El cierre de la planta de lavarropas de Whirlpool en el Parque Industrial de Pilar provocó un temido “efecto dominó” que comienza a devastar a su cadena de valor local
Dos compañías vitales que abastecían a la multinacional anunciaron la cesación de actividades y la desvinculación de personal, sumándose a los 220 despidos iniciales concretados por la propia Whirlpool.
El caso de Translog
La firma de logística Translog fue una de las más golpeadas, confirmando el cierre total de sus operaciones y la desvinculación de casi la totalidad de su plantilla.
Translog, que había comenzado sus actividades en Pilar en octubre de 2022, simultáneamente a la apertura de la planta de Whirlpool en Fátima, se instaló específicamente para gestionar los productos de la multinacional.
Su centro de distribución de 15.000 metros cuadrados manejaba lavarropas y otros electrodomésticos de línea blanca, llegando a movilizar hasta 80.000 piezas diarias en picos de actividad.
Tras el cese de operaciones con Whirlpool a fines de agosto, la empresa intentó sostenerse con contratos transitorios, pero el viernes pasado notificó el despido formal a 17 de sus 20 empleados, reubicando a solo tres en otra filial.
Despidos en Novax
A este panorama se suman los despidos en Novax, proveedora de piezas plásticas para los lavarropas. Tras el cierre de una de sus líneas de producción, Novax enfrenta la posible pérdida de 38 empleos.
Máximo Donzino, presidente de Novax, reconoció al medio local que “Es claro que nos sobra mucha gente”, aunque busca limitar las desvinculaciones.
Los casos de Translog y Novax amenazan la continuidad de una cadena de proveedores y prestadores logísticos que han perdido a su principal cliente.
Este fenómeno podría ampliarse a empresas de transporte y comercios locales afectados indirectamente por la caída del consumo de los trabajadores damnificados,.
Whirlpool, por su parte, tomó la decisión de cerrar la producción a pesar de haber inaugurado la planta en 2022 con una inversión de 52 millones de dólares,. Fuentes de la compañía explicaron que el abandono de la producción local responde a los altos costos argentinos que impedían exportar a un precio competitivo y a la apertura total de la economía, que desplomó los precios de los electrodomésticos por la mayor competencia de productos importados. La firma, cuya decisión fue liderada desde la filial de Brasil, se dedicará ahora a la importación y mantendrá una presencia comercial y de servicio en Argentina con un equipo reducido de entre 100 y 120 personas,,. La empresa ya había tomado una decisión similar en 2003, cerrando su planta de heladeras en San Luis para dedicarse a importar.
