“Les dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse”. Estas palabras escribió en su carta póstuma el expresidente peruano Alan García, quien en dos oportunidades estuvo a cargo de los destinos del país, y que el 17 de abril de 2019 decidió dispararse un tiro en la cabeza, para evitar ser detenido.
García fue uno de los presidentes peruanos que dejaron el máximo sillón nacional para pasar a integrar la larga lista de mandatarios investigados por la Justicia. Su suicidio, en su casa, mientras la Policía intentaba detenerlo para llevarlo a la cárcel, fue uno de los capítulos más dramáticos de la historia reciente de Perú, marcado por los vínculos de presidentes con las maniobras de corrupción.
Alan García estaba acusado en el marco del caso Odebrecht, la constructora brasileña investigada en numerosos países del mundo por haber pagado coimas millonarias a políticos para poder quedarse con la concesión de importantes obras públicas.
Específicamente, García fue acusado de haber cometido o avalado irregularidades en la adjudicación de las obras del subterráneo de la ciudad de Lima. Según la fiscalía peruana que llevó adelante la investigación, Odebrecht habría pagado siete millones de dólares en coimas para conseguir el contrato, que fue adjudicado durante el segundo gobierno de García, que se extendió entre 2006 y 2011.
En todo momento García negó haber estado involucrado en esos hechos de corrupción y acusó a sus opositores de querer ensuciarlo. “No me mezclen en sobornos y coimas de gente sin moral ni patriotismo”, declaró en 2018. En ese año los jueces le dictaron el impedimento para abandonar el país y la investigación siguió avanzando hasta que los policías llegaron hasta su casa para arrestarlo, por lo cual el presidente se suicidó.
Los cuatro presidentes de Odebrecht
Perú fue uno de los países latinoamericanos donde más repercusiones y acusaciones generó el caso Odebrecht, también conocido como “Lava Jato” en su país de origen, Brasil.
Solamente por este escándalo de corrupción, Perú tuvo a cuatro presidentes procesados. Además de Alan García, también terminaron enredados en el caso los presidentes Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Alejandro Toledo.
Además de presidentes, otros importantes exfuncionarios peruanos también quedaron atrapados en la telaraña del escándalo. Entre ellos, el exfiscal General del país Pedro Chavarry, quien debió renunciar, y la esposa de Humala, Nadine Heredia.
En el caso de Kuczynski, quedó en el centro de las acusaciones cuando Odebrecht informó al Congreso peruano que había pagado casi cinco millones de dólares a dos empresas asesoras vinculadas al presidente.
El expresidente Toledo quedó sospechado de haber recibido un soborno por 20 millones de dólares por parte de la misma empresa.
En el caso del presidente Humala, estuvo preso junto con su esposa durante un año, acusado de lavado de activos y asociación ilícita, también por el caso Lava Jato.
