Tras 18 años en el gigante tecnológico argentino Globant, Gabriel Allasia decidió salir de la comodidad y abrirse nuevos caminos. Desde su rol en la apertura y crecimiento de la oficina de Córdoba hasta su participación en adquisiciones en distintos lugares del mundo, Allasia fue parte de la transformación de Globant de una startup (emprendimiento de base tecnológica) a una compañía pública (sus acciones cotizan en la Bolsa de Nueva York) y a un unicornio.
A los 50, decidió capitalizar ese conocimiento y volcarlo al asesoramiento a empresas y a convertirse en un inversor ángel, como se conoce al que apoya con capital, conocimiento y gestiones concretas a las startups. Invierte en seis emprendimientos y acaba de ser elegido presidente de Addventure Comunidad de Inversores Ángeles, una organización clave para el ecosistema emprendedor en Córdoba.
–18 años en Globant, toda una vida profesional, ¿no?
–Sí, 18 años. Me uní a Globant en 2006 en Buenos Aires. Soy cordobés, pero estaba viviendo allá en ese momento.
–De San Francisco, ¿cierto?
–Nací en San Francisco. A los 14 años vine a Córdoba porque mi papá era bancario y lo trasladaron. Me recibí de ingeniero en sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional Córdoba en 1999. Antes de terminar la universidad, estuve ocho meses en Alemania, de intercambio, trabajando para Mercedes Benz. Volví, me fui a Buenos Aires a trabajar en Telefónica Móviles. Viví toda la transformación de Unifon a Movistar, cuando Movistar adquirió Movicom. Telefónica Móviles me envió a Chile unos meses para liderar la implementación de un sistema en el que yo era experto. Y después, buscando nuevos horizontes, descubrí Globant que en 2006 era una startup, éramos 200 personas.
–El inicio de un crecimiento impactante.
–En 2008, empecé a plantear la idea de abrir Globant Córdoba, como intraemprendedor. A principios de 2009 lo concretamos. La oficina empezó a tener más proyectos, más gente. En 2010 volví a Córdoba, primero con un régimen de viajes muy intenso porque siempre tuve doble rol. Por un lado, lideraba y construía la oficina en Córdoba. Pero además, a nivel global, fui vicepresidente de Operaciones por cinco años, justo cuando la compañía se convirtió en pública en 2014. Fui parte del equipo que lideró esa salida. También fui director de Staffing, construí el área y la lideré por cinco años. Lideré el área de Negocios de Latinoamérica. Y los últimos seis años en Globant lideré el área de integraciones en M&A (fusiones y adquisiciones por sus siglas en inglés). Integré 25 compañías en tres continentes, todas adquiridas por Globant. Y en paralelo, lideré la gestión y el crecimiento de Globant Córdoba.
–¿Por qué dejar Globant?
–Fue una decisión mía, un ciclo cumplido. Después de 18 años, uno tiene algunas inquietudes de hacer algo distinto. Adquirí en Globant un aprendizaje único. No todos tiene la oportunidad de entrar a una compañía como startup que se convierte en unicornio y que cotice en los mercados. Esto da un montón de aprendizajes. Llegó un momento en que dije: “Estos aprendizajes y esta experiencia la puedo volcar en startups, en ayudar a transformar a compañías”. Así que llegamos a un acuerdo para desprenderme de mi posición operativa. Por supuesto, sigo como accionista.
–Y ahora se abren nuevos horizontes.
–Sí. Asesoro a empresas en procesos de M&A, ya sea de compra o de venta, que son procesos desafiantes, implican cambios y transformaciones muy profundas, tanto si comprás como si te compran, y de integración fuerte de la gente y de los negocios. Ayudo a entender el proceso, a crear y construir un plan de integración. Además doy consultoría estratégica a empresas de software y consultoría en digitalización a firmas no tecnológicas; de hecho, estamos preparando una consultora con dos empresarios cordobeses, ambos socios inversores en startups.
–¿Hay mucho interés en comprar y vender empresas?
–Estamos en una etapa de crecimiento del M&A. El reporte de M&A correspondiente a 2024 de Buenos Aires Capital Partners muestra que creció 30% respecto a 2023. Hay interés en invertir en Argentina y una forma es comprando una compañía, en vez de arrancar de cero. Estoy convencido de que va a haber mucho M&A en Argentina y en el mundo. El ámbito inversor está repensando cuánto valen las compañías en todas las industrias; es un tiempo de transición.
–Vamos al venture capital, las inversiones de riesgo en startups. Llegaron a un pico en el mundo entre 2021 y 2022, y después bajaron bruscamente. ¿En qué situación está ahora?
–En 2021 había mucho dinero en el mundo para invertir. Salíamos de la pandemia. En el sector tecnológico había un boom de demanda de servicios y productos como nunca antes, porque muchas industrias necesitaban digitalizar. Hubo mucho consumo de tecnología. Hoy se está volviendo a niveles prepandémicos. Hubo mucha inyección de capitales pero el dinero no es infinito. Sumá las guerras y la crisis en Estados Unidos. Todos los fondos de inversión se contrajeron un poco y ahora esperan a ver cómo se acomoda el mundo para volver a invertir. El año pasado ya empezó a crecer la inversión de nuevo. Esperamos que este año también.
–¿Hacia dónde apunta el inversor actualmente?
–Le interesan startups donde el producto o servicio tenga potencial global. Que no resuelva un problema exclusivamente de un país o una región muy chica. Hay definitivamente mucho interés en la inteligencia artificial (IA). Todo emprendimiento, sea producto o servicio, debiera tener inyectado IA, ya sea en su producto final o en sus procesos internos. Veo algunas industrias que se están modernizando más como salud y agro, que no vienen con la misma aceleración de digitalización que finanzas o retail. También hay interés en el equipo inversor; se evalúa al llamado first time entrepreneur (el que emprende por primera vez); pero también al second time entrepreneur, que ya hizo una compañía, le fue mal pero tiene experiencia.
–Se está dando el fenómeno de la persona que trabajó mucho para una empresa y que sale a armar su propio proyecto.
–Es interesante, me interesa mucho ese perfil. Alguien que estuvo 18 años en una corporación y salió, es porque vio una oportunidad real de negocio en ese vertical y encima es experto. Vio algo que no se está sirviendo. Además, los inversores también cambiamos.
–¿De qué manera?
–Antes, era una persona que inyectaba capital y esperaba el retorno. Hoy hablamos de un inversor smart money, el inversor que además de aportar capital inyecta conocimiento, experiencia, guía y relaciones para generar más negocio en esa startup. Trabaja con el equipo. No es solo dinero y esperar a que les vaya bien. El involucramiento y la responsabilidad que uno asume es diferente a antes. Y al startup le conviene ese perfil porque lo acelera muchísimo más.
–Además, el inversor es más exigente en los resultados.
–Sí. Exige más tangibilidad del negocio. Que rápidamente haya un flujo de ingresos, de facturación. Que el MVP (producto mínimo viable) sea rápidamente validado por el cliente, por el mercado. Que el mercado lo adopte, lo pague y lo compre. En inversión, busca tiempos más cortos. El inversor está un poco más ansioso por verlo más pronto. Es que hay menos capital. Sin embargo, no deja de ser una inversión de riesgo, a largo plazo. Y como toda inversión de riesgo a largo plazo, que espera múltiplos mayores.
–¿En cuántas startups estás como inversor ángel?
–Seis startups de rubros como logística, AI y educación. Esta última apunta a educación para nivel inicial y primario. Tiene un programa de tecnología, programación y robótica para estudiantes de primario. Encaja muy bien en colegios que necesitan dar esas materias y no tienen profesores preparados. El programa es virtual y presencial, ágil, tiene pocas horas y muy práctico. Yo creo en la IA como “inteligencia aumentada”. Este proyecto aumenta la educación, agrega algo más a la educación tradicional. En esto veo oportunidades. En niveles superiores hay mucha digitalización.
–A esto se suma Addventure Comunidad de Inversores Ángeles, ¿no es así?
–Sí. Acabo de ser elegido presidente por dos años. Addventure tiene seis años y 50 inversores, empresarios, exempresarios y ejecutivos. No todos vienen de la tecnología; hay gente del agro, real estate u otras industrias. Eso la hace más rica, por eso nos gusta llamarle Comunidad. Cuando llegan proyectos de base tecnológica para real estate, por ejemplo, nos enriquecemos del feedback de un inversor de real estate que te puede decir “acá hay negocio, hay una problemática que esta startup puede resolver”. Se han evaluado más de 900 startups y se han invertido en 21 por un total de dos millones de dólares.
–¿Hay que capacitar al inversor para este nuevo rol?
–Claro, de hecho, uno de los grandes valores es la Escuela de Inversores Ángeles. Es un programa con entrenadores que aporta conceptos teóricos y prácticos de cómo invertir. Comienza en el ICDA y cierra en el IAE en Buenos Aires. Es clave entender cómo invertir, qué es, las condiciones, responsabilidades, vehículos, detalles financieros y legales. Invertir no es lo mismo que ser socio de una compañía.
–¿Cuánto tiempo le dedica un inversor a la startup en la que invierte?
–Todo el tiempo que quiera. Lo natural es tener una reunión por mes o trimestre, dependiendo del tamaño de la startup. Yo, en mi caso, le dedico una semana a cada startup, el 50% de mi tiempo.
–Addventure nació por iniciativa de empresarios tecnológicos. Lo interesante es que entraron de otros rubros.
–Se han incorporado otros sectores que no eran los tradicionales. Tenés fondos inversores que invierten soluciones para el agro y sus inversores son productores agropecuarios. Todas las industrias entendieron cuánto la tecnología puede acelerar y eficientizar su negocio. Qué mejor que ser parte de construir startups que hagan eso. Los que mejor pueden validar un producto para real estate, por ejemplo, son los que conocen real estate. El concepto nuevo es el modelo de inversión.
–¿Cómo es eso?
–Si bien el riesgo es alto, esos empresarios ya han corrido riesgos para desarrollar sus compañías. Ya saben lo que es el riesgo. La mezcla de jugadores de diversas industrias más los del ecosistema tecnológico es muy rico para validar si una startup es valiosa y saberlo rápido.
–¿Los inversores buscan startups ligadas a su actividad o diversifican?
–Hay que entender la inversión ángel como un adicional a tu propio negocio, no un reemplazo. Por eso, no se debe invertir un porcentaje muy alto de tu patrimonio. Invierten tanto en startups que entienden más como en algo que no entienden tanto. Google, Apple, Mercado Libre, Globant, todos arrancaron con inversores ángeles. Antes, el inversor ángel generalmente era el Friends and Family. Los amigos y la familia ponían dinero para arrancar algo a riesgo. A esto, se suma la adrenalina de invertir en un mercado muy dinámico, como el tecnológico, donde el cambio es constante. Hace 3 años que hablamos de IA, como antes hablábamos del e-commerce y mucho antes de la tecnología móvil. Muchas revoluciones en poco tiempo.
–¿Cómo se contacta un emprendedor con la Comunidad de Inversores Ángeles?
–A través de Evangelina Rastelli, una persona clave en Addventure. Estuvo 16 años en Sancor Seguros, con participación en Cites, la incubadora y fondo de inversión de esta empresa. Ella es la directora ejecutiva, está a cargo de la recepción y el contacto con las startups; realiza el scouting (observación y análisis de candidatos) y el seguimiento y presentación de los proyectos. Su día pasa por hablar con miles de emprendedores y seleccionar, junto con una comisión directiva, cuáles van al Demo Day, la jornada en la que las startups se presentan a la comunidad de inversores. Hacemos cinco o seis Demo Days por año.
–¿Cómo será la Addventure de los próximos años?
–Tengo la presidencia por dos años. Antes estuvo Natalia Bartolomei, que hizo un gran trabajo, consolidó el grupo y armó la Escuela, le puso bastante orden y proceso. Ahora, queremos que Adventure sea una marca. Construir comunidades de inversores ángeles en diferentes lugares del país y de Latinoamérica. Aprovechar la experiencia de Addventure, de sus inversores, del proceso y, en vez de reinventar la rueda en Mendoza o Perú, inyectar la experiencia. Que sean capítulos. Como Junior Achievement, donde soy vicepresidente. Es una red de capítulos que sigue un proceso y misión definida.
–¿Empezaron a dar algún paso en esta dirección?
–Empezamos a conectarnos con otras comunidades de inversores ángeles en Latinoamérica, para ver dónde hay grupos y dónde no, dónde hay oportunidades. La idea es sumar inversores que no sean necesariamente de Córdoba y convocar a emprendedores de Latinoamérica, de México, Perú y Brasil, buscando más variedad. Creemos que hay oportunidades para llevar la experiencia de Addventure a otras ciudades de Córdoba, como Villa María; nos gustaría explorar Mendoza, Santa Fe y el norte del país. Han venido muchos emprendedores del norte del país.
Viajar para aprender
Nombre. Gabriel Allasia (50 recientemente cumplidos).
Hijas. Valentina (23) y Julieta (18).
Le gusta. Viajar para conocer y aprender; recientemente, estuvo en Austin (Estados Unidos), para conocer su comunidad de inversores, y ahora prepara un viaje sobre iniciativas de smart cities (ciudades inteligentes) en Finlandia, Estonia y Madrid (España). Además, le gusta estudiar y leer, y también la música, principalmente rock y pop de los ’80 y ’90.
Organización. Addventure Comunidad de Inversores Ángeles. Tiene unos 50 inversores, lleva evaluadas más de 900 startups e invertidas en 21 por un total de U$S 2 millones.
Cargo. Presidente.
Directora ejecutiva. Evangelina Rastelli es la directora ejecutiva y encargada del contacto con las startups.
E-mail. info@addventureclub.com
LinkedIn. https://www.linkedin.com/company/addventure-club/
Web. addventureclub.com