Con la reducción de 10 puntos en el impuesto Pais, que se aplicará desde este lunes 2 de septiembre, el ministro de Economía, Luis Caputo, intenta sumar factores que ayuden a bajar los precios internos. Probablemente bajen los valores de algunos productos, pero será difícil lograr un achique importante en la inflación.
Hay que recordar, primero, que fue el propio Gobierno el que elevó este impuesto de 7,5% a 17,5% cuando asumió en diciembre de 2023. Ese mes, la inflación fue de 25,5%, impulsada por la suba del dólar y la exagerada emisión de pesos de la administración anterior. Ahora que la inflación ronda en torno al 4% mensual, el impuesto Pais volverá a 7,5% para bienes y fletes, y seguirá en 30% para comprar dólares y calcular el valor del dólar tarjeta y el dólar ahorro.
La medida tiene un efecto directo en los precios de los productos salidos de fábrica, sobre todo aquellos que utilizan insumos importados, y obviamente en los valores de los bienes importados. Lo que no está claro es si esta medida ayudará a bajar los precios al consumidor y a reducir la inflación.
El economista Fernando Marull, socio de FMyA, proyecta que reducirá en 0,7 puntos la inflación mayorista, ya que tiene un efecto deflacionario de 10% en los precios de las importaciones.
Por su parte, Nadin Argañaraz, titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), hizo la semana pasada un cálculo sobre tres escenarios posibles, para productos clásicos del consumo argentino que utilizan insumos importados.
Con esta baja de 10 puntos, si en el producto la incidencia del impuesto Pais es de 2% sobre precio final, la reducción del precio sería del 1,14%, con lo cual un bien con un precio final neto de IVA de $ 1.000 (U$S 1,05) lograría una rebaja de $ 11,4, siempre que el traslado sea pleno.
Si en el precio final del producto tuviera una incidencia de 4%, la reducción de carga tributaria sería mayor que en el caso anterior, llegaría a 2,3%. Es decir, para un bien cuyo precio neto de IVA sea de $ 1.000, implica una rebaja de $ 23 o U$S 0,02.
Por último, si la incidencia es de 6% sobre precio final, la rebaja de carga tributaria sería del 3,4%, lo que implicaría un descenso de $ 34 o U$S 0,02 en un bien de precio final neto de IVA de $ 1.000.
De qué depende
Para que el ejercicio hecho por el Iaraf se vea reflejado, el empresario debe trasladar toda la rebaja a precios. Puede suceder que el titular de la empresa decida, con el beneficio que genera tener insumos importados más baratos, cubrirse de la suba de costos de los servicios que tuvo este año, mantener sus precios y mejorar su rentabilidad.
También es posible que los productos salgan de fábrica con precios menores, pero que quienes decidan mantener precios para mejorar su rentabilidad y cubrirse de los mayores costos sean la empresa mayorista o el negocio minorista.
Por esta razón, el economista cordobés advierte que reducir un impuesto como el Pais puede bajar los precios, y por tanto la inflación, pero eso depende más de lo que suceda en la cadena de producción y comercialización que de la medida en sí misma.
“En un mercado competitivo, con productos típicos del consumo de los argentinos, el promedio de caída en los precios será de 4%, siempre que el traslado sea pleno en toda la cadena”, explica Argañaraz.
También puede suceder que todas las empresas nacionales de la cadena de un producto decidan no trasladar la rebaja impositiva, pero que ingrese un artículo sustituto importado a menos precios, por la rebaja del impuesto Pais. Ante esto, el empresario nacional tendrá que bajar sus valores; de lo contrario, perderá mercado.
Según el economista cordobés, esto debería seguir con aquellos impuestos que distorsionan precios o desalientan la producción, como el impuesto al Cheque y los derechos a la exportación. Y para que la quita impositiva tenga impacto real es clave desregular y eliminar trabas para la actividad.
Bajar impuestos tiene buen marketing. Pero para que esto baje la inflación, hay que transitar un camino largo y sinuoso, que recién empieza.
