Los largos conflictos de Israel con países vecinos son tan complejos que, en medio de la operación terrestre en la ciudad de Gaza, se desarrollan negociaciones con Siria para alcanzar un pacto de seguridad.
Este jueves el propio presidente sirio Al Sharaa afirmó que el diálogo podría dar resultados positivos en los próximos días.
Hay que tener en cuenta que desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel ocupa los Altos del Golan, una zona que Siria considera que le pertenece y que la ONU califica como territorio en disputa.
Hasta la caída de Assad en diciembre de 2024, por Siria pasaba la ayuda financiera y militar iraní a la organización terrorista Hezbollah que opera en El Líbano y cuya cúpula fue diezmada en múltiples ataques israelíes.

Un cambio importante
La situación cambió con la llegada de Al Sharaa al poder, aunque las autoridades israelíes dudan acerca del poder real del nuevo mandatario para mantener unidas a las diferentes facciones que integran su gobierno.
En ese contexto es oportuna la palabra de Eyal Dror, un teniente coronel de 48 años, que estuvo a cargo de la operación Buena Vecindad en la frontera de Israel y Siria, entre 2016 y 2018.
Dror se encontró este jueves en los Altos del Golán con una delegación de periodistas argentinos invitados por la Cancillería de Israel para hablar de aquella experiencia.
El objetivo de la operación Buena Vecindad consistía, según Dror, en “hacer todo lo posible para ayudar al mayor número de personas”.
Cuenta que lograron salvar unos 3.500 sirios en el periodo, guiados por el precepto “quien salva una vida salva el mundo”.

Dror, que escribió sobre el tema el libro Embracing the enemy (abrazando al enemigo), sostiene que la gran diferencia de la operación Buena Vecindad respecto de la forma en que Israel se vinculó con los palestinos de la Franja de Gaza radica en que en la frontera con Siria se contactaron directamente con la población, sin intermediarios políticos.
Dice que esa relación directa permitió que muchos sirios se formaran una imagen distinta de los israelíes. No veían los monstruos de la propaganda extremista de los grupos fundamentalistas islámicos sino personas reales que los ayudaban.
Ilustra ese cambio de visión con la anécdota de una nena que sufría una grave diabetes y que fue tratada en un hospital israelí. Cuando la nena se recuperó, dibujó un corazón y una bandera de Israel y se la dedicó con la leyenda: “Para Abu Jacob (padre Jacobo)”, que era como le decían los sirios a Dror.
Atención constante
La guerra civil Siria duró siete años y dejó un saldo de más de un millón de muertos y unos seis millones de refugiados. “El peor conflicto en Medio Oriente no es entre Israel y Palestina sino entre sunitas y chiitas”, señala en referencia a los dos principales ramas del Islam.
Si bien el nuevo gobierno sirio aún no da garantías de estabilidad, Dror piensa que han dado algunos pasos en la dirección correcta. Por ejemplo, cortó el tráfico de captagón (una droga a base de fentanilo) por el territorio sirio.
Sin embargo considera que Israel debe mantenerse atenta y no confiar en nadie para que no se repita una masacre como la del 7 de octubre. “No vamos a cerrar los ojos. No vamos a arriesgar nuestra vidas”. Y no se cansa de repetir que entre las principales condiciones que debe imponer Occidente para prestar ayuda financiera en estas regiones tiene que ver con la educación. “No se puede ayudar a una población que en sus manuales escolares incita a eliminar a Israel”
“Yo no quiero que mis hijos vayan a la guerra, pero la realidad es que serán soldados y sus hijos también”, afirma pues “si no se deja de educar para el odio” será imposible cambiar las mentalidades.
En ese punto se muestra pesimista respecto de Palestina, porque “hay toda una generación Palestina educada en el odio”. De manera que es muy difícil suponer que en poco tiempo se transforma en una cultura democrática y tolerante.

No obstante, advierte que Israel o Estados Unidos “no deben entrometerse en los enfrentamientos entre los islámicos”, ya que cada vez que lo hicieron las cosas resultaron peor. Recuerda que el intento de Estados Unidos para imponer un gobierno democrático en Irak, luego de derrocar a Saddam Hussein, derivó en que el régimen iraní de los ayatollahs aprovechará la ocasión para copar el ejército y oprimir aún más al país.
En ese sentido, prefiere que el Estado de Israel se concentre en hacer del país un lugar mejor.
*Carlos Schilling, desde Israel.