Cerca del final del primer día del Foro Internacional Automotriz Córdoba (Fiac), Osvaldo Giordano, presidente del Ieral, disertó sobre la competitividad impositiva para la exportación industrial. En este sentido, el economista enfatizó su exposición en que el “problema” no reside tanto en tener impuestos altos, sino en la naturaleza de los gravámenes que utiliza el Estado para financiarse.
Los impuestos y las exportaciones: la mirada de Osvaldo Giordano
“El problema no lo genera tanto el que sean impuestos altos, sino el tipo de impuesto que se utiliza para financiar,” afirmó Giordano y destacó que los “malos impuestos” que se aplican son los que que socavan la competitividad. Estos “malos impuestos” son aquellos que se internalizan en el costo de producción, volviéndose “imposibles de identificar” y, por lo tanto, “cuando exportamos, exportamos impuestos”.
De acuerdo esta mirada, esta situación coloca a los productos argentinos en desventaja frente a competidores extranjeros que no cargan con estos gravámenes internos al exportar. Entre los principales “malos impuestos” se encuentran las retenciones a nivel nacional, el impuesto al cheque, los Ingresos Brutos a nivel provincial y las tasas municipales.
Giordano sostuvo que estos impuestos, que representan ocho puntos del PBI, son fundamentales para el financiamiento estatal, constituyendo cerca de un cuarto de los ingresos totales del Estado. Además de su impacto financiero, generan una considerable carga burocrática y de seguridad jurídica que encarece la producción. Sin embargo, enfatizó en que la compensación de estos “malos impuestos” con una baja adicional del gasto público implicaría un ajuste fiscal “similar o mayor al que ya se hizo el año pasado”, algo que es “bien difícil considerar como realista” e “imposible hacerlo en esta magnitud”. “Si tuviéramos 10 años para hacerlo, bueno, tal vez se puede hablar, pero necesitamos ganar un competidor rápido,” sentenció.
La propuesta de Osvaldo Giordano para reactivar la exportación argentina
Frente a este panorama, Giordano propuso un camino “mucho más disruptivo”: una estrategia simultánea de sustitución. La idea es que los “buenos impuestos”, aquellos que no afectan la competitividad, recauden más y generen un margen para eliminar los “malos”. Aquí es donde emerge la propuesta del “súper IVA”.
Este concepto busca unificar los tres impuestos que gravan las ventas (IVA, Ingresos Brutos y tasas municipales) en uno solo. Este cambio ofrecería múltiples ventajas: simplificación administrativa; mayor control y reducción de la alta informalidad; neutralidad para la competitividad; y equidad.
Como antecedentes a esto, el economista mencionó la experiencia del monotributo para pequeños contribuyentes, que ya unificó tributos nacionales, provinciales y municipales en un solo pago. Además, destacó que Brasil, el principal socio comercial de Argentina, implementa un sistema similar de IVA dual para sustituir impuestos sobre las ventas, lo que debería servir como un “factor de presión” para que Argentina también actúe.