La Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (Afac) lanzó este miércoles una contundente advertencia sobre el futuro de la industria autopartista en el Mercosur, señalando que las nuevas normativas está marginando a los componentes locales y regionales.
Según la entidad, lo que alguna vez fue un motor de integración y desarrollo local, hoy opera bajo un velo que distorsiona la realidad de sus vehículos. El corazón del problema, según la Afac, reside en el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) N° 14, que rige el comercio bilateral automotor entre Argentina y Brasil.
Un vehículo puede ser considerado de origen Mercosur y, por lo tanto, gozar de arancel cero en su tránsito recíproco entre Argentina y Brasil, aún cuando el 84% de sus autopartes provengan de fuera del bloque y tenga sólo 16% de componente local o regional.
Sucede que el precio FOB (valor del vehículo exportado) de un vehículo incluye 60% de piezas-materiales y 40% de valor agregado (costo salarial, valor industrial, amortizaciones, margen, impuestos, logística, etc.). Esta regla de origen permite hasta 50% de piezas importadas, por lo que sólo podrían ser regionales el 10% de los componentes restantes. De esta manera, se podría ensamblar un automóvil con solamente el 16% de piezas de todo el Mercosur (10% del 60%).
“Lo que se exporta como un vehículo Mercosur es, en un número creciente de casos, un ‘Frankenstein automotriz’ con un corazón asiático y con un futuro principalmente chino”, advierte la entidad.
La Afac denuncia una “sorprendente laxitud” en el Mercosur, que en algún momento le dio un fuerte impulso a la integración y desarrollo industrial, y que actualmente opera “bajo un velo que distorsiona la realidad de sus vehículos mal llamados ‘nacionales y regionales’, casi de manera cínica”, resalta con dureza.
Una maquinaria “perversa”
Este esquema de porcentajes mínimos de componentes regionales fue creado para fomentar la integración y la producción a gran escala; pero para la entidad se ha transformado en “una verdadera alquimia numérica que habilita una masiva elusión de aranceles aduaneros”, con una creciente participación de componentes de China, que ingresan sin pagar los impuestos correspondientes, “disfrazados burdamente bajo el paraguas de un supuesto origen regional”.
La Afac no duda en calificar la nueva mecánica como “perversa en su simplicidad”: las terminales automotrices, amparadas en estas flexibilidades, importan componentes claves desde mercados de bajo costo como los asiáticos. Al ensamblar estos componentes en Argentina o Brasil, el vehículo resultante, con apenas un 20% de contenido local o regional del total de las piezas, obtiene la “certificación” de origen Mercosur. Casos aún más “excepcionales y recientes” han permitido catalogar vehículos como “Mercosur” con un porcentaje cercano al 100% de sus autopartes de origen extra-bloque, evidenciando lo que denomina un “oportunismo extremo”.
Al respecto, los industriales argentinos aseguran que esto trae una amenaza de desindustrialización y pérdida de empleo, con el consecuente “debilitamiento progresivo y el riesgo inminente de desaparición de decenas de empresas autopartistas en Argentina y Brasil”.
Esta competencia desleal, según cálculos de Afac, ponen en riesgo en Argentina a 75 mil empleos directos en 10 provincias, ya que la mayoría de las empresas tienen un suficiente desarrollo tecnológico para ser competitivas, pero se ven “imposibilitadas de competir con los costos de los componentes chinos”, cuyos precios “no surgen de las fuerzas del libre mercado, sino de fuertísimos subsidios estatales”.
En Brasil, la situación es similar. Allí las terminales, autopartistas y varios sectores industriales de esta cadena pidieron a su Gobierno no otorgar desgravaciones arancelarias para la importación de vehículos semi armados y/o desarmados, con el fin de evitar que el país se convierta en un “mero punto de ensamblado”.
En este marco, la entidad industrial exige una “revisión urgente y profunda del ACE 14”, lo cual –asegura– no implica cerrar las puertas al comercio, sino de garantizar “reglas de juego transparentes y equitativas que fomenten la inversión y el desarrollo local y regional”.
En este marco, Afac propone estas acciones:
- Adecuar los porcentajes y sistema de medición de contenido local o regional exigidos, elevando el umbral de contenido de origen Mercosur.
- Fortalecer los controles aduaneros, para verificar el verdadero origen de las autopartes importadas y evitar triangulaciones.
- Incentivar la producción local de autopartes con políticas públicas que fomenten la inversión.
- Promover la integración productiva regional genuina, con la integración de cadenas de valor entre Argentina y Brasil.
Al respecto, concluye: “El Mercosur corre el riesgo de convertirse en un mero punto de ensamblaje, con su corazón productivo automotriz latiendo, cada vez más, al ritmo de las fábricas del otro lado del mundo”.