Florencia, agosto de 1473. En el taller de Andrea del Verrocchio, Leonardo prepara el atril. Con apenas 20 años, ya es ayudante del gran maestro y hoy espera culminar su primer dibujo.
Cinco siglos después, esa obra será registrada como Paesaggio, u 8P, por su número de inventario. Realizada a tinta, muestra trazos efectuados tanto con la mano derecha como con la izquierda.
Leonardo había nacido zurdo, pero como todo niño con habilidad izquierda fue reeducado bajo creencias de la época. No era una novedad; desde tiempos inmemoriales, la zurdera cargaba con connotaciones negativas –de provocar mala suerte o mala salud–, por su vínculo con “fuerzas demoníacas”. En sitios alejados, todavía se quemaba en la hoguera a las mujeres zurdas, consideradas brujas.
Con menos violencia pero idéntico énfasis, hasta inicios del siglo 20 los zurdos eran portadores de un “trastorno a corregir”, concepto respaldado por médicos y educadores que obligaban a los niños a escribir con la mano derecha, inmovilizando la otra si se resistían.
Cuando fueron evidentes las consecuencias negativas en los llamados “zurdos contrariados”, la tendencia comenzó a mermar, y se permitió que cada niño utilizara las extremidades con las que mostraba mayor habilidad.
En la actualidad, algunas culturas en India, Indonesia y Medio Oriente aún obligan a usar la mano derecha para acciones cotidianas y relegan la izquierda para la higiene personal, al considerarla “mano impura”.
Origen genético
La zurdera, o lateralidad izquierda, define la preferencia por usar las extremidades izquierdas en actividades cotidianas como escribir, comer, patear o lanzar objetos. Representa una minoría, ya que el 90% de la población mundial es diestra; pocos, ambidiestros.
El cerebro dirige todo. El hemisferio derecho controla los movimientos corporales izquierdos, mientras que el hemisferio izquierdo, los del lado derecho.
Estudios recientes confirman que múltiples genes (hasta ahora, 40 identificados) contribuyen a que sea el izquierdo el hemisferio dominante. Cada uno de dichos genes tiene un efecto débil por sí mismo, pero juntos desempeñan un papel decisivo en la preferencia por la mano.
Si bien esto no determina herencia directa, los hijos de padres zurdos tienen mayor probabilidad de ser zurdos, así como los gemelos idénticos, la de ser ambos diestros o zurdos en comparación con los gemelos no idénticos (u otros hermanos).
Pasó el tiempo; ya no se incineran brujas zurdas ni se ata la mano hábil a los niños para que escriban “bien”. Sin embargo, ha quedado grabada una fuerte connotación en las palabras que nombran a unos y a otros.
Quien utiliza su mano derecha es una persona diestra, lo que, según los diccionarios, significa ser “hábil”. “Andar derecho” es tener suerte, seguir el rumbo correcto, ser legal.
En tanto, el antónimo de diestro es siniestro (del latín sinister, izquierdo), palabra que hoy define algo “funesto, malintencionado, maligno o perverso”. Zurdo y siniestro es lo mismo, pero no.
Comenzar “con el pie derecho” es buen augurio, mientras que lo que se realiza “por izquierda” huele a fraude.
A los hábiles bilaterales, se les llama ambidiestros, lo que significa ¿tener dos manos derechas?
(En política, los términos izquierda y derecha provienen del sitio que ocupaban las fracciones enfrentadas durante la Revolución Francesa: los partidarios del rey se sentaban a la derecha en la Asamblea Nacional, mientras que los revolucionarios lo hacían a la izquierda.
Lo que en la infancia importa, más allá de habilidades genéticas, reeducaciones y literalidades, es el respeto por la diversidad humana en todas sus expresiones.