La política de apertura comercial impulsada por la gestión de Javier Milei logró uno de sus impactos iniciales en el sector textil y de fabricación de indumentaria argentino. Según la Fundación ProTejer, voz de la industria nacional, las importaciones de ropa y textiles del hogar se dispararon en el primer trimestre del año marcando un récord histórico: crecieron 86% y 109% interanual en volumen, respectivamente.
Por su parte, en el mismo lapso, el ingreso de tejidos de punto se disparó 155% interanual en volumen.
Como consecuencia, el componente de productos importados se elevó al 67% de las prendas que se consumen en el país, el nivel más alto desde 2015.
Este fenómeno responde a varias causas que el propio sector lista. Entre ellas, figura la baja de aranceles a la importación dispuesta por la gestión de Javier Milei, entre otras decisiones tendientes a favorecer las exportaciones.
En plena discusión, un análisis realizado por el Centro de Investigación en Exportación y Negocios Internacionales (Cien) pasa en limpio el impacto real de esa medida.
Compara el nivel de aranceles y los costos de importación de ropa proveniente de China (principal proveedor mundial) a la Argentina con los de ingresarla a Brasil y a Chile y a los mercados centrales: Europa y Estados Unidos (EE.UU.).
Con la reducción aplicada desde el 31 de marzo de 2025, Argentina se abarató: dejó de tener el impuesto a la importación de ropa más alto entre los países y bloques analizados.
Sin embargo, hoy el arancel total vigente es del 23% sobre el valor CIF del producto, que incluye flete y seguro. Se trata del segundo valor más alto luego del que tiene Brasil (35%) en el lote comparado.
En EE.UU., el arancel es de 19,7% y en Europa cae a 12%, según el estudio del Cien. Debido a un acuerdo comercial con China, Chile tiene cero arancel y la mercadería ingresa libre de impuestos a ese país, que prácticamente no cuenta con industria propia en el rubro.
Más caro que en Estados Unidos y que en Europa
El estudio realizado por el centro que dirige el cordobés Gustavo Scarpetta analiza en términos comparativos el costo total de importar ropa en el país considerando, además de aranceles, costos de seguro y flete (igualados a pesar de las distancias para no generar distorsiones), y los impuestos que se aplican a la importación en el país: IVA adicional (20%), Ganancias (6%) e Ingresos Brutos (2,5%).
“Esto aumenta la carga financiera en 28,5%. Los tres pagos de estos impuestos son a cuenta, por eso no es tomado como costo aunque el importador financieramente debe afrontar esas erogaciones para retirar la mercadería de Aduana”, precisa Scarpetta.
Su estudio toma como referencia el caso de importación de 10 mil remeras clásicas y básicas de algodón desde China. Y concluye: “Antes de la reducción impositiva de marzo, la remera en Argentina tenía un costo unitario más impuestos de U$S 2,90, más alto que el de Brasil (U$S 2,63). En cambio, con la reducción arancelaria de textiles, Argentina pasó a tener un costo más impuestos de U$S 2,58, algo más bajo que Brasil y muy diferente aún al de Chile (U$S 2,06 tras impuestos).”

En Estados Unidos, en tanto, el costo unitario quedó en U$S 2,20 y en Europa, en U$S 2,35. Se trata, claro está, de mercados con un volumen muy superior al local.
“Argentina tiene aún un impuesto de importación elevado con relación a los principales mercados, aunque la reciente disminución emparejó los costos con países similares”, señaló Scarpetta.
Y concluyó: “Argentina tiene un IVA también más alto que los otros países analizados y recarga la importación con fines comerciales con otras cargas impositivas, como pago a cuentas que encarecen el proceso”.
Hay que recordar que estos aranceles no aplican en las importaciones intra-Mercosur.
Problema uno, no hay consumo; dos, precios desleales
En la mirada de ProTejer, la baja de aranceles integra un combo en el que operan otros factores que generan mayor inquietud a la industria.
“Lo más preocupante es que, si bien las cantidades importadas prácticamente se duplicaron, los valores en dólares crecieron mucho menos. Esto indica que muchos de estos productos están ingresando al país a valores significativamente más bajos que en 2024 e incluso por debajo de los registrados en los últimos 11 años. El valor promedio por kilo de indumentaria y confecciones en lo que va de 2025 es un 26% menor al de 2024, ubicándose en su nivel más bajo en comparación histórica”, analiza un reciente informe de la fundación.
Esta situación se asocia, aseguran desde ProTejer, a un contexto internacional con creciente excedente de producción textil, especialmente en Asia, como resultado de la caída de la demanda en mercados clave (producto de la guerra comercial y de regulaciones más estrictas en regiones como la Unión Europea y Estados Unidos).
“Este exceso de stock se está volcando en países con menores barreras comerciales, como Argentina, muchas veces a precios de descarte. Estos productos ingresan por debajo de los valores de mercado, lo que profundiza la competencia desleal y agrava el impacto sobre la producción local”, insisten.
La política de precios agresiva es facilitada por el tipo de cambio vigente, que otorga a los pesos mayor poder adquisitivo en dólares, incluso luego de que el último salto de la divisa atenuó en parte el fenómeno.
La industria nacional apunta que en los últimos meses el Gobierno nacional ha desmantelado herramientas de administración del comercio exterior, como los valores criterio de importación (precios de referencia mínimos utilizados para detectar subfacturación), la flexibilización de los controles aduaneros tal como la eliminación del canal rojo de fiscalización, la supresión del control aduanero del etiquetado de productos textiles y la eliminación de la declaración jurada de composición del producto, que exigía detallar los materiales que componían los productos.
Ante eso, la Nación asegura que lo que se busca es disciplinar los precios históricamente altos de la indumentaria en Argentina y dar al consumidor mayores alternativas de compra en variedad y precio.
El reclamo de la industria ante esta situación es la reducción de impuestos internos para poder competir en condiciones de mayor equidad. Y la necesidad de medidas que recuperen el mercado interno, ya que, aseguran los textiles y fabricantes de ropa, el principal problema del sector es el desplome de la demanda. Un dolor de cabeza por lejos mucho más grande que el que representan las importaciones.