Durante el acto por el Día del Trabajo efectuado este martes por la Confederación General de Trabajo (CGT), uno de los dirigentes con mayor peso en el sindicalismo argentino proclamó la necesidad de reducir la cantidad de horas de trabajo semanales de aquellas personas que están en relación de dependencia.
“Hay que acabar con la semana de 48 horas”, recalcó uno de los triunviros de la central obrera, Héctor Daer, al hablar en el festejo donde predominaron los gremios vinculados con los llamados “Gordos”, por sobre las presencias aliadas al kirchnerismo. Se entiende, el achicamiento no implica una reducción de los salarios.
La idea de achicar las horas semanales comenzó a difundirse por el mundo a partir de la reforma aplicada en Francia en el 2000, que bajó la cantidad de horas de 39 a 35.
Sin embargo, hay quienes afirman que ese propósito no se condice con la realidad del país galo que también tiene notable informalidad laboral lo que impulsó la resistida reforma jubilatoria aplicada por el gobierno de Emmanuel Macron.
Conocida la intención expuesta por Daer, el empresariado cordobés no ocultó su postura frente al tema en las redes sociales.
Ardieron los mensajes
“Hay que ir a un sistema laboral de 40 horas y un sistema indemnizatorio como el de la Uocra”, planteó un empresario del interior vinculado al rubro de la construcción. Ese gremio, precisamente aplica una especie de ahorro previo para las indemnizaciones.
Un ejecutivo de una desarrollista comenzó que en su empresa “ya la redujimos, como parte de la estrategia para adaptarnos a la nueva modalidad y de retener gente”. “En la opción bajar horas o aplicar home office, preferimos ajustarnos en cantidad de horas semanales”, explicó.
Otro empresario fue breve pero concreto en la postura: “Yo cedería eso a cambio de algún tope en las indemnizaciones”, explicó.
Cuándo hacerlo
Hubo más. “En mi opinión, dadas las condiciones que tenemos en el país, es todavía temprano para eso”, agregó el dueño de una Pyme alimentaria de presencia nacional. Pero añadió: “A futuro me parece correcto e inevitable”.
“Tienen mucho que ver los esquemas productivos, la automatización, el capital para hacer las reformas. Hay actividades sobradas en horas y otras que recurrentemente pagan horas extras”, planteó.
En el comercio rigen las 36 horas, por ejemplo en los comercios ubicados en grandes superficies comerciales. El punto es que por ahí esas horas no coinciden con la mayor necesidad de atención al público, explicó un comerciante en WhatsApp.
La preocupación por los costos también se metió en el intercambio. “Lo justo sería no tener que pagar al personal tantos feriados con fines turísticos, no corresponde que todos los de más debamos solventar al turismo”, se quejó una empresaria metalúrgica del interior.
Y también hubo de los más duros: “Si hoy con 48 horas trabajan realmente bien 36, imaginate si las reducimos como en Francia”, dijo alguien con decenas de empleados en el rubro de los servicios.
