“La razón por la que sólo uso remeras grises es que hay muchas investigaciones que muestran que tomar decisiones pequeñas, incluso las relacionadas a qué ponerte en las mañanas, pueden cansarte. (…) Entonces no voy a desperdiciar mi atención en tomar decisiones frívolas. Suena un poco tonto, pero es verdad y antes de que yo lo hiciera, lo hizo Steve Jobs y el presidente Obama”.
La declaración de principios pertenece a Mark Zuckerberg, creador de Meta (Facebook), adepto al uniforme personal apoyado en el más democrático y funcional de todos los básicos: la remera de algodón lisa.
La practicidad de este modo de vestir enroló en los últimos años no sólo a empresarios exitosos, sino también a políticos de todo el espectro ideológico que va de Horacio Rodríguez Larreta a Axel Kicillof (acérrimos cultores de la remera negra) y al público en general en todo el mundo.
Tendencias como la búsqueda de funcionalidad, simplicidad y la posibilidad de vestir de un modo más sustentable (con menor ritmo de recambio y consumo) hicieron que el cuello a la base y el uso de básicos en general se impusieran masivamente, en especial entre los más jóvenes.
El mundo nunca fue tan vasto para la remera y a ese potencial apostó el cordobés Pablo Custo, que inspirado también por necesidad personal terminó lanzando su propia marca de básicos en 2018.
“Yo soy de los que sienten un alivio enorme cuando su mujer les regala ropa, así me salva de ir a comprarla. El probador está muy cerca de generarme fobia”, relata este administrador de empresas que se declara fan del emprender. “Mi ‘uniforme’ siempre fueron las básicas, en especial las remeras. Y me costaba bastante dar con prendas de buena calidad y a precios lógicos. A partir de esa necesidad, que descubrí era bastante generalizada, fue ideando un negocio”, explica.
En 2016 promediaba en su paso por la administración municipal con un cargo temporal por cuatro años –fue asesor de un concejal del PRO– y, puesto a idear su proyecto de regreso al mundo laboral privado, decidió dar forma a Custore, la marca de remeras y prendas básicas que lanzó al mercado de manera sólo digital en 2018.
Oportunidad y omnicanalidad en el Centro
“Desde el arranque me apoyé en dos principios: la simpleza en el modo de vestir y en la experiencia de compra, y el compromiso con lo sustentable”, repasa. Casi al instante encontró buena demanda, y eso lo hizo animarse al canal físico en paralelo a la tienda online: “Comencé a vender en un local multimarca y al poco tiempo Custore llegó a aportarle el 80 por ciento de su facturación. Eso me estimuló a ir por el primer local propio”.
¿Dónde abrirlo? Custo tomó una decisión a contramano de muchos y eligió el Centro de la ciudad, un territorio que recuperó público de manera dispar en la pospandemia pero que, a la vez, se pobló de oportunidades en materia de locaciones y alquileres.
“Busqué un lugar céntrico pero de fácil acceso, pensando en que también funcione como punto de retiro del e-commerce. Por eso está en 9 de Julio 685″, explica.
Toda la estrategia de la marca dialoga de manera inteligente con la omnicanalidad: la curva de talles de las remeras se respeta a rajatabla en su confección, lo que permite al consumidor conocer con exactitud su talle y repetir compras sin medirse.
“En la web, hacemos foco en ofrecer un pack de tres remeras básicas en blanco, negro y gris a 13.500 pesos, un precio muy competitivo por la alta calidad de las prendas. El cliente que ya probó se fideliza y las encarga con un clic. Tenemos una taza de devolución bajísima”, revela el emprendedor.
Mil remeras mensuales
El buen desempeño del primer local puso combustible al plan de crecimiento y al ingreso de dos socios a la marca: Franco Festa y Daniel Claro. El trío abrió hace un mes dos nuevos locales en simultáneo: uno en el corazón de la Peatonal y otro en Nueva Córdoba.
Desde el inicio, Custore elabora todos sus productos en talleres tercerizados ubicados en Córdoba con insumos fabricados por la textil argentina Ritex. Mantener una estructura productiva sólida y estable, con personal calificado, es todo un desafío hoy en el país.
“Hay mucha escasez de trabajadores porque una cuota importante de ellos, oriundos de Bolivia y Perú, regresaron a sus países o se mudaron a Brasil, ya que dejó de resultarles conveniente trabajar en Argentina. Estamos avanzando, como muchas marcas, en un proyecto de desarrollo de taller propio con aliados, pero es algo que lleva tiempo”, adelanta Custo.
Este cuello de botella es uno de los factores que explican la fuerte suba de precios que acusa la indumentaria en general.
De todas maneras, la etiqueta está logrando fortalecer una cadena que le permita seguir creciendo y sostener un ritmo de fabricación de mil remeras mensuales.
Su abanico de productos incluye tres modelos de esa prenda en mangas cortas y largas, en los tres colores básicos, más dos tonos extra por temporada (este verano son verde militar y arena). También ofrece boxers y medias, pantalones jogger de gabardina, buzos y gorras.
El consumidor promedio es un varón de 24 a 44 años, aunque llega a otras edades e incluso a mujeres. Para ellas, tiene un plan un lanzamiento especial de remeras en 2023.
Franquicias baratas y de rápido recupero
Desde su tienda digital, Custore llega con productos a todo el país, con fuerte demanda en Rosario y Ciudad de Buenos Aires.
En 2023, la meta es crecer fuerte apoyado en el modelo de franquicias, que saldrá a la venta en julio.
“Estamos diseñando un concepto de franquicia accesible y con un recupero mucho más rápido de la inversión: queremos que sea en ocho a 10 meses, cuando el promedio en el sistema es en 18 meses”, desafía Custo.
El objetivo es fijar el precio entre los 12 mil y 15 mil dólares para el formato de local tipo, de entre 30 y 40 m2. Los socios también ofrecerán un córner para anexar a comercio o una isla para shoppings a menor precio.
Y se tienen fe: “Nuestra expectativa es poder llegar a tener locales en todo el país bajo el modelo franquicias”.
