En la Puna salteña, Mansfield Minera anunció una inversión cercana a los U$S 60 millones para la extracción de oro. En Catamarca, United Mining Projects Corporation, de Emiratos Árabes Unidos, a través de su filial Marhen Lithium, dijo que invertirá U$S 550 millones en Río Grande para la producción de litio. En Mendoza, Genneia anunció una inversión de U$S 250 millones en parques solares para energías renovables. Y ni qué hablar de Neuquén, que proyecta inversiones para este año por U$S 10 mil millones en el complejo de producción de gas no convencional en Vaca Muerta, superando los U$S 9 mil millones puestos en 2024.
En febrero, la evolución de la economía nacional medida a través del estimador mensual de actividad económica (Emae) registró un crecimiento de 5,7% interanual y se ubicó 1,8% por encima de agosto de 2023, el momento previo al inicio de la recesión que marcó el final del gobierno de Alberto Fernández y el principio de la administración de Javier Milei.
¿Por qué esta recuperación no se está sintiendo en Córdoba? Básicamente, porque la recomposición de la actividad económica en Argentina está liderada por industrias como petróleo, minería, energía, pesca, bancos y otros rubros de poca incidencia en la provincia.
En cambio, los pilares de la economía cordobesa, como el comercio, la agroindustria y la cadena metalmecánica y autopartista, no pasan por su mejor momento.
El Gobierno nacional logró controlar la inflación, pero con una fuerte contracción monetaria, lo que afecta a la industria y al comercio que viven del mercado interno, y con la contención del tipo de cambio con el dólar, lo que reduce la competitividad de los exportadores.
“La economía de Córdoba está basada en el comercio y en la exportación, dos sectores entre los más afectados. Hay que recordar que los precios de los principales granos, como trigo, soja y maíz, entre 2022 y 2023 registraron valores altos, pero después cayeron en un contexto de mayores costos en dólares. Las provincias mineras y petroleras y las zonas como Vaca Muerta tienen rendimientos muy altos, esta política no impacta tanto; el resto de las provincias están más complicadas”, señala Jorge Day, economista senior del Ieral Mendoza.

Consumo en baja
El consumo en Córdoba, por ejemplo, se ubicó en abril 6% por debajo del mismo mes del año pasado, según la Cámara de Comercio de Córdoba. Por lo tanto, en este rubro, son pocos los que se animan a crecer.
“Hemos recuperado unidades perdidas, lo cual nos permite mirar con un poco más de entusiasmo el año. En marzo, la caída había sido de 6,5% interanual. En abril estamos proyectando una baja de 5,9% a 6%; si bien tuvimos una Semana Santa que ayudó a mover mercadería y hay pequeños indicios de un atenuamiento en la caída de unidades, está claro que no hemos salido de la contracción, el consumo no se ha recuperado totalmente. Esto no es un problema de Córdoba; en el Litoral, en el NOA y en el NEA, la baja es aún mayor”, señala Víctor Palpacelli, presidente de Almacor y de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (Fasa).
Una razón clara, advierte el empresario supermercadista, es que el poder adquisitivo de los salarios no se recuperó todavía.
Según datos del Ieral, de la Fundación Mediterránea, los salarios del sector privado en Córdoba crecieron 14,7% (descontadas la inflación y la estacionalidad) desde enero de 2024 hasta enero de este año. Pero, comparados con junio de 2023, apenas subieron 1%. Los promedios siempre esconden los que están por debajo y por encima, por lo cual todavía hay muchos golpeados en su capacidad de pago. De hecho, los trabajadores cordobeses del sector público están 15% abajo en relación con mediados de 2023.
“Hay datos globales de un repunte muy fuerte que sorprende, como la venta de vehículos 0 km. El consumo no se ha recuperado porque el poder de compra de los salarios se derrumbó y la recuperación viene lenta; a su vez, ahora debe hacer frente a un mayor costo de la energía, de la salud privada y de otros servicios; además, el argentino ahora gasta más en viajar y comprar afuera cosas que antes consumía en el país”, agrega Day.
La producción a media máquina
La industria es otra de las actividades a la que le cuesta adaptarse al nuevo escenario económico, caracterizado por menos competitividad y rentabilidad, factores que también desalientan la inversión.
“Está claro que no se puede corregir tantos años de desbarajustes en tan poco tiempo, y que si no se reorganiza la macroeconomía no tiene sentido hablar de la microeconomía. Pero hay una suba importante de los costos que aprieta a la producción, pero que no se puede trasladar a los precios porque la demanda no está fuerte. Si este proceso político sigue, la economía entrará en un marco de mayor racionalidad, pero que no está exento de problemas”, advierte Luis Macario, presidente de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).
Según el dirigente, la industria de los alimentos en el primer trimestre se ubicó en el mismo nivel que el período octubre-diciembre del año pasado, un logro sobre la base de promociones que resignan rentabilidad.
La industria del plástico trabaja con un nivel de ocupación de la capacidad instalada en torno del 55% al 60% y con la misma queja en cuanto a los costos.
Las terminales automotrices registran ventas importantes. El primer cuatrimestre logró el mayor crecimiento en patentamientos en siete años, casi 84%, con 216.458 unidades; en Córdoba, las ventas de 0 km casi se duplicaron (el salto fue de 98,9%), con 24.285 patentamientos. Pero, hace un año, los vehículos importados representaban el 40% de las ventas; en abril pasado treparon al 55%. La noticia de que Nissan deja de fabricar a fin de año en la planta de Santa Isabel y empieza a traer su pick up Frontier de México es una muestra de lo que esto implica.
La minería, que en todo el país crece de la mano del oro y del litio, en Córdoba permanece estancada y trabajando al 45% de su capacidad. Sucede que la industria local está dedicada a la molienda de piedra y áridos, dos insumos afectados por el parate de la obra pública.

“Doble Nelson” a la agroindustria
La famosa llave que aplica el luchador a su contendiente, la “doble Nelson”, es aplicable a la situación de la agroindustria: precios de los granos en baja en el mundo y retenciones a las exportaciones que volverían en la segunda mitad del año, según el propio presidente Javier Milei.
“Los niveles de rentabilidad del productor son nulos y en algunos casos negativos. En el Hemisferio Sur, las cosechas de granos gruesos son buenas, hay oferta, pero la demanda marca precios a la baja dada la alta incertidumbre que genera la política de aranceles de Donald Trump”, reseña Macario.
En esta coyuntura, no pocos productores de soja de la zona centro de la provincia se volcaron al maní, lo que generó un exceso de producción que también socavó estos precios.
Este escenario complica directamente a la industria de la maquinaria agrícola, que actualmente trabaja al 68% de su capacidad instalada. En este sector, no hubo despidos, pero se terminaron las horas extras y aumenta la preocupación por la medida de permitir el ingreso de maquinaria usada, antes prohibida, que ahora se va a poder importar pagando derechos de 35%, el máximo que permite la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La dificultad de entender el nuevo contexto
En estricto off the record, muchos empresarios locales se quejan de que en Córdoba “no se están haciendo negocios”, “no hay nuevas inversiones” y “no se están generando nuevos proyectos”. De hecho, no son pocos los empresarios que han salido a recorrer otras provincias, principalmente las petroleras, para entrar en otros mercados.
Al sector privado de Córdoba le está costando adaptarse a una economía con menos dinero en la calle y con márgenes de rentabilidad acotados.
“El gran desafío que tiene la industria es la productividad, entender que el país ha cambiado, que no va a haber devaluación ni altas tasas de inflación que borran ineficiencias”, previene Macario.
Por supuesto, agrega el dirigente industrial, la agenda de la competitividad también pasa por el sector público, por reformas impositivas, que eliminen gravámenes distorsivos, y laborales, que reduzcan los costos de la industria del juicio y del ausentismo.
“Hay que disminuir la presión fiscal tanto a nivel nacional como provincial y municipal; en los alimentos que se venden en los supermercados, la mitad del precio está compuesto por impuestos y en la vestimenta llega al 53%”, añade Palpacelli, quien, pese a los problemas, descarta un achicamiento en el supermercadismo.
La actividad económica avanza en forma lenta y heterogénea, con diversidades que por ahora no favorecen a Córdoba.
Esta realidad heterogénea va a continuar el resto del año, pero con un factor nuevo que genera expectativas positivas, según advierte Francisco Ballester, director de análisis económico de Ecosur, la fundación de estudios económicos de la Bolsa de Comercio de Córdoba.
“La liberación del mercado de cambio, con remoción del cepo, es un impulso que ayuda al crecimiento. Las reglas están más claras hacia adelante, el mercado está más ordenado para cualquier actividad económica, lo que va a beneficiar la inversión en algunos sectores determinados, siempre teniendo en cuenta que el objetivo principal sigue siendo la baja de la inflación”, previene el economista.