BOGOTÁ (AP) — María Inés Llano Narváez tenía sólo seis años cuando empezó a ser abusada por un sacerdote. También lo fueron sus hermanos. El viernes, casi cincuenta años después, recibió una petición pública de perdón de parte de la Compañía de Jesús de Colombia.
"Me presento ante ustedes víctimas del abuso sexual perpetrado por este hermano nuestro, quien debía ser guardián de la fe y la moral y no el victimario de toda una familia", aseguró el líder de los jesuitas en Colombia, el padre Hermann Rodríguez, al reconocer que se cometieron "actos abominables" y pedir perdón en Bogotá.
María Inés es la menor de los ocho hermanos Llano Narváez, quienes en la década de 1970 fueron víctimas del sacerdote jesuita Darío Chavarriaga Jaramillo, quien murió en 2015 sin ser procesado penalmente por los abusos. En vida fue apartado de sus labores eclesiásticas, luego de que la familia denunciara los abusos en 2014 ante la Iglesia católica.
“Tal vez el pederasta hubiera podido allanarse y asumir las consecuencias de sus actos”, dijo Llano Narváez a The Associated Press. “Nunca más habló con nosotros, sé que posterior a eso (la denuncia) lo llevaron a una casa de retiro y murió en total impunidad”, aseguró.
Los abusos dejaron huella en la vida de los hermanos Llano Narváez, quienes tenían entre 6 y 16 años cuando fueron abusados. Pasaron décadas para que hablaran por primera vez.
María Inés asegura que todo comenzó cuando Chavarriaga Jaramillo otorgó una beca a su hermano Luis Fernando para estudiar en el prestigioso Colegio Mayor de San Bartolomé, ubicado en el corazón del poder en Bogotá, junto al Congreso y al palacio Presidencial.
Se trataba de una familia con bajos recursos económicos que no se podía permitir estudiar allí. La beca fue en ese momento “una bendición”, relató Luis Fernando en el acto de perdón realizado en el Colegio, donde inició el abuso y donde pretendió cerrar el ciclo doloroso.
“Se ganó el cariño y la confianza de mi familia, llenando de alguna manera el vacío de la figura paterna ausente. Jamás imaginamos la sombra oscura que se escondía en esa fachada de bondad y, entonces, aprovechando esa confianza, abusó de mí”, relató Luis Fernando. “Recuerdo con una claridad dolorosa el momento posterior: recibir la comunión de su mano, de la mano de mi agresor”.
Para María Inés, la beca otorgada a su hermano fue la forma en la que el sacerdote se acercó a los demás hermanos para acceder a ellos. “Él era el administrador de esa beca, por eso se volvió tan cercano”, recordó. "Él quiso también conocer a nuestra familia, fue a nuestra casa, se presentó como esa ovejita, pero él seguramente ya tenía en su cabeza el plan para hacernos daño”.
Luis Fernando fue quien contó a una de sus hermanas de los abusos muchos años después de lo ocurrido y fue entonces cuando hablaron para concluir que fueron víctimas silenciosas de manera independiente.
Los hermanos empezaron a buscar justicia desde 2014, sin lograr que se abriera un proceso penal. Ahora, el acto público de perdón contribuye a su reparación, según relataron.
“Hay un salón allá arriba (donde) hace 49 años ocurrieron las cosas”, dijo Luis Fernando a periodistas señalando el colegio. “Desde ese mismo momento, esperé este perdón... hoy me pesa como 30 kilos menos el corazón, ha llegado un poco de paz en esta familia”.
María Inés sigue profesando el catolicismo, pese a los abusos. Considera que fueron víctimas de un sólo sacerdote por quien no se puede "satanizar a toda la Iglesia católica". Ahora crearán una fundación para víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
La Iglesia católica en Colombia pidió perdón en el 2023 a las víctimas de abuso sexual en el país, lo que calificó como un “crimen” y “pecado grave”.
Sin embargo, periodistas que se han dedicado por años a denunciar los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes reclaman a la Iglesia que revele el archivo completo de los implicados y están a la espera de que se resuelva judicialmente la solicitud.
“El caso de Chavarriaga es sólo uno, pero la Compañía de Jesús sigue protegiendo a otros y no ha reparado a todas las víctimas. Chavarriaga abusó de otras personas más que ya tenemos identificadas y que no sabemos si van a hacerle un acto de perdón como éste”, dijo a la AP el periodista Juan Pablo Barrientos, uno de los autores de “El archivo secreto”, un libro que contiene un listado con nombres de 569 sacerdotes presuntamente implicados en casos de abusos.