La producción de alimentos es una de las actividades emblemáticas de la industria de Córdoba, tierra de un gigante referente en el sector: Arcor. En este centro productivo también supieron desarrollarse polos de fabricación de alimentos instalados en la dieta argentina, como las yerbas compuestas o las mermeladas. Es este competitivo segmento donde opera desde hace casi 70 años Marcelo Berardi con Raulito, la pyme que conduce junto a su hermano y dos socios; todos tercera generación de los fundadores.
Desde este año, tiene el desafío del doble comando: a su rol en la empresa se suma la presidencia de la Cámara de Industriales de la Alimentación de Córdoba (Adiac), una entidad de la que participa desde hace 10 años pero que por primera vez conduce.
Acomodado en ese sillón, dialoga con La Voz: “La industria de la alimentación en Córdoba es muy importante. Existen alrededor de 1.500 empresas registradas en la provincia que producen alimentos. Ese conjunto aporta un 30% al producto bruto geográfico de Córdoba, un porcentaje que demuestra la fortaleza del sector. En cuanto a la generación de empleo, estas empresas crean entre 25 mil y 30 mil puestos de trabajo en toda la provincia”.
–Dentro del amplio abanico de la industria alimentaria local, ¿a quién aglutina Adiac?
–El rubro que predomina en nuestra cámara es el de la fabricación de alimentos de almacén. El sector es mayor y muy diverso, e incluye a frigoríficos, lácteas, producción de bebidas, panaderos, maniseros. Varios de esos rubros tienen sus propias entidades y operan por su parte, como las aceiteras o las maniseras, por ejemplo; grandes exportadoras.
–¿Cuántas socias tienen?
–De las 1.500, alrededor del 10% son socias de la cámara. Nuestro objetivo es aumentar el número de socios al menos en un 50%. Este 2025 cumplimos 50 años y estamos preparando un evento para noviembre. Esperamos que para entonces los industriales tengan otro ánimo y que repunte un poco el consumo.
–Adiac reúne a gigantes como Arcor y pymes como la suya, debe ser un desafío conducir una institución así.
–Arcor es nuestro socio número uno, el más grande que existe, y contamos con el grupo Coca-Cola y con Porta, que produce vinagres pero también biocombustibles. Lo interesante de nuestra cámara es esa diversidad. Es un desafío importante porque cada empresa tiene necesidades distintas. Nuestra filosofía es que las más grandes fortalecen la cámara con su experiencia y capacidad de gestión. Y las pymes, como la mía, buscamos basarnos en su experiencia para mejorar y crecer, acompañando el desarrollo del mercado interno. Lo que buscamos es construir una agenda común para potenciar nuestras diferencias y transformarlas en oportunidades para todos los socios.
–¿Es posible esa transferencia desde las grandes a las chicas?
–Sí, por supuesto. Buscamos que esa transferencia fluya porque a menudo representa oportunidades importantes para las más pequeñas. De hecho, y por citar un ejemplo, en Raulito le compramos a Arcor jarabe de maíz, una materia prima para la elaboración de nuestras mermeladas.
–¿Cómo describiría la del sector en términos de actividad y demanda hoy?
–La actividad se mantiene en el mismo nivel de 2024, un año de mucha merma respecto de 2023. La demanda sigue siendo débil y la producción no repunta. Ante esta situación, cada empresa realiza ajustes puntuales, trabaja mucho sobre los costos achicando márgenes. Aunque es necesario para ser competitivo, achicar márgenes no es un buen método a largo plazo y además tiene un límite.
–¿Y qué sucede con el empleo en este contexto de estabilidad y demanda débil? Porque desde la Unión Industrial Argentina dicen que se pierden hasta 1.500 puestos industriales por mes...
–El empleo en general se sostiene, las empresas hacen un esfuerzo en ese sentido. Si bien algunas reducen turnos o dejan ir a personal con modalidades más eventuales, no se producen despidos masivos. El informe de la Unión Industrial de Córdoba del primer semestre de este año muestra que el 68% de las empresas no tuvo cambios en el personal, el 18% redujo personas o turnos, y el 14% incorporó personal. O sea, el empleo está bastante estable.
–Habló de la necesidad de ser más competitivos, ¿qué debe hacer este sector para lograrlo?
–Necesitamos optimizar nuestros costos de producción, comerciales y administrativos. Pero este esfuerzo debe ser acompañado por la administración pública en la misma dirección. Necesitamos un ordenamiento financiero, con tasas de interés adecuadas que permitan hacer inversiones. Si no, no crecemos. Ya estamos sintiendo el alto nivel de las tasas de interés, lo que dificulta mucho que el sector alcance sus objetivos.
–¿Cómo les afecta la apertura comercial y la entrada de productos importados?
–Debido a la caída de la demanda, no se observa una avalancha de productos importados. Los supermercados grandes y las multinacionales son los que están importando. No hay una afectación general pero sí algunas dificultades en ciertos sectores.
–¿Por ejemplo?
–La competencia es muy fuerte en el rubro de las obleas rellenas y chocolate, con productos que vienen principalmente de Brasil. También llegan algunos panificados de ese país y especialidades como obleas dulces y budines desde Chile y España. Esto se sintió fuertemente a principios de año. Aquí aparece un problema con regulaciones locales como las de etiquetado o las de ciertos componentes nutricionales.
–¿A los importados no se les exige lo mismo que a los productos nacionales?
–Los productos importados de Brasil, por ejemplo, pueden venir con distintos valores nutricionales o de límites de grasas y azúcares. Entonces, lo que según el Código Alimentario Argentino lleva un sello de “exceso de azúcar” o “exceso de grasa”, en Brasil puede tener un límite más alto y por lo tanto no estar obligado al octógono. Así entra al país, y genera una competencia desleal, porque un chocolate brasileño sin sellos en la góndola compite con uno argentino que sí los tiene, y el consumidor a menudo elige sin fijarse en el detalle escrito de la composición que explica cuánto de cada ingrediente contiene.
–¿Mencionó que el chocolate argentino también enfrenta mayor competencia?
–Sí, sucede que los chocolateros también sufren el aumento mundial del cacao, que ha sido terrible. El chocolate argentino es de mejor calidad porque tiene más presencia de cacao, algo que está regulado por ley. Los productos importados ingresan con un simple certificado de origen Mercosur y compiten sin esa regulación, sin necesidad de respetar nuestros estándares de calidad o de etiquetado. Pueden tener menor presencia de cacao y eso cambia su calidad y también los hace más baratos.
–En mermeladas, un rubro en el que Córdoba es “potencia” porque generó varias marcas, ¿hay avalancha importada?
–Todavía no hemos visto una gran presencia de mermeladas importadas. Esto se debe en parte a que en mercados como el brasileño no se consumen con fuerza. Y los sabores que se comen, como el mango, no son populares aquí. En la época de la convertibilidad sí tuvimos mucha entrada de mermeladas de Chile, pero hoy no lo vemos.
–Otro tema del momento son los precios. La suba del dólar reactivó la puja industria-supermercados. ¿Habrá aumentos?
–El aumento del tipo de cambio, obviamente, beneficia a las empresas que exportan porque las hace más competitivas. Sin embargo, el salto también encarece los productos atados a los commodities, como aceites o café, que es 100% importado y su precio influye enormemente en el costo final. También afecta a los envases, los de polipropileno y aluminio, y a insumos como las tintas, que están atadas al dólar oficial. Los costos logísticos también han subido por el aumento del combustible.
–Eso que usted explica muestra cómo esta discusión que se dio tantas veces hoy es mucho más fina que cuando el dólar saltaba 15% y las listas llegaban con esa suba calcada...
–Sí, la discusión sobre los precios ahora es más fina. Antes quizás se trasladaba todo el aumento al precio final. Hoy se traslada sólo lo justo y necesario y se reducen los márgenes. En un mercado con tanta competencia interna como el argentino, las empresas se miran entre sí para decidir cuánto trasladan o cuánto aguantan la suba del tipo de cambio. Eso también es parte de la baja de la inflación y la normalización de la economía.
–¿Este contexto facilita el diálogo entre industria y supermercados?
–Es más fácil porque las listas de precios se pasan cada dos o tres meses, y no quincenalmente como antes. Lo que sí ocurre es que las grandes superficies y supermercados piden constantemente acciones de oferta. Y estas se hacen en conjunto: el productor reduce una parte de su margen y el supermercado pone otra.
Raulito, una marca inoxidable
Este año, a Marcelo y sus socios, tercera generación de Raulito, les toca celebrar el cumpleaños 70 de la pyme familiar. En estas décadas lograron surfear la montaña rusa argentina con mucho trabajo y el poder de una marca que logró fijarse en la cabeza del consumidor local y permanecer a lo largo de generaciones. “Tenemos un producto muy reconocido en Córdoba por su calidad. Nunca la hemos bajado, nuestras mermeladas tuvieron y tendrán siempre frutas”.
–¿Qué productos están elaborando hoy?
–Tenemos ocho sabores de mermeladas, frutas en almíbar como zapallo; dulce de leche, tomate triturado en botella y, desde hace dos años, puré de tomates en tetra. Las mermeladas más vendidas son las de higo y de durazno, que es un sabor muy popular en Córdoba. Las envasamos en potes plásticos de 500 gramos y 750 gramos. Para el sector gastronómico van en bidones de 5 kilos. Somos de los pocos que hacemos mermelada de membrillo, es excelente y una característica de nuestra marca. La de pera también es muy buena.
–Usted destaca mucho el uso de fruta real en su preparación...
–Es que así respetamos la receta original, la que se hace en la olla. La mayor parte de la fruta, como el durazno o el higo, viene de San Juan y Mendoza y algo de Catamarca. El zapallo es de Córdoba.
–¿Qué pasa con la venta de mermelada en un momento de caída de ingresos? ¿Sale de la canasta básica?
–Generalmente en las crisis vendemos más. Esto se debe a que la gente, al recortar en otras comidas, opta por hacer un desayuno o una merienda más sustanciosa. No es algo para agradecer, por supuesto, pero es una característica del producto. Actualmente la crisis nos afectó a casi todos por igual, pero la mermelada tiene esa particularidad. En términos de ventas hemos podidos sostener este año el nivel de 2024, que fue mucho más bajo que el de 2023. También es cierto que ese año hubo un boom de consumo con la inflación y tantos pesos dando vueltas.
–¿El precio de sus mermeladas los ayuda a sostenerse?
–Sí, nuestra mermelada es accesible. La calidad que tenemos nos permitiría usar frascos de vidrio, pero la sostenemos en potes de plástico por una cuestión de precio. En vidrio estimo que sería 30% más cara. En general en precio estamos muy por debajo de las que vienen en ese envase.
–Imagino que se come Raulito en toda la provincia, ¿fuera de ella también?
–Estamos presentes en todos los tipos de canal comercial en Córdoba, incluyendo las grandes superficies como Libertad, ChangoMás, Mami o Tadicor, por citar ejemplos. Esto último se da en Córdoba debido al buen posicionamiento de nuestra marca. Por el canal mayorista llegamos a almacenes, despensas y fiambrerías; y también desarrollamos la venta al sector gastronómico y a geriátricos. También somos fuertes en Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca y el oeste de Santa Fe (zonas como Frontera, Rafaela). Donde nunca nos animamos a incursionar es en la provincia de Buenos Aires.
Defensor del “hecho en Córdoba”
Nombre. Marcelo Oscar Berardi (56).
Casado con. Lorena.
Hijos. Martina e Ignacio.
Le gusta. El fútbol. Fanático de Instituto, también juega al fútbol todos los fines de semana en uno de los 62 equipos del Club Social y Deportivo Los Amigos, del que es tesorero. es un aguerrido defensor.
Dirigente empresario. Presidente de la Cámara de Industriales de la Alimentación de Córdoba (Adiac) desde mayo. Tiene dos años de mandato con chances de una reelección.
Empresa. Raulito SRL.
Socios. Hernán (hermano); Cristian Ulloque y Cintia Carrara.
Empleados. 10.
Capacidad de producción. 10 mil potes diarios.
Teléfono. (0351) 471-6694
E-mail. info@productosraulito.com.ar
Web. productosraulito.com.ar