando después de décadas en prisión le permitieron caminar por la playa, nadie lo reconoció. Su rostro había sido despojado de su poder.
Una sociedad que sacrifica el “culto del rostro” es una sociedad que convierte en esclavos. Por algo en la antigüedad griega se llamaba al esclavo aprosopos, que literalmente significa “el que no tiene rostro”.
Nuestro servicio apuesta al desafío de ser rescatados del fango del anonimato por una voz que llama por tu nombre. Tiene que emprender una aventura fascinante: evitar que el hombre importe menos que las cosas o las ideas, o la estadística, o los números.
*Cardenal; arzobispo de Córdoba; miembro del Comipaz