El Gobierno nacional anunció la creación de un nuevo organismo llamado “Arca”, que reemplazará a la actual Afip y que tendrá el objetivo principal de crear una estructura simplificada que agrupe impuestos y aduanas. Se espera reducir el tamaño del ente, profesionalizarlo, eliminar cargos innecesarios, destruir circuitos corruptos, y mejorar la eficiencia de la recaudación y el control aduanero, optimizando así la gestión pública.
El Gobierno afirmó que la Afip ha sometido a numerosos argentinos a “persecuciones completamente inmorales” y aseguró que, de ahora en adelante, “la Argentina de la voracidad fiscal se terminó”. Pero ¿cuánto de esto se materializará con los cambios anunciados? Tres puntos clave para que el cambio mejore la vida de los contribuyentes:
La Afip pertenece a las provincias
Contrario a lo que muchos creen, la Afip no depende exclusivamente del Estado nacional, sino que es un organismo federal en el que participan todas las provincias. Recauda impuestos para la Nación y las provincias, distribuyendo la mitad al Tesoro Nacional y la otra mitad a las provincias, según la Ley de Coparticipación. En la práctica, la Afip recibe más fondos que 16 provincias argentinas y apenas es superada por Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
El primer cambio esencial es convertir la dirección en un órgano con representación federal de las provincias, que son las verdaderas dueñas de los impuestos. Las provincias deben participar en la gestión del ente recaudador, sin importar su nombre.
Además, es crucial mejorar la institucionalidad de la administración tributaria. La conducción de Arca debe ser independiente del Poder Ejecutivo, con reglas claras de profesionalización y federalización, similar al esquema propuesto para el Banco Central, garantizando capacidad técnica y honestidad en sus directores, con aprobación del Senado y aval de las provincias.
Eficiencia en los gastos
El segundo aspecto por considerar son los gastos del organismo. Según el proyecto de Presupuesto 2025, se planeaba destinar el 83% de sus recursos a salarios. Este número revela un claro desequilibrio en los gastos a favor del pago de salarios, que es el resultado de contar con casi 21 mil empleados con remuneraciones cercanas a U$S 100 mil anuales en promedio. Como contrapartida, se asignan muy pocos recursos a inversiones tecnológicas, lo que explica en parte por qué la Afip ha sido un organismo poco empático con los contribuyentes y poco eficiente en la lucha contra la evasión.
El nuevo organismo debe focalizarse en gastar sus recursos de manera eficiente. La explotación de las TIC y las herramientas para procesarlas tienen que ser un pilar de esta nueva política, no sólo para disminuir la evasión fiscal, sino también para simplificar los procesos de declaración, cobro de impuestos y otros trámites.
Cambio en el régimen tributario
La reforma en la administración tributaria debe ir de la mano con la reorganización del sistema impositivo. El principal desafío hoy es la superposición de impuestos nacionales, provinciales y municipales. Las ventas están gravadas tres veces (IVA, Ingresos Brutos y tasas municipales), y lo mismo ocurre con el patrimonio (Bienes Personales, Inmobiliario y ABL).
Se está ante una oportunidad para implementar una simplificación impositiva profunda, estableciendo un único impuesto a las ventas y otro al patrimonio, administrados por un solo ente recaudador: Arca.
Acompañada de una transformación de este tipo, Arca se presenta como una oportunidad para que las políticas no se limiten únicamente a reducir el déficit fiscal, sino que permitan ordenar las cuentas públicas de manera sólida y sostenible en el tiempo.
