El cura argentino Gabriel Romanelli, una figura en la única iglesia católica de la Franja de Gaza y quien mantuvo un contacto diario con el papa Francisco, resultó herido este jueves por los bombardeos israelíes que afectaron la iglesia de la Sagrada Familia.
El suceso pone de manifiesto la situación humanitaria en la región y el inquebrantable apoyo del Sumo Pontífice a la comunidad.
¿Quién es Gabriel Romanelli?
Romanelli, originario de Buenos Aires, forma parte del Instituto del Verbo Encarnado, una congregación misionera nacida en San Rafael, Mendoza, donde también realizó sus estudios. Su trayectoria misionera en Medio Oriente abarca 30 años, incluyendo residencias en Egipto, donde aprendió árabe, y cuatro años en una misión en Madaba, Jordania, antes de completar una licenciatura en filosofía en Roma.

La relación entre el padre Gabriel y el papa Francisco es notablemente estrecha. El pontífice lo llamaba todos los días por teléfono, incluso cuando estuvo internado por neumonía. Romanelli reveló que el Papa le pedía que cuidara “a los chicos, a los ancianos y a los enfermos”. Francisco se mantuvo “firme en su postura” pidiendo ayuda humanitaria y siempre les dio “ánimos” para vivir en un lugar en guerra.
El padre Gabriel describe las comunicaciones del Papa como “esa bendita llamada”, resaltando que Francisco “nunca (pero nunca) dejó de llamar” a la Parroquia de la Sagrada Familia. Esta cercanía es una fuente de “alegría y consuelo” para la comunidad, sabiendo que el Papa, a pesar de su delicado estado de salud, piensa, reza por ellos y por la paz en Gaza.
La Parroquia de la Sagrada Familia, el único templo católico en la Franja de Gaza, se convirtió en un refugio improvisado para unas 500 personas desde el inicio del conflicto entre Hamás y el ejército de Israel. Entre los resguardados se encuentran cristianos (ortodoxos, protestantes y católicos) y más de 50 niños musulmanes con sus familias.

Tras el bombardeo, Romanelli utilizó sus redes sociales para pedir: “Oren y oren con nosotros por la recuperación de Suhail Shadi Abu Dawoud y los demás heridos dentro de la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza“. Además, compartió un llamado de la Iglesia católica instando a los dirigentes a “alzar la voz y hacer todo lo necesario para detener esta tragedia que es humana y moralmente injustificada”.