La trágica muerte de Isla Sneddon, una adolescente escocesa, puso en el centro del debate las Guías Escocesas de Derivación para la Sospecha de Cáncer, que clasifican las derivaciones como urgentes o rutinarias basándose en la edad del paciente.
Su caso es un “escándalo” y “absolutamente desgarrador” que, según figuras políticas, subraya la necesidad de cambios inmediatos para evitar futuras pérdidas.

Un calvario médico que comenzó a los 14 años
Isla Sneddon acudió por primera vez al hospital a los 14 años debido a la presencia de bultos dolorosos en sus senos.
Sin embargo, su malestar fue desestimado por los médicos, quienes lo atribuyeron a un proceso normal de desarrollo hormonal propio de la adolescencia. Dos años después, en 2024, con 16 años, Isla regresó al centro médico con síntomas similares.
En esta ocasión, según informaron medios locales, su médico de cabecera sospechó cáncer y emitió una derivación urgente. No obstante, esta derivación fue rebajada a “rutinaria” conforme a la legislación de Escocia para pacientes de su edad.
Es que las Guías Escocesas de Derivación para la Sospecha de Cáncer establecen una clara distinción en el tratamiento de los casos:
Para pacientes mayores de 30 años, cualquier bulto nuevo y discreto debe tratarse como una derivación urgente y ser evaluado en un plazo de dos semanas.
Sin embargo, para pacientes menores de 30 años estos casos se tratan como rutina.
Esta política afectó directamente a Isla, provocando una demora de dos meses antes de que se le realizara una biopsia. Inicialmente, los médicos concluyeron que sus síntomas podrían deberse a un tumor benigno, específicamente un fibroadenoma gigante.
No obstante, el diagnóstico inicial de un tumor benigno resultó ser incorrecto. Seis días después de la biopsia, se descubrió que Isla presentaba un saco lleno de líquido alrededor de su corazón y en sus pulmones. Finalmente, se identificó un sarcoma en el revestimiento de su corazón, una forma rara y agresiva de cáncer que, en el caso de Isla, se había originado en sus mamas y se había extendido.
A pesar de haber recibido una atención médica “excepcional” por parte del personal del Hospital Golden Jubilee de Glasgow donde estuvo internada por 10 semanas, su condición empeoró rápidamente. A Isla se le dio un pronóstico terminal de entre 6 y 12 meses de vida, pero lamentablemente falleció a los 17 años, apenas seis meses y dos días después de su diagnóstico definitivo.
El reclamo de la Familia por justicia y cambio
La familia de Isla, tras la terrible pérdida, está exigiendo una revisión urgente de las políticas de derivación de cáncer en Escocia, convencida de que su hija podría haber sobrevivido si sus síntomas hubieran sido tomados tan seriamente como los de un adulto.
Su prima, Mairi McGee, describió a Isla como “un alma hermosa” y enfatizó que “si Isla hubiera sido adulta, su caso no habría sido degradado y ese retraso de uno o dos meses podría haber sido la diferencia entre que tuviéramos a Isla con nosotros hoy o incluso tener más tiempo”.
A través de una petición en la plataforma Change.org, la familia instó al gobierno de Escocia y a su Servicio Nacional de Salud (NHS) a asegurar que las derivaciones pediátricas estén sujetas a los mismos tiempos de espera máximos que las de los adultos.

También piden establecer un seguimiento riguroso cuando una derivación sea degradada o retrasada y proporcionar directrices más claras para que los médicos de cabecera y especialistas reconozcan y actúen sin demora ante los signos de cáncer en jóvenes y niños.
La familia remarcó que “no se trata solo de una cuestión de salud; es una obligación moral garantizar un trato equitativo para todos, independientemente de la edad“.
Las repercusiones políticas y la trágica estadística de Escocia
El caso de Isla Sneddon generó un importante debate a nivel político. La líder adjunta del Partido Laborista escocés, Dame Jackie Baillie, calificó la muerte de Isla como “un caso absolutamente desgarrador” y destacó la necesidad de “aprender las lecciones de este terrible caso para garantizar que no se pierdan más vidas innecesariamente de esta manera”. Baillie instó a una revisión de cómo se gestionan las derivaciones de cáncer para los jóvenes.
En respuesta, un portavoz del Gobierno escocés explicó que las directrices de derivación para la sospecha de cáncer fueron “revisadas recientemente con las aportaciones de los médicos y las organizaciones benéficas contra el cáncer” para garantizar que se basen en la evidencia y apoyen la identificación temprana.
No obstante, el fallecimiento de la adolescente se enmarca en una preocupante realidad: Escocia tiene una de las tasas de mortalidad de menores de 18 años más altas de Europa Occidental, con un estimado de 300 niños y jóvenes que mueren cada año, muchos de ellos debido a enfermedades no diagnosticadas a tiempo.
La campaña de la familia Sneddon, según denuncian, busca evitar que otros niños y adolescentes enfrenten una situación similar. “Esto no debería pasarle a nadie, y mucho menos a alguien con toda la vida por delante”, condenaron.