Triángulo amoroso y drogas en un crimen que aún es un misterio

Río Tercero. Fue un triángulo amoroso y el abuso de drogas el que enmarcó la relación entre la mujer que terminó asesinada, flotando en el lago de Embalse, y sus dos victimarios, condenados esta semana en juicio oral.

Al menos, esa fue la conclusión de la Justicia para un caso que llamó la atención del país cuando ocurrió, un año atrás.

Si bien ambos estaban imputados por homicidio simple, la Cámara del Crimen de Río Tercero terminó condenando por ese delito sólo a Alberto García (30), con una pena de 10 años de prisión, mientras que a Damián Luna (27) por encubrimiento agravado le dictaron cinco años de prisión (tres por este hecho, más una unificación por una condena anterior). Ya hacía un año que ambos estaban encarcelados.

El caso. Fue el 11 de marzo de 2012 cuando el cuerpo de la "mujer de los siete tatuajes" emergió de las profundidades del lago, en Villa del Dique.

Estaba atada con gomas a bloques de cemento. Durante 10 días nadie supo de quien se trataba. Por eso, su única señal de identidad fueron los numerosos tatuajes que dejaba ver su cuerpo. Luego se estableció que María José Alonso era de Laferrere, Buenos Aires, y que hacía un par de años que vivía en el valle de Calamuchita. Aún, pasado un año, nadie reclamó por su cadáver. "Tuvo una vida dura, tal vez terminó como vivió", apuntó un investigador de la primera hora.

En el juicio, el fiscal de Cámara, Moisés Yona, pidió una pena muy superior: 12 años de prisión por homicidio simple para ambos, aunque para Luna le representarían 13, por una condena anterior.

El fiscal adjudicó el mismo grado de participación a ambos, y marcó que si bien uno la pudo ejecutar, el otro no hizo nada para impedirlo. Además, dijo que quedaron evidencias de que "era un triángulo" en sus relaciones (ambos habrían sido pareja de la mujer) y que eran consumidores de estupefacientes. Por otro parte, la víctima era vendedora de drogas.

Carlos Pajtman, defensor de García, objetó el juicio por un dato que considera un error en el proceso. Marcó que la fecha del acta de defunción es del 9 de marzo del año pasado, mientras que en la acusación se fijó el hecho entre el 6 y el 8 de ese mes. También cuestionó otros puntos de la investigación y valoró que sólo había indicios, en vez de pruebas, contra su defendido.

Marcelo Guitman, abogado de Luna, también relativizó las pruebas y advirtió que la Justicia no se puede basar en dichos de terceros para fijar una condena. Remarcó, por ejemplo, que un testigo que declaró que "cuando Luna le contó que García la había matado, estaba fumado (drogado)".

Fundamentos. Si bien se conocerán los fundamentos del juez José Luis Clemente el 9 de mayo, con la sentencia se puede inferir que la Justicia acreditó que García la ejecutó (estrangulamiento y golpe en la cabeza) y que Luna habría participado en borrar las huellas y en el ocultamiento del crimen.

En los relatos de cada una de las audiencias quedó al desnudo que García había dejado a su esposa para vivir con Alonso. Otros testigos también aseguraron que Luna vivía con la misma mujer de los tatuajes. A su vez, García y Luna, ambos confesos consumidores de droga, eran amigos íntimos, según sus conocidos. El motivo del aberrante asesinato sigue siendo un misterio.

Antes del veredicto, García y Luna pidieron que se hiciera justicia. Y fueron condenados.