La sorpresa me iba ganando a medida que recorría distintas audiciones radiales y televisivas de medios conservadores en los Estados Unidos, pues nunca había oído tanto análisis político, supuestamente efectuado por profesionales, que de manera tan contundente sustituían la reflexión por el insulto y la razón, y la lógica por la diatriba.
No conocía a personaje ni la circunstancia que pudiera haber desatado semejante reacción, pero la novedad era de alto impacto. Zohran Mamdani –ugandés nacionalizado estadounidense hace apenas siete años, hijo de madre india, la famosa directora de cine Mira Nair, y de padre ugandés, profesor en la Universidad de Columbia– había triunfado en la interna del Partido Demócrata del pasado 24 de junio.
Superó por 56% a 44% a Andrew Cuomo, y obtuvo la nominación partidaria para las elecciones de Alcalde de Nueva York.
Perfil militante
Rapero y dirigente social, defensor de Palestina, islámico chiita convertido luego al sunismo, barrió con la dirigencia tradicional del partido demócrata y se convirtió en una afrenta al trumpismo y al MAGA (siglas en inglés de “Hacer grande a Estados Unidos otra vez”) republicano revestido de tradicionalismo racial y blanco.
Mamdani viene dedicándose desde años a tareas de organización solidaria de sectores más desprotegidos de su ciudad, proclamando protección de la niñez, tolerancia e integración racial, protección del medioambiente, denunciando la corrupción, las desigualdades sociales y económicas, y la avaricia del sistema financiero.
Promovió la organización sindical de los choferes de taxi de Nueva York. Con estas banderas, y los méritos de una acción persistente, construyó un potente armado político de base.

Fue fundador del Partido de las Familias Trabajadoras asociado a la Organizaciones Socialistas Democráticas de América, a la que pertenecen las congresistas Alexandria Ocasio-Cortez y la palestina Rashida Tlaib, y la refugiada somalí Ilhan Omar, que con Ayanna Pressley conforman el llamado “Escuadron de las Mujeres de Izquierda”.
Nuevos dirigentes inmigrantes
La inmigración es la base de nuevos dirigentes volcados a la política desde la izquierda o centro-izquierda que marca nuevos rumbos en el seno del Partido Democrata, construyendo un particular laborismo norteamericano. Con pocos días de diferencia, un método de construcción política similar daba resultados parecidos en la ciudad de Rosario, donde se impuso Juan Monteverde.
Este movimiento fue definido hasta ahora por las elites del poder como marginal, pero triunfar en Nueva York ya tiene otra envergadura.

Está surgiendo desde el seno de la inmigración una nueva clase política, quizás como lo fue en su momento la cubana del exilio, pero de signo contrario.
Este fenómeno fue advertido por Donald Trump, quien denunció que “la inmigración proveniente de países que son pocilgas asquerosas está degradando a los Estados Unidos”.
Esperanza para muchos y desazón para otros, el nuevo movimiento ha dado un golpe fenomenal que, según los conservadores, tiene un origen claro y nefasto en Chicago, donde se le abrieron las puertas a un tal Barack Hussein Obama, cuyo segundo nombre es pronunciado enfáticamente en los círculos conservadores y en la prensa trumpista.
En el debate público aparece como culpable James Carter -quien dio estatus de refugiados a los cubanos del Mariel- por su política de apertura y derechos humanos que habría atraído a una inmigración indeseada. Se olvidan de que Ronald Reagan legalizó a millones de inmigrantes.
Cuestionamientos al poder judío
Este movimiento político comienza a incidir en la base de sustentación de la política de Washington y su irrestricto alineamiento con Israel.
Zohram Mamdani es, también, un destacado dirigente propalestino y ha sido acusado de promover una “intifada global” y exigir que se cumpla la orden de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por delitos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, emitida por el fiscal de la Corte Penal Internacional.

En este contexto, se constituyó una alianza por parte de una veintena de organizaciones sociales y políticas tendientes a limitar la influencia de la Aipac (Comité Americano Israelita de Acción Política), poderoso lobby judío que realizó los más significativos aportes particulares a la campaña de Donald Trump y de cuyo seno emergieron importantes dignatarios de la actual administración y miembros del Congreso.
Reject Aipac, el nombre de la nueva coalición de centro izquierda, apela a que –según ellos– una mayoría del pueblo estadounidense considera que el presidente está preso de las decisiones ordenadas por los intereses judíos, ha convertido a los Estados Unidos en un país al servicio de Israel y desdibujado el rol genuino de Washington en el tablero mundial.
Consideran que los ciudadanos norteamericanos son favorables a la paz y el cese del fuego, y contrarios a la matanza en Gaza. Significativa o simbólicamente, a este grupo se ha unido el Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz).
Guerra cognitiva
Estudios realizados últimamente por el centro de investigación Pew señalan la abrupta caída de la opinión favorable a Israel en la población norteamericana.
En tanto Data for Progress, da cuenta de que una abrumadora mayoría del 71% está a favor de un cese inmediato del fuego en Gaza. También, cada vez más se acepta que la posición de Kamala Harris respecto a Palestina incidió de modo negativo en el resultado electoral.

La ratificación del Partido Democrata de su posición proisraelí se ve presionada después de la contundente elección de la ciudad de Nueva York, justo en el momento en que comienza a delinear su estrategia para obtener una mayoría en el Congreso en las elecciones del próximo año.
En la compulsa del pasado mes de noviembre, los demócratas perdieron votos por derecha y por izquierda; y en los decisivos “swing states” que terminaron de dar el triunfo a Trump, un 8,4% de votantes se desmovilizaron y no fueron a votar, desalentados por el acompañamiento de Biden y Kamala a Israel en Gaza.
Uno de los campos de batalla de la guerra de Medio Oriente es la guerra cognitiva que tiene alcance global y que particularmente en los Estados Unidos, su principal e indispensable aliado, Israel viene ganando de manera contundente.
En ese espacio bélico, el triunfo de Mamdani ha reforzado de modo significativo el discurso propalestino y ataca las armas de la desinformación, el silencio y la mentira.
Los medios de comunicación se han visto obligados a poner en el centro del debate la cuestión palestina y sus verdades o mentiras.
De la misma manera, las acciones del Gobierno tendientes a frenar cualquier intento de apoyo a palestina, particularmente en los campus universitarios, se ven cuestionadas. Limpieza étnica y genocidio encuentran mayores ámbitos de debate.
Tendencia visible
Bajo ninguna circunstancia, Reject Aipac puede equiparar la fuerza del lobby judío patrocinando por las más grandes fortunas del poder económico y mediático. Pero la elección de Nueva York pareciera consolidar la idea que el trabajo positivo sobre los verdaderos deseos, esperanzas y necesidades del pueblo norteamericano les puede permitir ganar elecciones y posiciones de poder.
Esa pareciera ser una tendencia de los últimos años que la elección de Nueva York puede haber confirmado. “La ciudad ha elegido a alguien que no tiene temor de luchar en contra del autoritarismo creciente”, fue una contundente frase con la que Zohran Mamdani celebró su triunfo.
*Abogado, diplomático retirado