Córdoba Empresaria, el premio que desde hace 20 años entrega La Voz, arranca su etapa de votación para elegir a sus ganadores de la edición 2023.
Podrán participar del proceso en cada una de las nueve categorías (Comercio, Servicios, Industria, Construcción y desarrollismo, Agroindustria, Tecnología, Espíritu emprendedor, Gerente general y Empresa destacada) los ejecutivos distinguidos con el premio en años anteriores, junto con la comunidad de negocios de la provincia.
El premio cuenta con el apoyo de Bancor, como auspiciante principal, y tiene el acompañamiento de Copa Airlines, Air Europa, GNI, Clínica Nahás y Tecnored. Apoyan Ferrocons, Aguas Cordobesas, Grupo Libertad y MB.
Los ganadores se darán a conocer el 7 de noviembre.
Pedro Eduardo Valls (Aserradero del Sur)
Pedro Eduardo Valls es ingeniero agrónomo, asesor en materia forestal y fundador de Aserradero del Sur, empresa de Elena, en Río Cuarto, que comenzó sus funciones en 1978 con plantaciones y manejo de sistemas silvopastoriles. A partir de los años 2000, incorporaron maquinaría de origen alemán para producir madera y una seria de productos, como tableros de distintos tipos, machimbres, vigas laminadas y bioenergía.
En más de 50 años de actividad, la firma lleva plantados cerca de ocho millones de árboles; y a partir de la producción de pinos elloti, abastece a 200 clientes a nivel nacional que exportan los productos manufactureros.
La sustentabilidad es un factor significativo para la empresa. “No fue buscada, sino que fue algo que se dio en el camino. Siempre hemos tenido una mirada holística en cuando al manejo del pastoreo rotativo”, sostiene Valls.
A partir de sistemas silvopastoriles debajo de los árboles, logran evitar los riesgos de incendio y una regeneración en la cuenta de los pastizales naturales, al mismo tiempo que trata de reducir la huella de carbono de su producción.
“Es necesario buscar un sistema de producción que sea autosustentable, pero que a la vez permita la creación de un sotobosque que busque la infiltración del agua cuando vienen las lluvias. Mientras más agua se infiltra, más madera logramos producir porque en la zona de la alta cuenta no existen especies nativas”, explica el empresario.
Asimismo, a partir de los residuos de aserrín generados en la cadena productiva, desarrollaron pellets para utilizar como biocombustible. Se trata de un proyecto que Valls viene trabajando junto con sus hijos hace dos años y que en la actualidad está produciendo 200 toneladas de combustible por mes.
Como sucede con sus maderas, este tipo de gas también es exportado a través de sus clientes. Por otra parte, están en proceso de generar una mayor producción mediante energía solar “para lograr una mejor ecuación en cuanto a la sustentabilidad”.
Laura Passerini (Egran)
Desde hace 80 años, Molinos Passerini, productora de la línea Egran, está ligada a la alimentación de los argentinos. Al principio, acompañando las comidas caseras; y en la actualidad, siguiendo las nuevas tendencias de la alimentación natural, el veganismo y la ayurveda (forma de vivir y de alimentarse siguiendo prácticas de la India).
La empresa fue fundada por Agustín Passerini en 1938. Fue continuada por sus hijos Agustín Hermes y Humberto Passerini. Ahora está a cargo de la tercera generación, liderada por Ricardo, Hermes y Laura Passerini, y de la cuarta generación, con Agustín Passerini como presidente.
Con un equipo de 60 empleados, a los que se suman 30 más en temporada alta (a partir del 1° de mayo y hasta el final del invierno), elaboran más de 50 productos entre cereales, legumbres, productos secos y barras de cereales inflados.
A su vez, tiene una segunda planta para productos sin TACC, como barras de cereales inflados y fécula.
También incursionó en la exportación, con envíos a países vecinos, también a Israel y a España. Actualmente envía mix de cereales a Chile.
Actualmente, Egran está terminando la obra de ampliación y optimización de su segunda planta de productos sin TACC ubicada en Avenida de Circunvalación. “Desde hace tiempo, trabajamos en el desarrollo de golosinas saludables sin TACC; esto permitirá duplicar la capacidad productiva actual y continuar apostando a nuestra visión de futuro”, recalcó Laura Passerini, socia y directora financiera de Molinos Passerini.
Mauro Piccini (Indusplast EP-Navi)
A 10 años de un inesperado cambio en la conducción de la compañía, Indusplast no para de expandirse en todos los frentes. Tanto a nivel de infraestructura como en la cadena comercial o en la innovación, la empresa fundada hace cuatro décadas en Villa Carlos Paz por Eduardo Piccini crece sin pausas.
Cada año, esta fábrica de piletas de plástico reforzado con fibra de vidrio (PRFV) depara al mercado una novedad significativa que si no está vinculada con un producto, está relacionada con una mayor integración productiva, con nuevos mercados o con actividades conexas, como es el desarrollo de un astillero de capital familiar.
Desde afuera, da la sensación de que aquella semilla puesta por su creador se reproduce en múltiples frentes, con profesionalización de estructuras, pero sin abandonar la fórmula original de ser una pyme que todos los días requiere el esfuerzo de quienes hacen la firma.
Mauro Piccini (42), director ejecutivo de la empresa, resume el último año de ventas. “Venimos 13% arriba en unidades con las primeras marcas cuando preveíamos crecer la mitad o menos. Y en el caso de las otras marcas que hacemos, estamos algo debajo de lo presupuestado. En promedio, 9% de aumento en unidades. Son 12 meses muy buenos”, refiere.
El dato se potencia todavía más cuando se contabiliza que el producto depende netamente de insumos importados, con lo cual la última devaluación del peso del 22% les pegó de lleno en los costos.
En infraestructura, este año inauguró otra nave, con cabinas de pintura presurizadas, bajo altos estándares de seguridad, que se sumó a la nueva planta que cortó cintas en octubre de 2022. Más una nave donde se produce todo lo que no sea el vaso de la pileta, salvo las bombas.
Tras el lanzamiento de Finesa, una piscina con cuatro desbordes de agua, única monopieza en el mundo, Indusplast proyecta más innovaciones. “Somos muy ‘clientecéntricos’, estamos pendientes de qué podemos hacer de diferente y de qué cosas nuevas podemos ofrecer”.
Con 145 empleados, la empresa desarrolló una cadena comercial con 55 franquicias de la primera marca más otros 30 revendedores de los otros productos. “Aunque exportar está complicado por la situación de la Argentina y el enfriamiento de la economía latinoamericana, además de Chile, Uruguay, Paraguay y Estados Unidos, ahora le apuntamos a los lugares turísticos de México”, describe Piccini.
Sobre eso, Piccini Boats, el astillero de lanchas originado nueve años atrás comienza a navegar con buena velocidad. Es un desprendimiento de una parte de la familia que requirió tiempo de maduración. “En 2014 comenzamos a diseñar una lancha de 23 pies que recién pudimos comercializar en 2018″, recuerda Mauro.
Con una gama compuesta por siete modelos, ahora va por el desafío mayor: un crucero de 36 pies que promete revolucionar ese mercado. Una forma de rendirle homenaje al inspirador de todo, un fanático de la náutica.
