La visión de Juan Pablo Sánchez, el fundador y CEO de Bluebox, es una de las más respetadas en el ecosistema emprendedor de América latina, en especial en el corporate venture capital.
El empresario integra un selecto grupo de influencers que vincula, incuba, acelera y coinvierte en unas mil compañías por año.
Durante un mano a mano, en el marco del ciclo Voces que suman, Sánchez repasó lo que, a su criterio, es el GPS fundamental para un recorrido que permita quitarle la espuma a la innovación y volver a las bases, a los fundamentos que orientan a las decisiones y a una “práctica radical”.
En esa línea, describió la importancia de una cultura de innovación, con un nuevo mindset ligado a la ejecución. Esa es una condición absolutamente necesaria, pero no suficiente.
Estrategia en acción. “La innovación se alinea a la visión estratégica de las compañías, con el dónde vamos a jugar y cómo vamos a ganar. Ayuda a responder el cómo y para eso se necesita tener un pensamiento de hipótesis. La base fundamental de la innovación es pensar que todo tiene que ser validado. Entonces, tener un método es 100% importante”. Este punto ayuda al armado del producto mínimo viable (MVP).
Proteger las bases. “La innovación permite proteger el core de la compañía y también construir capacidades a mediano plazo. Hay que asignar los recursos idóneos y tener una metodología. Tiene que haber, además, el compromiso de la alta dirección. Es una visión de corto plazo para proteger el negocio; y de mediano plazo, para habilitar nuevas oportunidades de negocio. Eso es estrategia”.
Competitividad sin egos. “Estamos trabajando en una organización con un objetivo común, que es generar rentabilidad, hacer que crezca, que se vuelva más competitiva. Las decisiones no se toman desde la visión personal, sino desde la visión profesional, y es el dato el que tiene que guiar. Es importante tener presente que hay que aprender a aprender”. Este concepto de Sánchez apunta a entender la lógica de la gobernanza y de los roles.
Saber medir. “Tan importante como medir los resultados de la innovación es saber qué medir. Hay que entender tres variables fundamentales en el proceso. Primero, las actividades que se hacen para construir innovación y cómo esa innovación se está llevando al mercado. El segundo es la sanidad: ¿qué tan bien estamos haciendo las actividades? ¿A cuántas personas estamos alcanzando? ¿Cuál es la retroalimentación que logramos? ¿De dónde provienen los insights para tomar decisiones? Y tercero, el impacto que debe ser medido en una cifra económica.
Tasa de fallos. Está relacionado con el punto anterior. “Pensar que el 100% de los procesos van a ser exitosos no es innovación. La innovación realmente nos debe obligar a estar en las fronteras del conocimiento, de lo posible e imposible dentro de las organizaciones, y esas fronteras nos van a obligar a construir capacidades y conocimientos que van a costar. Ese costo son errores, fracasos. Tener tasas de fallo del 30% al 40% está bien”.
Tecnología para potenciar. “La innovación es humana. Al final, las tecnologías siempre van a tener contacto con personas. Me gusta pensar a la inteligencia artificial como un booster, un revolucionador de nuestras capacidades, un copiloto. El hombre más rápido del mundo, Usain Bolt, puede correr a 44 kilómetros por hora, pero si lo comparamos con una bicicleta, esta puede alcanzar velocidades mayores. Esa bicicleta es la tecnología que nos hace más óptimos, más capaces, y la persona con la tecnología nos permite llegar a más objetivos, más lejanos y con mayor impacto”.

Juan Pablo Sánchez, CEO de Bluebox
“Es fundamental en el proceso de retroalimentación de la innovación eliminar el ego en los tomadores de decisiones. Las respuestas no están 100% definidas, puede haber ciertos errores en el camino y, por lo tanto, hay que entenderlos, asumirlos, reflexionarlos; y sobre ellos, construir. El ego no debe de estar en la toma de decisión en estos procesos de gobernanza”.