“Nunca fui habilidosa con las manos, pero logré manejar la técnica del mosaiquismo por perseverancia. Hoy, mi público es ese mismo: el que dice ‘no soy creativo’ y descubre que sí lo es”.
Lo dice Mariana Frascarelli en alusión a las cientos de personas –gran mayoría femenina- que colman sus cursos, compran insumos en sus tiendas y se suman entusiastas a propuestas como el Creativa Fest, un evento que acaba de congregar en Córdoba a 220 mujeres de todo el país para pasar un sábado confeccionando mandalas en grupo, cruzando sus historias y experiencias y descubriendo la propuesta de unas 15 marcas que se sumaron a la iniciativa.
Esta emprendedora bonaerense que hizo base en Córdoba desde 2009 estudió comercio exterior y durante varios años, viajó y vivió de su profesión. Pero al aterrizar y hacer base aquí, empezó a probar cosas nuevas haciendo cursos, y en uno de ellos –lo cursó en Buenos Aires–, probó el mosaiquismo.
“Me enganché mucho con la técnica y me di cuenta de que en Córdoba no había nada, era necesario viajar para hacerse de insumos”. Los genes emprendedores activos en su familia con tradición comercial se activaron y al poco tiempo Mariana traía a su profesora a dictar el taller a Córdoba, en el garaje de su casa.
Corría 2011, y desde entonces comenzó a edificar un negocio en torno a esta técnica artesanal que se base en crear figuras pegando trozos de mosaicos, venecitas y todo un abanico de elementos.
“Aunque empecé de manera simple, en mi caso, desde el vamos proyecté un negocio. En 2011 me animé al primer local, en Urca”, relata la emprendedora. Allí, combinada espacios para dictar los talleres de esa y otras manualidades con la venta de herramientas e insumos, una fórmula que con ajuste y uso de tecnología aún hoy mantiene.
Con el crecimiento llegó la mudanza a una locación mejor que hoy mantiene (Victorino Rodríguez 1441), y la apertura de otra sucursal en el Centro. A la vez, con el ingreso de sus hermanos, sumó dos locales en Buenos Aires: en provincia y otra en Villa Crespo.
“Al tener las fábricas más cerca que yo ellos revenden productos a gran escala, por canal físico y también online. Tenemos dos tiendas digitales, una en Buenos Aires y otra con base en Córdoba. Aquí son mosaicos y allá mosaicos y revestimientos”, señala Frascarelli.
Sucede que para la práctica de mosaiquismo, que requiere diversidad de colores, la demanda de productos es a una escala muy inferior que la que implican los trabajos de revestimiento en construcción. “Para esto último, por ejemplo, azulejos o venecitas se venden por metro cuadrado y pueden ser 2000 por metro. Yo las ofrezco en bolsitas de 25 unidades. Además intervengo azulejos con colores para que resulten más atractivos a este fin”, explica Mariana.
Y asegura que orientar la oferta de productos pensando en el público que realiza manualidades fue la clave para crecer, ya que se trataba de una demanda hasta entonces insatisfecha a nivel local.
Con las sucursales en Buenos Aires, esa cartera de clientes sumó arquitectos, diseñadores y gente de la construcción.
Del cara a cara al online
A medida que Córdoba Mosaicos crecía, el modelo de los talleres manuales “cara a cara” empezó a mostrar sus limitaciones.
“En 2019 empecé a interesarme por la modalidad online para seguir creciendo de otra manera. Los talleres presenciales tienen tope en cuanto a espacio físico e implican presencia. Decidí grabar los cursos en diciembre de ese año, y en marzo llegó la pandemia”, recuerda Mariana celebrando la iniciativa.
La cuarentena implicó una bisagra, como para tantos negocios. Incluyó el desafío de sortear una fuerte merma en las ventas –hasta su inicio, pasaban por su sede unas 220 alumnas por mes, con picos de 300- y luego la exploración, por parte de la emprendedora y casi de manera intuitiva, de otra variante de sus seminarios y vínculo con el público.
Todos los miércoles, comenzó a dar en vivo a través de Instagram en los que enseñaba cómo hacer mandalas con técnica de mosaiquismo usando los elementos que había en casa o los que los asistentes pudieran conseguir.
“Fue una experiencia increíble, la gente se sumaba y ponía en común cómo se sentía. Hicimos mil trabajos en todo el país”, relata.
En ese contexto, las manualidades se tornaron más que nunca una “excusa” para trabajar sobre el bienestar y desarrollo personal, algo en lo que Frascarelli también se formó y tiene interés.
Por un lado, siguió fortaleciendo su oferta de talleres por vía digital, hoy el único canal que trabaja en forma regular. Hoy inicia cada tres meses un curso que en general incluye cuatro módulos, uno por semana. Se desarrollan online pero con asesoría de ella a los participantes.
“Suelen arrancar 300 personas”, señala. Las tarifas van de 4 mil a 5 mil pesos, y ofrece también un kit de materiales a 5 mil pesos.
Del curso digital al evento nacional
El chispazo que cruzó mosaiquismo y desarrollo personas en aquellos vivos le quedó en la cabeza, y fue evolucionando como idea hasta derivar en el Creativa Fest.
Se trata de un evento presencial que congregó a 220 asistentes, 65 por ciento provenientes de otras provincias. Consistió en una jornada en la que, organizadas en grupos, las participantes confeccionaban una gran pieza de mosaiquismo. En paralelo, compartían desayuno y almuerzo, hacían networking y disfrutaban de sorteos y stands creativos montados por 15 marcas participantes, todas vinculadas a productos con la mujer como destinataria. Desde zapatos y vinos a mosaicos y decoración.
“Tuvimos una fuerte apoyo de la Agencia Córdoba Turismo que nos permitió asesorar a las asistentes para hospedarse en la ciudad, movilizarse y hacer paseos; además de ofrecerles descuentos en esos servicios. Lo que se generó en el fest fue increíble. El eje no pasó por la manualidad, sino por la felicidad que esa actividad y en especial el encuentro puede brindar”, relata la organizadora.
La entrada al evento (precio pleno 16.900 pesos) incluyó un kit de materiales completo a modo de souvenir, además de todos los servicios ofrecidos en el predio.
El éxito de la experiencia le aseguró una segunda edición, además de poner a la emprendedora a “cranear” el futuro formato para los talleres presenciales: “Quiero una fórmula más ‘slow’, más tranquila. Que a la vez rinda. Tengo ganas de empezar a viajar por Córdoba y otras provincias y proponer una actividad que se haga en grupo, y conecte naturaleza, aire libre y manualidades”.
