Roma vive un momento histórico y caótico este 23 de abril de 2025, tras el fallecimiento del papa Francisco el pasado lunes a los 88 años. La capital italiana ha alcanzado una ocupación completa en hoteles, vuelos y servicios turísticos, mientras se prepara para los funerales del Pontífice, programados para el sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro. Según estimaciones del Gobierno italiano, más de un millón de personas, entre peregrinos, fieles y turistas, llegarán a la ciudad esta semana para despedir al primer Papa latinoamericano, desbordando la capacidad de la urbe en pleno Año Jubilar.
Una ciudad desbordada por el duelo y el turismo
Desde que se anunció la muerte de Francisco por un ictus cerebral, las búsquedas de vuelos a Roma se dispararon un 35%, se multiplicaron por 20 en comparación con semanas previas. Aerolíneas Argentinas reportó que los vuelos directos del miércoles, jueves y viernes ya están al 100% de ocupación, un fenómeno impulsado por la noticia del fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio. Hoteles, hostales y alojamientos en Roma también están al límite, con precios que se han triplicado en algunos casos.
El contexto del Año Jubilar 2025, que ya había atraído a millones de peregrinos, sumado a la afluencia por el funeral, ha convertido a Roma en el epicentro espiritual del mundo. La Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV) confirmó que las peregrinaciones programadas para el Jubileo se han intensificado, y muchas agencias trabajan a contrarreloj para organizar viajes de última hora. Sin embargo, los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina permanecerán cerrados hasta el 5 de mayo, y la Basílica de San Pedro podría restringir accesos si la afluencia supera los límites de seguridad.
Máxima seguridad para un evento global
El funeral de Francisco, que comenzará a las 10 de la mañana del sábado (5 de Argentina), será presidido por el cardenal Giovanni Battista Re y reunirá a líderes mundiales como Donald Trump, Emmanuel Macron, Volodymyr Zelensky y Javier Milei, entre otros. Ante esta masiva concurrencia, Roma ha activado el nivel 1 de seguridad nacional, el más alto del protocolo italiano, equivalente al usado en eventos como el G7. La Plaza de San Pedro será una “zona roja”, con acceso restringido a residentes, autoridades y fieles autorizados, quienes pasarán por detectores de metales y escáneres de rayos X. Equipos caninos antiexplosivos, drones, francotiradores y una zona de exclusión aérea —vigilada por helicópteros— garantizarán la seguridad.
Protección Civil italiana ha desplegado más de 2.500 agentes diarios para gestionar la llegada de unas 200.000 personas solo para el funeral. Desde este miércoles, el cuerpo de Francisco yace en la Basílica de San Pedro, donde unos 20 mil fieles ya lo despidieron en el primer día de exposición, obligando al Vaticano a extender el horario más allá de la medianoche.
Un adiós que paraliza Roma
El impacto del funeral trasciende lo logístico. El sábado, la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y la de Santa María la Mayor —donde Francisco será enterrado— se cerrarán durante la ceremonia, afectando las celebraciones jubilares. Además, las autoridades advierten que las principales atracciones turísticas, como la Fuente de Trevi, podrían verse saturadas, aunque permanecerán abiertas.