¿Qué tienen en común un afiche de Lionel Messi, una mascota que puede competir en un juego virtual, un tuit y un cuadro de autor? Son elementos de rubros muy diferentes, pero todos basados en la misma tecnología que permite que se puedan poseer, comprar y vender, con mucha seguridad.
En el mundo físico, hacer estas transacciones puede ser engorroso, pero en el mundo virtual la cosa no sólo se simplifica, sino que se torna mucho más segura con la joven tecnología blockchain (cadena de bloques).
Es la tecnología que nació con bitcoin y que permite registrar transacciones en un libro contable digital inalterable. Brinda, además, la posibilidad de crear criptoactivos que tienen un registro seguro, trazable y que no se puede alterar.
Así nacieron los tokens no fungibles o NFT (por sus iniciales en inglés), activos únicos que no pueden subdividirse y cada uno tiene un valor diferente.
Si vemos las analogías entre el mundo cripto y el físico, los NFT pueden equipararse a los bienes y las criptomonedas, al dinero fiduciario (basado en la confianza de la comunidad).
Coleccionables
En marzo, el mundo del arte se revolucionó cuando la famosa casa de subastas inglesa Christie’s vendió una pieza totalmente digital por 69,35 millones de dólares. Se trata de una obra del artista Mike Winkelmann (conocido como Beeple) que compila en un collage miles de imágenes realizadas en 13 años de trabajo y que se denomina Los primeros cinco mil días.
El astro argentino de fútbol Lionel Messi también se sumó a esta tendencia. En agosto lanzó una colección de NFT llamada “Messiverse”, compuesta por cinco obras de arte digital creadas por el artista BossLogic (conocido por afiches para Marvel).
En febrero, un gif (imagen animada) de Nyan Cat, el meme de un gato con cuerpo de galleta volando, se pagó más de 500 mil dólares; y Jack Dorsey, fundador de Twitter, vendió su primer tuit por 2,9 millones de dólares.
Hace poco se conoció que en Panamá miles de familias tienen como modo de vida participar de Axie Infinity, el juego digital que es furor en todo el mundo, incluida la Argentina, basado sobre blockchain.
Para jugar, los participantes deben comprar o alquilar axies, unas mascotas que comienzan como un huevo y se pueden entrenar para que adquieran habilidades y mayor valor.
En el mundo gamer es habitual la compra y la venta de personajes, accesorios, armas y recompensas de distintos juegos, pero la novedad en este caso es que se trata de NFT.
Nuevas consumos
“Los NFT resguardan la propiedad intelectual de una obra inédita. Al ser no fungible, no hay otro igual, pero además tiene las características de blockchain: se puede resguardar algo de por vida, es auditable, trazable, perdura en el tiempo, se puede transferir”, explica José Trajtenberg, socio de Xcapit.
La fintech cordobesa está lanzando su billetera de criptomonedas y ofrece una NFT gratis en conmemoración de la independencia de México.
“Uno se puede imaginar el NFT como una ficha digital en la que se almacena información sobre la autenticidad y la originalidad del bien o el activo digital”, agrega Juan Pablo Scheinsohn, desde Aura, una galería de arte NFT que funciona como un market place (plataforma de comercio electrónico) de obras digitales seleccionadas.
Además de los ejemplos mencionados, esta tecnología también se puede aplicar a una canción, un poema, un libro y hasta un tuit. Como cualquier objeto de colección (desde un sello postal, una carta o un cuadro), los NFT tienen el valor que les otorgan las personas.
Esta herramienta abre nuevas posibilidades en muchos sentidos. Por un lado, para los autores: “Aplicado a las artes, da la posibilidad a los creadores de comercializar su trabajo en un mercado global, sin depender del mercado local”, puntualiza Scheinsohn.
Pero Trajtenberg también agrega las posibilidades del lado de los usuarios y de los consumidores. “Es interesante que con esto cualquiera puede tener en su billetera una obra de arte. Esto permite diversificar un portafolio de inversión. Está en línea con la democratización. Y el consumo es distinto: puedo tener un cuadro en el celular o exponerlo en algún formato (como un televisor o pantalla), compartirlo con otros o guardarlo. Pero siempre se va a saber quién es el dueño del certificado digital”.
Lo cierto es que los casos de mayor monto son los más espectaculares, pero esta tecnología abre la puerta a muchos y diferentes modelos de negocios de todos los tamaños. El desarrollo aún está en etapa embrionaria, pero tiene una potencialidad que iremos viendo en los próximos años.
