En los últimos días, trascendió que el fisco nacional estaba requiriendo información sobre operaciones que se realizan en plataformas de transacción de criptodivisas.
Esto encendió las alarmas, para saber qué tipo de implicancias podía tener sobre quienes son tenedores o negocian estos activos. Además, volvió a poner sobre la mesa la necesidad de conocer cómo encuadrar las criptomonedas dentro del marco normativo, para prever y evaluar qué se debe pagar y cómo en materia tributaria.
Este punto es otra fuente de incertidumbre, ya que la legislación argentina, en general, tiene muchas zonas grises y puntos sin precisar que generan interpretaciones no siempre similares.
Lo primero que hay que aclarar es que desde hace un par de años existe un régimen de información que permite a la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) obtener datos de las operaciones de los exchanges (plataformas de compraventa de criptomonedas), además de hacer pedidos particulares para profundizar en los detalles.
La utilidad de esta información para el fisco puede ser variada: constatar el cumplimiento de normas antilavado, detectar eventuales evasiones o elusiones respecto de la tenencia o transacciones con criptomonedas, y también generar presunciones sobre la actividad económica de los titulares.
Esto último podría, por ejemplo, aplicarse para producir la exclusión de oficio del Monotributo o determinar montos de impuestos como IVA o Ganancias.
La limitación es que la fiscalización sólo incluye a las empresas radicadas en Argentina, lo que implica que hay exchanges muy grandes (como Binance) que quedan fuera del radar del organismo recaudador. Así las cosas, mientras no haya normas internacionales que acuerden algún tipo de intercambio de datos sobre estos activos, las plataformas extranjeras tendrán un atractivo para los argentinos.
Incógnitas
Para quienes quieren operar en regla dentro del país, declarando y pagando lo que corresponde, las cosas también se complican porque la normativa no es muy precisa en muchos aspectos.
Hay un primer punto, de mucha relevancia, que tiene que ver con el tipo de cambio. Como las criptomonedas cotizan y operan tanto en pesos argentinos como en dólares u otras monedas, es bastante diferente considerar o no ganancia gravada a la diferencia de cambio.
El tema no es menor, porque estas divisas se negocian a un dólar cercano al blue, cuya variación es alta y se suma a la volatilidad del precio (en dólares) de las propias monedas digitales.
Otro segundo punto es qué impuestos se aplican a la tenencia y a la compraventa. Por una parte, como cualquier otro activo, las criptomonedas debieran incluirse en la declaración patrimonial de Bienes Personales.
La duda de los tributaristas, que debería ser despejada a través de un texto legal, es si se las considera como activos intangibles (exentos) o como activos financieros, que sí tributan.
En el caso de las transacciones, la provincia de Córdoba hizo punta incluyendo en Ingresos Brutos a las criptomonedas.
Además de una definición precisa, se estableció que la venta está gravada si el contribuyente las recibió en cobro a actividad alcanzada por el impuesto.
Por su parte, el impuesto nacional análogo, el IVA, no tiene ninguna precisión normativa, aunque correspondería aplicarse a quienes realizan la compraventa como su actividad habitual.
Por último, el Impuesto a las Ganancias sí incluyó a las monedas digitales en la denominada “renta financiera”; aunque todavía faltan precisiones sobre el encuadre como fuente nacional o extranjera y, sobre todo, sobre la gravabilidad de las diferencias de cambio.
Así las cosas, con el crecimiento de las operaciones con estos activos digitales en los últimos años sería muy recomendable que se empezara a analizar proyectos que definan las distintas alternativas de tributación y dar así certeza a los contribuyentes, que eviten sorpresas en su relación con el fisco.
