Los salarios del sector privado vienen perdiendo la lucha contra la inflación. De acuerdo con los datos de la Secretaría de Trabajo de la Nación y de Indec, solamente desde marzo de 2018 hasta marzo de 2024 el salario real en el sector privado registrado se redujo un 22%. Esta caída se puede explicar en dos periodos: una disminución de 14 puntos porcentuales desde marzo de 2018 hasta noviembre de 2023, seguida de una reducción adicional de 8 puntos porcentuales desde noviembre hasta marzo de este año.
Por su parte, el sector informal y autónomo, que no cuenta con representación sindical, ha perdido aún más. En los últimos 6 años su salario real se redujo un 47%, explicado por una caída de 21 puntos porcentuales desde marzo de 2018 hasta noviembre de 2023, y el resto entre noviembre de 2023 y marzo de 2024.
En un mercado de trabajo con una estructura fuertemente heterogénea, donde el 52% de los trabajadores son informales o cuentapropistas, esta división se traslada en fuertes diferencias salariales por sector: la remuneración promedio de este segmento apenas llega a ser la mitad de lo que perciben aquellos en el sector más formal y dinámico.
Factores que afectan el poder adquisitivo
El poder adquisitivo se ve afectado por factores de distinta índole, pero el que se lleva el primer puesto es la inflación. En Argentina, la inflación ha sido persistentemente alta durante décadas: solamente en los últimos cuatro años acumula un aumento superior al 1.500%, lo cual se explica en gran medida por la práctica habitual de gastar por encima de lo que se recauda.
Otro desafío a abordar son las instituciones laborales que no se alinean con la dinámica actual del mercado laboral. La creación de empleos de calidad se ve obstaculizada por los elevados costos laborales que perpetúan la informalidad, así como también por la rigidez de los convenios colectivos que limitan la capacidad de negociación.
Cómo recuperar el salario real
Bajar la inflación y conseguir una macroeconomía estable es una condición necesaria para que los salarios dejen de deteriorarse. En consecuencia, es necesario no sólo tener una economía ordenada y dejar de gastar por encima de los ingresos generados, sino aplicar reformas estructurales que permitan gastar eficientemente.
El proyecto de la Ley de Bases, aprobado en Diputados y pendiente de aprobación en el Senado, aborda una serie de cambios en áreas impositivas, laborales, previsionales, administrativas, regulatorias y establece un régimen de incentivos para grandes inversiones (Rigi), pero aún resultan insuficientes.
La reforma laboral, que también está contemplada en la ley bases, representa un avance parcial hacia la necesidad de instituciones que fomenten la generación masiva de empleos genuinos y de calidad. Pero aún falta seguir trabajando en políticas que generen los incentivos adecuados y transformen la estructura del mercado laboral actual en una que promueva la productividad y el desarrollo económico equitativo.
Lograr reformas de este tipo no solo requerirá un liderazgo político sólido sino también capacidad para generar consensos y alianzas tanto en el ámbito legislativo como en el ejecutivo.
