¿Dónde está focalizada la expectativa de crecimiento económico para Argentina en el mediano y largo plazo? En cuatro sectores: agro, energía, minería e industria del conocimiento.
El dinamismo exportador de todos ellos sintoniza con el tipo de cambio bajo del esquema económico y su dinámica colabora a su vez a reforzarlo: prometen expansión y un fuerte ingreso de dólares en los próximos años, que mantendrá bajo el precio interno de la divisa.
Pero la expectativa positiva se combina con luces de alerta, y una de ellas apunta al empleo.
¿Cuál será el impacto sobre el mercado de trabajo de un tipo de cambio bajo? Un análisis de Idesa lo responde: agro, minería, energía y servicios informáticos generan el 10% del empleo asalariado registrado en empresas; contra el 25% que aportan la construcción y la industria y el 65% derivado del comercio y los servicios.
“Esos datos –analiza Idesa– muestran que los sectores con alta capacidad para generar divisas producen, relativamente, poco empleo: apenas uno de cada 10 puestos formales en relación de dependencia. El grueso del empleo urbano depende de sectores menos competitivos y por lo tanto el atraso cambiario tiene un impacto negativo sobre el empleo”.
Para Idesa, la forma de contrarrestar esto no es devaluar el peso, sino “impulsar reformas estructurales –las listadas en el Pacto de Mayo– para que los costos de producir en la Argentina bajen tanto o más de lo que se reduce el tipo de cambio”.
Fuera de Córdoba
En este escenario, otro desafío para la Provincia pasa por el asiento regional de los sectores que prometen crecer más a futuro. Entre los cuatro enumerados, el agro y la economía del conocimiento ya tienen un desarrollo local importante y cuentan con capacidad y apoyos para seguir expandiéndose.
Pero no sucede lo mismo con energía y minería; esta actividad está presente pero no con la dinámica que registra y promete en el noroeste argentino (NOA).
El impacto de esta nueva territorialidad ya se hace notar en el nivel de actividad económica, no sólo para Córdoba sino para otros distritos industriales como el Gran Buenos Aires. “Las actividades que lideran la recuperación tienen una distribución regional diferente a aquellas que todavía no repuntan. Información combinada de empleo y actividad económica nos indica que sólo en ocho de las 24 entidades subnacionales (provincias y Ciudad de Buenos Aires) la actividad recuperó el valor de junio 2022. En esas provincias vive apenas el 19% de la población; mientras que el resto reside en zonas que siguen sin recuperarse del todo”, señala un análisis realizado por la Facultad de Ciencias Económicas de Universidad de Buenos Aires, IIEP y el Conicet.
Córdoba está en el segundo lote, junto a Santa Fe y el Conurbano, entre otros distritos. En ese análisis, es la novena provincia con mayor variación negativa de la actividad respecto de 2022: -2%. Al ranking lo encabeza San Luis, con 3% abajo, seguida de La Rioja con casi el mismo indicador.
El comportamiento del empleo también se ve impactado por este patrón. Ante ese desafío, esfuerzos conjuntos entre el sector público y del Gobierno provincial como el enfocado en insertar industrialmente a Córdoba en la cadena de Vaca Muerte resultan estratégicos.
Santa Cruz, Neuquén y Chubut, las provincias donde hacen base dos tercios de los asalariados del sector de petróleo y gas, lideran el crecimiento en los últimos años. Las dos primeras hoy están 8% arriba que en el 2022 en materia de actividad.
Ciudad de Buenos Aires, en tanto, se beneficia por el actual patrón de crecimiento ya que allí se ubica el 45% de los empleos de intermediación financiera y servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler.
“La dispersión regional de la actividad se ve reflejada en el mercado laboral. Existe un patrón muy desigual entre jurisdicciones, que implica que mientras en algunas los ingresos laborales crecen, en otras siguen muy deteriorados”, continúa el trabajo de la UBA, destacando cómo la evolución salarial replica al mapa del empleo privado.