El consumo masivo logró en el primer semestre del año una recuperación leve respecto de la fuerte caída que registró en 2024.
La medición de NielsenIQ la ubica en 1,2% por encima de los primeros seis meses del año pasado, con un comportamiento muy dispar entre canales: mientras los almacenes consiguieron estar un 7% arriba en promedio, los supermercados casi no registraron crecimiento.
Sin embargo, cuando se analiza su facturación, sí logró impulso la venta bajo promociones: descuento en segunda o tercera unidad, 2x1 y toda clase de acciones lanzadas por las cadenas.
“La estrategia de promociones está en su pico máximo: en promedio, más del 28% de la facturación de los supermercados está bajo esta modalidad. Y me refiero sólo a acciones de las cadenas: las promociones bancarias y de medios de pago vigentes no están computadas en ese tercio”, reveló Julián Fernández, analista de NielserIQ (NIQ).
Los datos permiten tener conciencia de la centralidad que tiene esta palanca para impulsar la facturación. Fernández precisa que, en 2023, la venta bajo promo aportaba el 12% de la facturación del canal, es decir, hoy creció a más del doble.
“Sólo lo vendido por los súper bajo promociones trepó 53% entre 2024 y 2025; el resto no logró crecimiento. Es la única facturación que creció. Los supermercados están buscando recuperar la caída del 20% que padecieron el año pasado”, completó el especialista.
El efecto de las promociones, que en general se ofrecen en alianza con las grandes industrias proveedoras, permitió además el crecimiento de las marcas premium en ese canal. Pasaron de aportar del 25,8% al 27,9% de la facturación del semestre entre 2024 y 2025.
En tanto, las segundas y terceras marcas, de menor precio, retrocedieron. No así en los almacenes, el canal por el que discurre un tercio del consumo masivo en el país.
“Aquí sí se ve crecimiento de marcas económicas. El canal capta una gran cuota de público que consume lo que necesita en el día y busca precios bajos. ‘Almacenes’ recibe a todos los sectores sociales que tienen ingresos semanales o hasta diarios”, analizó Fernández.
Más allá de cierto cambio de hábito asociado a la merma de la inflación, que desincentiva la compra grande para stockeo, el crecimiento de este canal de cercanía se explica sobre todo por el mapa de ingresos de las familias.
De hecho, este paisaje dividido entre supermercados y despensas puede leerse también como indicador de la desigualdad que acusa el consumo masivo, derivada del muy distinto desempeño que están teniendo los ingresos de las familias con más recursos y los de las más humildes.
Aunque todos los niveles socioeconómicos están recuperando ingresos este año, este proceso es parcial y desigual.
Mientras que se estima que los sectores altos y medios superarán, entre 2025 y 2026, los niveles de ingreso de 2023, los bajos quedarán rezagados.
“Los gastos en servicios del hogar (luz, agua, gas, internet, etcétera) continúan ganando peso en el presupuesto familiar, lo que limita la recuperación total del ingreso disponible, especialmente en los sectores más vulnerables”, reza el estudio.
Los precios del almacén se acercaron a los del súper
En 2023, al ritmo de la inflación de dos dígitos, del “plan platita” y de la vigencia del programa oficial de tope Precios Justos, la diferencia promedio de precios o gap entre canales tocó valores récord.
Ante la imposibilidad de aplicar aumentos en las grandes superficies, las mayores industrias proveedoras del consumo masivo descargaban aumentos en los comercios de cercanía o en supermercados más pequeños. Allí, además, no había presencia del programa oficial.
Así, los productos de la canasta básica llegaron a estar hasta un 30% más abajo en los súper líderes que en los almacenes, una distorsión que quitaba público al segundo canal.
Con la baja de la inflación, esa situación se fue normalizando.
“Hoy el índice está en 95%/100%, se corrigió la distorsión. Quiere decir que los más grandes tienen precios un 5% promedio inferiores a los más chicos”, aseguró Fernández.
Mayor ingreso disponible
Al menos en los primeros seis meses de este año, otro factor que explica la mejora en el consumo es una acotada recomposición en los ingresos familiares, derivada de la baja de la inflación.
“Para medir el llamado ‘ingreso disponible’ (lo que queda para consumir descontados gastos fijos), NielsenIQ toma una base de 100 puntos en enero de 2017. En junio de 2024, ese indicador se ubicó en 51 y logró subir a 60 en junio de este año: nueve puntos de recuperación. Aunque continúa 11 puntos debajo de junio de 2023, este año finalizará en 65 puntos. Y, para diciembre de 2026, en 70 puntos, alcanzando niveles similares a los de 2023″, anticipa la consultora.
“Estamos viendo señales claras de recuperación macroeconómica en Argentina, con una caída notable de la inflación y con una reducción significativa de la pobreza. Estos indicadores son alentadores y reflejan un cambio de tendencia importante,” afirmó Solana Álvarez Fourcade, directora de Customer Success, de NIQ Argentina.
“Sin embargo, es crucial entender que la recuperación del consumo masivo avanza a una velocidad más lenta y que la presión sobre el ingreso disponible de los hogares, especialmente por el aumento del gasto en servicios, presenta desafíos que las empresas deberán monitorear de cerca para adaptar sus estrategias”, concluyó.