El Banco Central de la República Argentina (BCRA) impuso hace un par de días un límite a las provincias para adquirir dólares en el mercado oficial que les permite poder hacer frente a los vencimientos de deuda en moneda extranjera.
¿Qué implica el cepo a las provincias?
La escasez de dólares afecta a todos los argentinos. Desde los ciudadanos que quieren comprar algún monto chico de dólares para protegerse contra la inflación hasta, de manera mucho más drástica, los sectores productivos que deben lidiar con restricciones administrativas para poder importar.
Esto ya no sólo afecta a los bienes de consumo no esenciales, sino también a insumos y bienes de capital imprescindibles para sostener la actividad económica.
En un nuevo intento por detener la sangría de dólares, el Banco Central decidió extender los controles de cambios a las provincias.
Ahora las provincias estarán limitadas a adquirir dólares exclusivamente en el mercado oficial para abonar los intereses y hasta el 40% de los vencimientos de capital de sus deudas en moneda extranjera. El 60% restante de los vencimientos de capital lo deberán afrontar con sus propias reservas en divisas, en caso de poseerlas, o refinanciar los vencimientos, lo cual constituiría un reperfilamiento forzoso impuesto desde el Gobierno nacional.
Impacto de la medida
Tomando datos de la Consultora 1816, se estima que esta medida le permitirá al Banco Central ahorrar unos 276 millones de dólares en todo 2023. Mientras tanto, en la actualidad se consumen reservas a razón de unos U$S 900 millones por mes por gastos de turismo con tarjetas en el exterior (+U$S 630 millones) y por adquisición del dólar ahorro (+U$S 270 millones).
Es decir, el ahorro del Banco Central con el cepo a las provincias representa el consumo de poco más de una semana de reservas que las actuales autoridades económicas destinan para otras finalidades políticamente más atractivas.
En otras palabras, se trata de una medida que aporta muy poco para frenar el drenaje de reservas pero remarca la relación de poder entre el Estado Central y provincias en desmedro de estas últimas.
En suma, la medida tiene poco impacto para recomponer reservas, pero genera un enorme daño en lo institucional. Se está forzando potencialmente a las provincias a incumplir las obligaciones asumidas con el exterior. Lo mismo sucede con la asfixia impuesta a la producción local (producto de restricciones a las importaciones). En cambio, se decide seguir usando reservas para subsidiar el valor del dólar turismo y el dólar ahorro.
La verdadera solución ante la escasez de dólares
Las actuales autoridades económicas, que asumieron en agosto del año pasado en medio de una severa crisis cambiaria e inflacionaria, no tienen una estrategia concreta para corregir las distorsiones acumuladas, sino que aplican paliativos avalados con un fuerte despliegue político y mediático. El famoso Plan Llegar. El objetivo no es resolver los problemas, sino –más modestamente– diferir sus consecuencias hasta pasadas las elecciones. Esta medida constituye un nuevo acto de miopía e improvisación.
La verdadera solución, la que parece que tendrá que asumir el próximo gobierno, no es sólo aplicar un plan de estabilización para corregir las inconsistencias monetarias y cambiarias sino, fundamentalmente, impulsar un ordenamiento integral del Estado para eliminar la permanente presión que el déficit fiscal ejerce sobre la emisión monetaria y las severas consecuencias que esto tiene para el normal funcionamiento de la economía: cepos, restricciones a las importaciones, planes sectoriales para los exportadores, inflación, alta tasa de interés, caída de las inversiones y estancamiento de la producción, por mencionar algunas.
* Economista de Idesa
