A mediados de los ‘90, en Córdoba, un emprendimiento familiar encabezado por el ingeniero electrónico José Luis Chico Varela dio como origen una fabricante de balanzas que, en pocos años, pasó a liderar el mercado nacional. Entre 2010 y 2014, se ocupó de sumar tecnología, iniciando un camino de innovación y competitividad.
Actualmente, Systel se piensa más como tecnológica que como fabricante de balanzas. El resultado de este cambio se empezó a ver días atrás. Luego de cuatro años trabajando con inteligencia artificial (IA) e incorporándola en distintos procesos productivos, la firma lanzó al mercado “Detect”, la primera balanza comercial de Latinoamérica capaz de reconocer de manera automática el producto en el momento del pesaje.
Empapados de todo el conocimiento generado puertas adentro para este primer desarrollo, ahora desafían los límites de las prestaciones de nuevos productos con los que buscan competir con los grandes jugadores mundiales de ese mercado.
Matías Monea, CEO de esta pyme cordobesa líder en el negocio soluciones de pesaje, adelantó a La Voz los próximos proyectos en los que ya están trabajando.
–¿Cómo surgió el desarrollo de este producto?
–La idea de pasar de IA aplicada en los procesos a IA aplicada a un producto surgió en nuestro Comité de Innovación, pero no sabíamos muy bien cómo comenzar. Sí teníamos claro que queríamos que la balanza detectara en forma automática lo que uno estaba pensando, por todos los beneficios que eso podía traer al consumidor en términos de practicidad, de rapidez, y al entorno del supermercado también pensando en el autoservicio. Al principio exploramos el desarrollo a través de empresas tercerizadas, hasta que nos dimos cuenta de que estaba bastante en pañales el tema y decidimos encararlo en forma interna, por suerte con mucho éxito, no solamente por el producto en sí, sino por todo el conocimiento que generó puertas adentro este desarrollo.
–¿Por qué?
–Este proceso dejó competencias que hoy nos permiten pensar en incorporar IA a los próximos lanzamientos de productos para el retail, con algunas otras características además de la detección de imágenes.
–¿Características como cuáles?
–Que el producto pueda aconsejarte cosas dependiendo de tu rango etario, de tu preferencia de compra. Por ejemplo, si comprás frutillas, que te recomiende llevar crema; o que si pesás bananas, te recomiende comprar dulce de leche, o que te haga sugerencias sobre la base de las promociones que pueda tener el supermercado ese día.
–¿Para todo eso tienen un área de investigación y desarrollo?
–Sí, el 20% de nuestro personal trabaja en I+D. Ese siempre fue un poco el ADN de Systel. El socio accionista y fundador de la empresa tiene una experiencia técnica muy importante, él es ingeniero electrónico, así que desde los inicios se abocó al desarrollo de productos.
–En el mundo, ¿hay otras balanzas similares?
–A nivel regional, no. Somos la primera empresa en toda Latinoamérica en aplicar esta tecnología. A nivel mundial, sí existen otras opciones, son de empresas de primera línea, que empezaron el desarrollo casi en simultáneo con nosotros. El primer prototipo que yo vi en una feria fue en Frankfurt, Alemania, en el mes de marzo de 2023. La empresa estaba lanzando un primer prototipo y, para ser sincero, en ese entonces, el de ellos dejaba bastante que desear. Era un producto que no reconocía todo lo que pesaba y que tardaba varios segundos en detectarlo.
–¿Les preocupa la mayor facilidad que hay hoy en materia de importaciones?
–A nivel mundial, actualmente somos muy competitivos en tema costos y, por ende, en precios. Productos similares se ofrecen en Europa y en Japón en el orden de los U$S 4.500. Nuestro producto tiene un precio de U$S 2.500, casi la mitad. Con lo cual va a ser difícil competir con nosotros por los buenos costos que tenemos.
–Entonces es un producto altamente exportable…
–Y en eso estamos. Fuera de Argentina, Systel tiene filiales comerciales propias en San Pablo, Brasil y en Ciudad de México, y como el equipo ya está homologado en esos dos países, estamos negociando con cadenas de allá para poder ofrecerlo.
–¿Esas filiales son meramente comerciales o también hay fabricación?
–Por el momento, sólo comerciales. Son filiales jóvenes, la marca todavía tiene que posicionarse fuertemente como en Argentina. Allá la competencia es mucha y hay empresas de mucho peso, pero no tienen inteligencia artificial incorporada, al menos no de esta manera, con lo cual es una puerta de entrada interesante.
–¿Cómo es competir en Brasil con productos fabricados en Córdoba?
–Estamos trabajando desde 2017 con una empresa socia. De a poco, nos vamos haciendo conocidos por las propuestas tecnológicas que son bien vistas. Nuestros productos tienen características diferenciales en Latinoamérica, lo cual nos abre puertas. Sin embargo, en Brasil, no contar con el “made in Brasil” pesa mucho, para el brasileño es un limitante a la hora de escalar ventas. Por eso estamos planeando desembarcar con una unidad productiva en el vecino país.
–¿Sería una unidad de terminación de productos, de ensamble?
–En realidad, pensamos en algo más integral. Los vaivenes de Argentina, esta dicotomía entre ser una economía totalmente cerrada y luego una más normal y abierta nos plantea el hecho de sacar un poco los huevos de la canasta productiva de Argentina para no tener este estrés diario de fijarse cómo cambian las reglas de juego en el Banco Central, o cuáles son las nuevas limitaciones para pagar a los proveedores externos, entre otras. Eso nos inclina mucho a pensar en producir fuera del país. Pero siendo optimistas, estamos hablando de que eso puede ser en un plazo de tres años.
–¿Qué porcentaje del producto final son componentes o materia prima importada?
–En el mejor momento, el mix fue 60% de insumo importado y 40% nacional. Hoy estamos en un 50%-50%, y vamos camino a comprar nuevamente mayor volumen al exterior, y digo volviendo porque en 2023 hubo una restricción muy fuerte, a partir de lo cual tuvimos que reemplazar mucho proveedor internacional. Llegamos a tener prácticamente el 75% de nuestra compra de insumos en el país, con una relación en costos que llegó a ser 7 a 1 más cara que comprarlo en China, en India o en Israel.
–Teniendo ya una filial comercial en México, ¿qué falta para cruzar a Estados Unidos e ingresar a ese otro enorme mercado?
–La verdad es que poco. Ese proyecto está vivo desde hace un tiempo y estamos por comenzar a homologar productos para el mercado estadounidense a principios del año que viene. Por supuesto, cada mercado requiere que se adapten los productos a los usos y costumbres, y a la legislación de cada país. Estamos culminando este año con la preparación del primer set de productos que tenemos pensado comercializar en Estados Unidos, en una primera fase, a través de distribuidores.

–¿O sea que primero harían alianzas comerciales?
–Sí, el plan de negocio de Estados Unidos ya está definido, con lo cual esperamos poder activarlo a partir de 2026. Sería nuestro primer gran salto fuera de Latinoamérica; creemos que nuestro gran salto cualitativo se va a dar cuando entremos en Estados Unidos y en Europa. Ahora, por una cuestión de idiosincrasia, la decisión fue primero avanzar en Brasil y en México, para luego llegar a mercados más grandes. Estamos confiados en que tenemos tecnología para competir de igual a igual con las mejores marcas.
–¿Y la fábrica está preparada para abastecer esos mercados?
–Sí, Argentina está preparada para atender al mercado estadounidense. Hoy estamos trabajando solamente en un turno, y con eso estamos abasteciendo bien el mercado argentino y a Brasil y a México. Con lo cual podremos seguir agregando turnos productivos para poder alimentar esos otros mercados.
–¿Cómo imagina la evolución de esta industria en los próximos años?
–A nivel proceso y a nivel producto, estimamos que va a haber un salto tecnológico muy importante y por eso nos estamos preparando, introduciendo IA en todas las áreas de nuestra compañía. Hoy te diría que desde el área de recursos humanos hasta el área de producción, en la que parece que esto es más natural, hay procesos en los cuales nos estamos apoyando con inteligencia artificial. Y va a ser vital que los productos, más allá del output de una balanza que es el peso, puedas acompañarlo con otro tipo de valor. Tenemos proyectos fuera del pesaje comercial, por ejemplo, para lo que es pesaje humano, al cual le vamos a estar agregando muchísimas más características de la que sólo te da hoy la balanza de una farmacia. La idea es que la persona pueda interactuar con una app en su teléfono y pueda seguir su peso en el tiempo, que informe variables como el IMC (índice de masa corporal), en fin, empezar a agregarle más valor tecnológico a los productos fuera de lo que es el pesaje.
–¿Systel también fabrica balanzas para personas?
–Tenemos balanzas para pesaje industrial, que pueden pesar hasta 300 kg. Contamos también con productos para pesaje humano, como balanzas neonatales y de adultos. Y complementamos con otras líneas para el canal gastronómico. A su vez, contamos con producción de cortadoras de fiambre, cutters o procesadoras de alimentos, y etiquetadoras.
–¿Desde hace cuánto está en la conducción de Systel?
–Desde marzo de 2020. Yo son de Buenos Aires; me mudé a Córdoba en febrero, un mes antes de que arrancara la pandemia.
–Justo antes de las restricciones.
–Sí, fue estresante porque era algo desconocido. Yo venía de trabajar para un grupo alemán. Allá, en Europa, la pandemia arrancó primero, con lo cual tuve la suerte de que mis exjefes y colegas me contasen un poco cómo habían aplicado distintos protocolos, con lo cual te diría que para el 20 de marzo teníamos ya nuestro protocolo armado.
–¿Qué es lo que más le entusiasmó de Systel?
–Su internacionalización, tiene un producto de vanguardia y una visión muy clara de lo que debe hacer.
–¿Cuál es esa visión?
–Ser líderes en la transformación tecnológica, haciéndola de forma rentable y sustentable en todos los mercados en los que estamos. Ya no nos definimos como una empresa de pesaje, o como una empresa concentrada en el pesaje, corte y etiquetado, sino que estamos pensando más en grande, haciendo que el ADN de la empresa, que es la innovación y la tecnología, sea nuestro leitmotiv.
Tenis y handball, deportista federado
Nombre. Matías Monea.
Casado con. Lourdes.
Hijo. Facu (7).
Le gusta. El deporte. De chico practicó tenis y handball federado. Y le encanta el fútbol.
Cargo. CEO.
Empresa. Systel.
Colaboradores. Tiene 115 en total, 105 en Argentina y 10 en el exterior. Cuenta con un equipo gerencial en Argentina y un equipo de colaboradores en México y en Brasil.
Producción. Fabrica en promedio 6.000 equipos por mes. Produce balanzas comerciales para pequeños negocios y retail (incluida la nueva línea Detect), para pesaje humano y para cargas de hasta 300 kg.
Exportación. Vende al exterior el 15% de la producción.
Web. www.systel-global.com.