En su primer año, el “modelo Milei” de ordenamiento macroeconómico ayudó a la economía del conocimiento (EDC) a seguir consolidándose como el sector vital y estratégico que es para la economía argentina.
Este entramado de actividades que generan valor a partir de la información y del conocimiento, y que tienen entre sus rasgos centrales la innovación, el uso y desarrollo de tecnología y el empleo de capital humano de alta calificación, tuvo un excelente 2024: exportó por casi U$S 9 mil millones, un sorprendente salto del 15,5% respecto de 2023. Así, se fortaleció como el tercer complejo exportador argentino, responsable del 9,2% de las ventas externas.
Los datos provienen del último informe elaborado por Argencon, la entidad que aglutina a compañías del sector. El trabajo destaca otro “poroto” anotado: en un contexto en que los dólares generados de manera genuina vía comercio exterior se cuentan como agua en el desierto, la EDC logró un saldo favorable de U$S 1.314 millones. Su crecimiento le permitió hacer crecer el empleo un 3% interanual en 2024, todo un hito en un mercado laboral donde los puestos formales y bien remunerados retrocedieron.
Para este complejo que abarca la labor de empresas tan diversas como Globant, Bagó, Paramount o Mercado Libre –sólo por citar algunos ejemplos–, el esquema de “superpeso” diseñado por Javier Milei fue todo lo contrario a un dolor de cabeza: provocó una suba de los salarios en el sector del 45% en dólares respecto de 2023.
Ese aumento impulsó los precios y, así, la facturación de las empresas en un sector donde la masa salarial representa el 70% del costo de producción de la mayoría de ellas. “El mercado global –en plena expansión– pudo absorber ese incremento”, destaca el informe llamado “Argenconomics”.
Al colocarse en segmentos de calidad alta y media, la oferta argentina logró seguir siendo competitiva, aunque tampoco hay que abusar, porque el margen para subir precios se agotó, advierten desde Argencon, siguiendo de cerca el tipo de cambio de este año.
La mejora en dólares de los salarios curó a la EDC –en especial, en todo lo asociado al software– de otro de sus grandes males: la permanente rotación de recursos humanos. Hasta hace dos años, y al calor de la brecha cambiaria, estaba subido a esa calesita el 30% de los planteles, un nivel tres veces mayor que el promedio mundial.
El movimiento aminoró y hoy está en torno del 10%, en línea con parámetros internacionales. “La mayor retención de los planteles técnicos tiene un sensible efecto positivo sobre la constitución de los equipos de trabajo, sobre la curva de aprendizaje basada en la experiencia on the job y sobre la posibilidad de abordar proyectos de mayor valor agregado”, destacan las empresas.
Territorio de oportunidad femenino
En asociación libre, cuando se habla de EDC lo primero en lo que suele pensarse es en software e informática. Sin embargo, durante 2024, de cada 10 dólares que exportó la EDC, más de seis provinieron de la venta de servicios empresariales, profesionales y técnicos, y casi tres de ellos, de la asesoría jurídica, contable y en administración.
Este último segmento, donde Argencon ubica a casi 107 mil trabajadores, incluye la operación de empresas como Accenture, PWC, Deloitte, EY, entre otras, convertidas en verdaderas usinas de profesionales de contaduría, de abogacía, de administración, de economía y de recursos humanos de Argentina que trabajan para el exterior.
En todo ese nicho, y a diferencia de lo que pasa en la industria del software, la brecha de género es mucho más tenue o incluso inexistente, destacan desde Argencon.
“Nuestro plantel tiene mayoría de mujeres”, aseguró Eduardo Gil Roca, socio de PWC, en referencia al plantel de 3.800 profesionales que desde el país trabajan directo para la compañía en el exterior, un negocio que hoy tiene mayor tamaño que el de PWC enfocado en el mercado argentino.
Lo mismo sucede con Accenture, la compañía norteamericana que emplea a más de 13 mil personas (al menos, 600 en Córdoba) y tiene el 51% de su plantel femenino y una CEO mujer en el país: Sofía Vago.
Según datos de Argencon, en el universo de servicios empresariales profesionales y técnicos de exportación, el 52,6% son mujeres. Es el único aglomerado en la EDC con mayoría femenina.
Políticas de género empresariales proactivas y una demanda de perfiles profesionales y habilidades (como dominio de inglés) nada ajenos a las mujeres convierten a esa zona de la EDC en un verdadero territorio de oportunidad femenino. Para mejor, se trata del capítulo con mayor potencial exportador en el corto plazo, debido a la disponibilidad de talento.
Esa realidad contrasta fuerte con el techo del 30% que la participación femenina no logra penetrar en la industria del software. Esta semana, la organización Mujeres en Tecnología volvió a alertar sobre ese estancamiento en Córdoba (27%) y convocó a legisladores y a distintos referentes del ecosistema para unir esfuerzos en combatir la brecha de género. Hay acuerdo en hacerlo; ojalá también existan acciones concretas.