Tras el fallecimiento del Papa Francisco, la Santa Sede declaró el inicio de la sede vacante, marcando un período de transición y preparativos para la elección de un nuevo Pontífice. El cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, asumió el mando del Vaticano desde este lunes 21 de abril.
Sus funciones comenzaron en la tarde con el rito de certificación de la muerte del Papa Francisco y la colocación de su cuerpo en el ataúd, tal como establece el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis. En este rito participaron el Decano del Colegio Cardenalicio, familiares del Pontífice, y autoridades sanitarias del Vaticano. Según informa ‘Vatican News’, Francisco fue depositado en un ataúd con una túnica blanca.
Es importante destacar que el Papa Francisco había simplificado el ritual de los funerales pontificios en noviembre pasado, eliminando tradiciones como los tres ataúdes, el catafalco y el báculo papal, optando por tratamientos más sencillos. La constatación de la muerte se realizó en su capilla privada, y el cuerpo será depositado directamente en un único ataúd de madera con interior de zinc antes de ser trasladado a la basílica.
Se informó que el traslado del cuerpo del Papa a la Basílica de San Pedro para el homenaje de los fieles podría tener lugar el próximo miércoles 23 de abril. Una vez allí, será expuesto directamente en el féretro abierto para la veneración, sin el uso del tradicional catafalco. Tampoco se colocará el báculo papal junto al féretro.
En cuanto al sepelio, se eliminó la tradición de los tres ataúdes (ciprés, plomo y roble). Siguiendo el modelo de los funerales de obispos, durante las ceremonias religiosas se utilizarán títulos más sencillos, omitiendo la alusión a ‘Romano Pontífice’. Por deseo expreso, Francisco no será enterrado en la Basílica de San Pedro, sino en Santa María la Mayor de Roma, lugar al que tenía un gran afecto y que visitó en más de 100 ocasiones.
Cesan los cargos en la Curia Romana, el Camarlengo toma el control
Con la muerte del Pontífice, todos los jefes de los dicasterios de la Curia Romana, incluyendo al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, los cardenales prefectos y presidentes arzobispos, así como los miembros de los dicasterios, cesaron en sus cargos. Sin embargo, el camarlengo y el penitenciario mayor continúan ocupándose de los asuntos ordinarios, debiendo someter al Colegio de los Cardenales cualquier asunto que deba ser referido al Papa.
Francisco también eliminó la ‘Cámara Apostólica’, un colegio de eclesiásticos que asistía al camarlengo durante la sede vacante.
Según la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, el Camarlengo debe comprobar oficialmente la muerte del Pontífice en presencia del Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y otros oficiales, extendiendo el acta de defunción. Además, debe sellar el estudio y la habitación del Papa.
Entre otras funciones, el Camarlengo tomará posesión de los Palacios Apostólicos Vaticano, de Letrán y de Castel Gandolfo, ejerciendo su custodia y gobierno. También le compete establecer lo necesario para la sepultura del Pontífice y, con el consentimiento del Colegio de los Cardenales, cuidar de la defensa de los derechos de la Sede Apostólica y su correcta administración. Durante la sede vacante, administrará los bienes y derechos temporales de la Santa Sede con la ayuda de tres cardenales asistentes y con la aprobación del Colegio Cardenalicio para asuntos importantes.
El Colegio de Cardenales, durante la sede vacante, se limitará a administrar los asuntos ordinarios y urgentes, sin poder modificar leyes papales ni tomar decisiones reservadas al Papa. El gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio solo para estos asuntos y para la preparación de la elección del nuevo Pontífice.
Preparativos para el Cónclave
Tras la muerte del Papa, el decano del Colegio Cardenalicio convocará a todos los cardenales a Roma para los funerales y para discutir el perfil del sucesor. El Cónclave para la elección del nuevo Pontífice se celebrará entre 15 y 20 días después del fallecimiento, con la participación de los cardenales menores de 80 años. Previamente, los cardenales se reunirán en Roma para abordar los detalles de los próximos días y semanas.
El proceso de elección se llevará a cabo en la Capilla Sixtina bajo estrictas medidas de secreto y aislamiento, prohibiéndose cualquier forma de comunicación externa y el uso de dispositivos de grabación bajo pena de excomunión.
Para ser elegido Papa, un candidato debe obtener al menos dos tercios de los votos en votaciones secretas que se realizarán hasta dos veces por la mañana y dos por la tarde hasta alcanzar la mayoría requerida. Una vez alcanzada la mayoría, se preguntará al elegido si acepta y qué nombre elige. Con su aceptación, se convertirá en Papa, y el humo blanco anunciará la noticia.
El nuevo Obispo de Roma vestirá una de las tres vestimentas papales y se dirigirá con los cardenales a la logia central de la Basílica de San Pedro. El cardenal protodiácono anunciará el nombre del nuevo Papa en latín, concluyendo así el período de sede vacante.