En el universo del marketing digital, una de las recomendaciones más repetidas —y menos aplicadas— es la de mostrarse frente a cámara. No se trata solo de exhibir un producto, sino de ponerle rostro y voz a la marca para generar confianza en potenciales clientes.
El miedo a grabar un video suele compararse con el pánico escénico: esa incomodidad que produce hablar frente a un auditorio lleno. Está directamente ligada a la mirada externa y al temor por lo que otros puedan pensar. La clave para superarlo según los especialistas en marketing digital es exponerse gradualmente, ganar práctica y aprender a convivir con esa sensación sin que frene objetivos y aspiraciones.
No mostrarse puede tener un efecto contraproducente. Una cuenta de redes sin la presencia de quien está detrás puede percibirse como un espacio frío o “sin dueño”. El resultado: poca conexión y una audiencia que se olvida rápidamente. En cambio, cuando hay una persona visible y activa, el vínculo con el usuario se fortalece, aumenta la confianza y se potencia la recordación de la marca.
En un mercado saturado de opciones, ya no alcanza con competir solo en precio o calidad. La diferencia está en comunicar con inteligencia y creatividad, aprovechando al máximo las herramientas disponibles para mantener la vigencia y conquistar nuevos públicos.
Y no es una cuestión de edad: cualquier emprendedor o profesional que quiera abrir su negocio independiente puede hacerlo. Cada vez más personas adultas se animan a dar el salto al mundo digital y contar con un plan claro para mostrarse y comunicar en redes.
Quienes quieran dar el primer paso pueden sumarse a Sin Vergüenza, un programa que enseña a mostrarse en redes con autenticidad y estrategia, desde vencer el miedo inicial hasta grabar, editar y publicar los primeros videos.