El presidente estadounidense Donald Trump tuvo un fuerte exabrupto a bordo del avión presidencial que se viralizó este martes, horas antes de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos votara un proyecto de ley que obliga al Departamento de Justicia a hacer públicos los archivos relacionados con el fallecido financista y delincuente sexual Jeffrey Epstein.
El exabrupto ocurrió cuando el mandatario republicano atacó verbalmente a la periodista Catherine Lucey, corresponsal de Bloomberg en la Casa Blanca, al ser cuestionado sobre la mención de su nombre en los correos electrónicos de Epstein. Cuando Lucey preguntó por qué Trump se comportaba de esa manera “si no hay nada incriminatorio en los archivos”, él la señaló y le respondió: “Silencio. Silencio, cerdita”.
Aunque la situación ocurrió el viernes, se viralizó este martes, provocando un fuerte rechazo entre los colegas de Lucey.
Presión legislativa y postura de Trump
El Congreso de Estados Unidos tiene previsto votar este martes el proyecto de ley que exige la divulgación de los archivos del caso Epstein, culminando un esfuerzo que logró superar la oposición inicial del presidente y del liderazgo republicano.
Jeffrey Epstein, quien se suicidó en su celda en agosto de 2019 antes de enfrentar un juicio federal, dejó un rastro de escándalos vinculados a su red de menores de edad, de las que él y algunos de sus invitados, incluyendo personalidades mundiales, abusaron sexualmente.
Una investigación separada, llevada a cabo por el Comité de Supervisión de la Cámara, ya publicó miles de páginas de correos electrónicos y otros documentos provenientes del patrimonio de Epstein, que muestran sus conexiones con líderes globales, figuras influyentes de Wall Street y políticos, incluido el propio Trump.
El presidente, que no enfrenta ninguna investigación judicial por este caso, insistió el viernes en que no sabía nada al respecto. Sin embargo, los demócratas, que están en minoría, reclaman que se publique todo el dosier, especialmente tras la aparición de correos electrónicos de Epstein la semana pasada que mencionan a Trump. En estos documentos, el desprestigiado financiero sugería que Trump “sabía sobre las chicas” y que pasó horas con una de las víctimas en su casa.
Cambio de opinión
Tras semanas de resistencia y presión tras bambalinas, Trump revirtió su postura durante el fin de semana. El domingo, ante la claridad de que un centenar de sus copartidarios en el Congreso estaban dispuestos a desafiarlo, afirmó: “Los republicanos de la Cámara deberían votar a favor de la publicación de los archivos de Epstein porque no tenemos nada que esconder”.
El lunes, Trump declaró que firmaría el proyecto de ley si este pasa por ambas cámaras del Congreso, agregando: “Que el Senado lo revise”. Cuando los periodistas le preguntaron en el Salón Oval si firmaría el texto para convertirlo en ley en caso de ser aprobado por el Senado, dijo: “Estoy completamente de acuerdo”.
A pesar de su apoyo reciente, el asunto Epstein reveló fisuras en el apoyo al líder republicano, quien se postuló con la promesa de publicar los archivos, pero se retractó después de asumir el cargo en enero.
Trump y Epstein fueron cercanos en la década de 1980, cuando ambos eran destacados hombres de negocios en Nueva York, pero rompieron relaciones a principios de los 2000. El republicano también contraatacó, exigiendo una investigación sobre la relación entre Epstein y algunas personalidades demócratas, entre ellas el expresidente Bill Clinton (1993-2001).
Tensión constante con la prensa
El incidente a bordo del avión no fue el único episodio reciente de tensión con la prensa. El presidente también atacó a la cadena ABC en el Despacho Oval tras otra pregunta sobre el caso Epstein, diciendo: “Deberían quitarles la licencia, son una empresa pésima”. Posteriormente, atacó al reportero, amenazando: “Eres un reportero verdaderamente incompetente, deberías aprender a hacer tu trabajo. No más preguntas para ti”.
Si el proyecto de ley pasa en la Cámara de Representantes y llega al Senado, su aprobación requeriría 60 votos. La divulgación de los archivos es apoyada por legisladores que dicen que el público merece respuestas en un caso con más de 1000 presuntas víctimas, mientras que activistas pro-Trump insisten en que los archivos expondrán a los demócratas y a otras figuras poderosas.
Hundir el proyecto en el Senado o vetarlo sería difícil de defender para Trump en vísperas de las elecciones de medio mandato.























