Videos impactantes que comenzaron a circular por redes y testimonios obtenidos a través de interceptaciones de radio exponen una cruda realidad dentro del ejército ruso en Ucrania: la deserción es un problema masivo y los castigos por huir son tan brutales que incluyen dejar a soldados atados a árboles a merced de drones ucranianos, una práctica que llaman el “sacrificio a Baba Yaga”.
La práctica, a la que los soldados rusos se refieren como un “sacrificio a Baba Yaga”, una bruja del folclore eslavo, implica atar a un militar a un árbol y abandonarlo, posiblemente a la muerte, a manos de drones de ataque ucranianos.
Un comandante de un batallón de drones ucranianos, con nombre clave Munin, afirmó haber visto esto dos veces y haberlo escuchado muchas más en interceptaciones de radio, donde se oye a comandantes rusos ordenar explícitamente el amarre como castigo por deserción. Según Munin, cualquier dron grande ucraniano es llamado “Baba Yaga” por los soldados rusos, lo que les causa un pánico “terrible”.
Las pruebas que se compartieron en las redes
Un video, grabado aparentemente el invierno pasado, muestra a un hombre de Kamensk-Uralsky atado a un árbol, quien explica que huyó de su puesto tras asustarse por un dron ucraniano. Relata que otro soldado le ofreció dispararle para simular una herida (un “300”) y que, al negarse, el otro soldado le disparó de todos modos, facilitando su captura. El video termina con el hombre atado, mirando nervioso al cielo mientras una voz le dice que viene un dron que “te va a soltar todo encima”.
Un ejército marcado por la violencia
Estos castigos son parte de una serie de “abusos horribles en el campo de batalla”, muchos de ellos grabados por drones de vigilancia ucranianos o por los propios soldados rusos. Otros videos muestran:
- Dos hombres desnudos encerrados en un tanque de almacenamiento, mientras una voz se burla diciendo: “¡Hora de alimentar a los animales!”.
- Un hombre atado a un árbol con un balde oxidado sobre la cabeza, quien es pateado repetidamente en la cara y aparentemente orinado encima.
- Un hombre encogido en el suelo siendo pateado en el rostro, antes de ser arrastrado por un jeep en movimiento con un cinturón atado a su tobillo, en un castigo conocido como “el carrusel”.
Las razones de la deserción
La deserción es un problema en las fuerzas de Moscú. Se estima que decenas de miles de hombres rusos desertaron desde el inicio de la invasión a gran escala a principios de 2022. El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) cita datos filtrados del Ministerio de Defensa ruso que sugieren que el número podría llegar a 50.000.
Las razones de la deserción son múltiples y desgarradoras. Canales de redes sociales, especialmente Telegram, reflejan la “profunda ansiedad y desesperación” de muchos soldados y sus familias. Yuri Duryagin, un soldado que hizo una súplica personal al presidente Putin en un video de Telegram, denunció el mal equipo y la falta de municiones en Donetsk, donde sólo 32 de los 150 hombres de su compañía sobrevivieron a un asalto. También acusó a sus superiores de pagarle menos de una quinta parte de su sueldo y de ocultar muertes para evitar compensaciones a las familias. Quizás lo más grave, Duryagin acusa a un comandante de disparar a quienes se negaban a participar, afirmando que “ponía a la gente contra la pared porque simplemente se negaban a enfrentar una ametralladora”.
Grigory Sverdlin, fundador de “Get Lost”, una organización que ayuda a hombres rusos a desertar o evitar la conscripción, describe una cultura marcada por el nihilismo: “La violencia es lo que mantiene vivo al Ejército de Rusia y lo que lo mantiene unido”. Sverdlin explica que para los oficiales rusos, la vida de los soldados “no vale nada”; perder un tanque o un vehículo es “mucho peor que perder, digamos, 10 o 20 personas”. Muchos desertan antes del despliegue debido a un entrenamiento deficiente de sólo una a tres semanas. Desde su inicio seis meses después de la invasión, “Get Lost” ayudó a 1.700 personas a desertar.
La pena oficial por deserción en Rusia puede ser de hasta 15 años de prisión, pero los videos muestran que los castigos improvisados en el terreno son una realidad brutal, con el mismo objetivo de disuadir a otros de escapar.
Los soldados rusos a quienes Sverdlin ayuda a desertar a menudo expresan: “No quiero morir aquí”, pero la frase más común es: “Esta no es mi guerra, no es nuestra guerra… no entiendo qué demonios estamos haciendo aquí”. Aunque Ucrania también enfrenta problemas de moral y deserción, esta falta de fe en la causa es “mucho menos común” entre sus filas.
CNN intentó contactar al Ministerio de Defensa de Rusia para obtener comentarios sobre los castigos a desertores mostrados en los videos, pero no recibió respuesta. Las estimaciones de gobiernos occidentales e instituciones académicas indican que desde febrero de 2022, aproximadamente un millón de rusos murieron o fueron heridos.