“Caballo”, “águila” y “gato”. Puestos a elegir un animal para graficar la actitud de su empresa ante un cambio inesperado, así se autodefinieron los industriales cordobeses que asistieron al reciente coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).
La encuesta lúdica realizada por Perspectivas Sociales entre ese auditorio de 900 empresarios con predominio pyme reveló que ante el cambio sorpresivo la mayoría (44%) “ajusta el paso y acelera”, igual que un caballo. Otro 27% de las empresas reacciona como el águila: “Se eleva y ve la oportunidad desde arriba”. Igualmente proactivo es el tercio restante (25%), que “cae de pie y sigue”, cual si fuera un elástico gato.
Las respuestas, previas al insospechado cachetazo electoral que el Gobierno nacional sufrió en la provincia de Buenos Aires, anticipaban el temple con el que el empresariado local encaró el nuevo escenario abierto hasta el 26 de octubre.
Si bien por entonces la disparada de las tasas de interés ya confirmaba el cono de incertidumbre en que entraba la economía, el triunfo por 13 puntos del peronismo en las urnas bonaerenses terminó de dinamitar certezas sobre el resultado de la elección nacional del 26 de octubre.
“Las legislativas en Buenos Aires introducen un nuevo nivel de complejidad en el escenario argentino. En lo inmediato, refuerzan la volatilidad y la incertidumbre de cara a octubre, aunque sin modificar los fundamentos del modelo económico que sostiene la actual administración”, sintetiza en un informe la consultora Abeceb, dirigida por Dante Sica.
De aquí a octubre, Abeceb ve tres escenarios posibles. En el más probable, con 55% de chances, bautizado “prudencia con señales”, el Gobierno baja el tono, recompone su relación con los gobernadores y administra el tipo de cambio dentro de la banda, con volatilidad acotada y una compresión parcial del riesgo después de la elección.
El segundo, “positivo” y con 25% de oportunidades, supone señales más claras y mejor rollover, lo que permitiría reducir spreads y abrir espacio para el financiamiento.
Una tercera posibilidad, negativa (una chance de 20%) se basa en la confrontación: allí aparecen test cambiarios frecuentes, más absorción de pesos y un freno mayor a la actividad.
Hasta ahora, la voluntad oficial inicial parece buscar el primer camino. Ante ese tablero, ¿cómo reaccionan las empresas? Sin minimizar lo desafiante del contexto, consultores y asesores estratégicos que trabajan en Córdoba coinciden en que en el mercado local hay fuerte presencia de “caballos”, “águilas” y “gatos”.

“Lo que percibo es una actitud de ‘vigilancia activa’ en la ciudadanía en general y en el empresariado cordobés; una especie de estado de alerta parado sobre el conocimiento de que, el que se queda quieto, aunque sea por dos meses, pierde. En años anteriores operaba un acuerdo tácito de que si todo se paraba hasta las elecciones, éstas luego pasaban y podíamos volver al punto de partida. Ahora, como todo es volátil aquí y en el mundo, no tenemos idea de qué pasará luego del turno electoral. Por eso hoy se impone la actitud de no quedarse quieto”, analiza Josefina Schapira, CEO de Perspectivas Sociales. En definitiva, el sube y baja argentino se mueve en un mundo híper acelerado por la inteligencia artificial y atravesado por las tensiones globales; “cocodrilo que duerme, es cartera”, grafica.
“Para muchos empresarios este vértigo inevitable también abre oportunidades. Algunas pymes descubren la agilidad como un aliado importante, porque las cosas ya no son de mármol, todo puede cambiar”, agrega.
Gustavo Campos, socio de PwC Argentina y titular de la delegación cordobesa de AmCham, tampoco percibe que ante la incertidumbre prime la parálisis y el shock entre las empresas: “La derrota que sufrió Mauricio Macri en las Paso de 2019 sí tomó desprevenido al empresariado. Eso no pasó con las elecciones de la semana pasada: ahora están todos en alerta constante”.
Campos explica: “Aunque no se esperaba una diferencia tan grande, el resultado electoral de Buenos Aires no fue una sorpresa. La altísima suba de tasas que aplicó el Gobierno nacional en la previa indicaba que el mercado ya leía el resultado y anticipaba la incertidumbre hasta octubre. Entre las empresas más grandes, las que pudieron adelantar compras en dólares, lo hicieron. Aquellas que tuvieron chance de no endeudarse en esa moneda, lo evitaron. Cuando iban a tomar deuda en pesos las tasas se dispararon. Al vislumbrar cierta volatilidad empezaron a protegerse de antemano”.
El consultor destaca que las pymes están más desafiadas. “Es porque su análisis se enfoca en la micro, que no está acomodada; está en modo subsistencia. Vienen adaptándose a esto hace casi dos años: la caída de la inflación las obligó a buscar ser más competitivas. Fueron revisando costos y muchas ya no tienen más eficiencia por ganar; ahora el problema es de demanda. El desafío es cómo estimularla”.
Prudencia activa, fortaleza creativa
¿Cómo navegar con rumbo al 26 de octubre? “Prudencia activa” es la actitud a asumir por las empresas para llegar a octubre, según Abeceb. “Proteger márgenes y caja hoy, para aprovechar la compresión de riesgo mañana si la moderación (en el Gobierno) aparece. Y, si no aparece, que nos encuentre con reglas y prioridades claras para no pagar la prima de la ansiedad”, recomienda la consultora.
Sus tres consejos incluyen estar atentos antes que nada a las señales políticas. En segundo lugar: “Atender al tipo de cambio y brecha respecto de la banda (no para perseguir extremos, sino para decidir cuándo sumar o cuándo desarmar cobertura sin convalidar picos); y administrar precios con cuidado (con las importaciones activas, el traslado a precios exige pulso fino) ya que pasarse puede provocar pérdida de share de mercado y quedarse corto erosiona el margen”.
La receta se completa así: “Liquidez y costo del dinero (tasa corta, licitaciones, actividad del Tesoro), caja ordenada por criticidad y gasto de capital selectivo, son las reglas que permitirán navegar la volatilidad. El equilibrio es paridad de valor y cadencia”.
Con puntos en común a la mirada de Abeceb, para el cordobés Daniel Scandizzo, consultor de empresas y docente universitario, la actitud a asumir en este contexto es de “fortaleza creativa”. “Implica tener prudencia pero sin paralizarse. Los próximos 40 días son desafiantes pero el mundo también. Ya no hay mapa; lo que no implica que la planificación haya dejado de ser fundamental”, dice.
El especialista, en coincidencia con sus pares, recomienda a las empresas trabajar hacia adentro buscando cómo ser más productivas: justificar cada costo y dejar en claro cómo contribuye a la rentabilidad.
En la mirada de Scandizzo, para toda pyme se impone la planificación financiera: precisión con vigilancia diaria del flujo de fondos (ingresos y egresos de las próximas cuatro a 12 semanas); trazado de un presupuesto integral a un año de plazo y monitoreo de desempeño financiero completo (ventas, costos, márgenes de productos, unidades de negocios, etcétera.)
Respecto de las inversiones, aconseja: “Siempre es preferible tomar deuda para invertir, pero cuando hay volatilidad el costo de hacerlo aumenta. Por lo tanto, de la misma manera debe crecer el rendimiento exigido a esa inversión. Ante el temor de no poder cumplir los compromisos, es preferible que esa inversión se postergue”.

Calzar clientes con proveedores y licuar deudas
Poco volumen de venta y rentabilidad acotada son, por lejos, los dos principales “dolores internos” que las pymes locales apuntan en la encuesta realizada en agosto por Pyme On Line. En espejo, el problema más grande que ven puertas afuera es la caída en el consumo.
“Más allá de las diferencias entre sectores, con la baja de la inflación la mayoría de las empresas han visto reducido su margen. Al que tienen, lo deben cuidar. Pueden hacerlo punteando costos y siendo muy eficientes y prolijas en medir cuál es la estructura con que cuentan para llevar adelante el negocio. Por eso, el rol del management es central”, analiza Nicolás Alfonso, CEO de Focus Investment Management y presidente del Cluster Fintech Córdoba.
“La optimización fiscal es otra vía para mejorar el margen porque trabaja sobre la disminución de costos. Se trata de ser eficaz a la hora de armar estrategias fiscales de inversión y demás; de utilizar instrumentos que tengan virtudes impositivas”, puntualiza Alfonso, asesor de pymes de diverso perfil en Córdoba.
Junto a la “optimización tributaria” aconseja la financiera: “Si querés vender más, hoy vas a tener que dar mucho mayor plazo de pago, lo que te genera más requerimiento de capital de trabajo porque se estira el ciclo efectivo. Vender a 90 días es tardar 90 días en cobrar, es decir, multiplicar por tres el capital de trabajo que necesitas respecto de cuando cobrabas a 30 días”, explica.
“En épocas en que se va complicando la micro, hay que ser muy prolijo y cuidadoso sobre el riesgo de cobro. Es decir, que la cadena de pagos no se te corte. Un cliente que te paga a 180 días quizá no tiene problemas hoy, pero sí puede complicarse más adelante. Por eso se vuelve vital un buen análisis de riesgo crediticio antes de darle plazo. No sirve hacer crecer ventas que luego no podrás cobrar. Por otro lado, lo que también es aconsejable es ponerse lo más agresivo posible desde el lado de la compra, para estirar el plazo de pago con el proveedor y calzar el financiamiento que se hace al cliente con él”, enumera el asesor financiero.
En definitiva, recomienda a la pyme mirar todo el ciclo efectivo para tratar de achicarlo lo más posible.
Tasas, por las nubes
Otro de los dolores generalizados hoy entre las empresas es el costo del financiamiento. “Una empresa comercial gana con toda la furia entre el 3% y 4%, una industrial entre el 6% y el 9% y una de servicios del 10% al 15%; por lo tanto no pueden financiarse con tasas reales del 40%, se funden. El consejo hoy es no endeudarse, estirar todo lo que puedan los plazos de pago para no hacerlo”, analiza el CEO de Focus Investment Management.
Respecto de inversiones, Alfonso aconseja a las pymes tener una mirada amplia. “Si venden a sus clientes a 90 o 120 días el dólar puede pasar en ese plazo de $ 1.400 a $ 2.000. Ahí hay un descalce o riesgo cambiario que están asumiendo. Por eso deben mirar la cartera de inversión en términos completos. Si a lo que tengo que pagar lo debo en pesos a largo plazo, tengo un beneficio en caso de corrida del tipo de cambio. Si tengo stock, se ajusta por tipo de cambio, también hay un beneficio. Si al proveedor le debo a 120 días, también se licua parte de mi deuda. Todo eso debe ser monitoreado”.
Los fondos excedentes pueden colocarse en activos dolarizados, en especial si hay deudas largas por cobrar en pesos; para neutralizar parte de ese riesgo.
“Al que hace esto y no es importador, le conviene pararse en activos de fuente extranjera, que se contabilizan en moneda dura. Así, si el dólar sube en pesos, ese salto no se computa en el balance y por lo tanto no corresponderá pagar Impuesto a las Ganancias por la diferencia de cotización. Es un ejemplo de cómo cuidar margen con planificación tributaria”, grafica Alfonso.