“Es similar a la fiebre de salir al mundo que vivimos con la convertibilidad en los años 1990, pero con presencia de tecnología, redes sociales y comercio electrónico”, dice un consultor experto en consumo puesto a describir el furor creciente entre los argentinos por las compras al exterior a través de courier.
Este sistema, que permite hacer hasta cinco compras por año en sitios de comercio electrónico por un máximo de U$S 3 mil cada una, con franquicia de U$S 400 (hasta ese monto se paga sólo IVA y ningún arancel) y que recibirás en tu casa, crece de manera exponencial mes a mes, en especial desde fines de 2024.
Por entonces, el Gobierno amplió el alcance del régimen elevando el tope y simplificándolo. La última medida en este sentido fue eliminar la intervención de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) sobre la importación de cosméticos y productos de higiene personal, con lo cual se dio luz verde a su ingreso por este canal de compra minorista.
“La cantidad de ítems vendidos de la categoría Salud y Belleza aumentó 133% y la facturación creció 163% respecto de igual período de 2024”, acaba de anunciar, como reflejo directo de esa decisión, Tiendamía, el marketplace cross-border que permite comprar desde Argentina productos de vendedores verificados en Estados Unidos y en China.
La política oficial de facilitación de consumos en el exterior vía comercio electrónico encuentra en el dólar barato un combustible determinante. Ese escenario favorable se potencia porque a la presencia inicial de jugadores como Amazon y AliExpres se suma ahora la llegada a la Argentina de los nuevos gigantes chinos del retail, Shein y Temu, que se sacan chispas en el mundo.
Con vehementes campañas de marketing, ambos marketplaces ofrecen miles de productos de un número creciente de categorías a precios muy competitivos y, en muchos casos, ínfimos en relación con los argentinos.
Mientras, el consumidor argentino compra “mundo” luego de años de abstinencia –tal como describe el consultor– y busca hacerse de algún bien aprovechando que el sueldo, para quien lo tiene, rinde más en dólares que en pesos.
El magnetismo de esta chance es tal que poco importan hasta ahora las críticas que estas plataformas reciben por el impacto ambiental tóxico de su logística aérea o por los precios de miseria que pagan a sus proveedores.
“Esto recién empieza”, coinciden las voces vinculadas al flujo importador. El experto en comercio exterior Gustavo Scarpetta lo ilustra con datos del Indec: las compras vía courier marcaron en abril un salto interanual del 158,2% y redondean al menos U$S 34 millones.
Según los datos de Aeropuertos Argentina Cargas, la llegada de bultos por ese canal creció 303% interanual estos primeros cinco meses del año y la concesionaria ya trabaja en Ezeiza para ampliar su infraestructura dedicada a ese tráfico.
Susto ante la avalancha china
La puerta abierta al shopping internacional trae merecidos beneficios para un consumidor “cascoteado” como el argentino. De rebote, colabora con la estrategia oficial para bajar los precios internos en rubros en los que el país ha sido tradicionalmente caro, como el textil y la electrónica.
Pero, junto a eso, la explosión del comercio electrónico transfronterizo enrola a la Argentina en debates y en desafíos que se vienen caldeando en otros países donde los huracanes Shein y Temu llegaron hace rato.
El caso más famoso es el de Estados Unidos, que en el marco de la reacción proteccionista de Donald Trump anunció medidas para encarecer los envíos de ambas plataformas, beneficiadas hasta hace poco por un régimen de libre ingreso al país para pequeñas compras.
Por esa hendija, las tigresas chinas llegaron a representar más del 30% de los paquetes que ingresaron al país en 2023 y fondearon buena parte de su crecimiento exponencial internacional.
Más abajo, en Latinoamérica, también se prenden luces amarillas. En Colombia, Temu ya llega a un promedio de 100 mil envíos diarios e ingresó al top cinco de grandes jugadores del comercio electrónico del país.
Los uruguayos, por su parte, están comprando a un ritmo de 170 mil paquetes mensuales en la app china, y detonan pronunciamientos preventivos de las entidades empresariales y hasta un reclamo formal de regulación a la Cámara de Diputados. El planteo tiene diferencias y similitudes con los que empiezan a escucharse en Argentina.

La Cámara Argentina de Comercio Electrónico advierte: “Creemos que aquí sucederá lo que ya se verifica en otros mercados, donde las compras al exterior pesan alrededor del 9% del comercio electrónico en categorías como ropa, belleza y electrónica pequeña. No nos oponemos para nada a la apertura, pero necesitamos que se nos alivie el peso de tributos internos, como ingresos brutos. Si no, es muy injusto y hasta imposible competir”.