Miles de personas salieron este sábado a las calles de Estados Unidos bajo la consigna “No Kings” (“Sin Reyes”), en una de las mayores protestas en contra del segundo mandato de Donald Trump. Una de las costumbres que adquirieron los protestantes es la utilización de disfraces singulares.
Los protagonistas de las manifestaciones buscan consolidar este fenómeno como “la protesta pacífica más grande de la historia moderna”, y a quienes se encuentren entre la multitud se les pedirá que usen ropa colorida o un disfraz.

Según los organizadores, hubo más de 2.600 actos en simultáneo en todo el país, de Nueva York a Los Ángeles, pasando por decenas de pueblos del medio oeste, para rechazar lo que describen como “tendencias autoritarias” y “acciones antidemocráticas” del mandatario republicano.
La extraña razón del uso de disfraces inflables en las manifestaciones
La idea de usar extravagantes disfraces inflables de animales para el movimiento “No Kings” se popularizó después de que Seth Todd, parte de la comunidad mexicana de Estados Unidos, fuera rociado con gas pimienta por un agente federal mientras vestía un disfraz inflable de rana mientras protestaba afuera de una instalación de Ice en Portland, Oregon, reportó el Lansing State Journal.
El incidente se volvió viral en las redes sociales e inspiró a otros manifestantes a disfrazarse de ranas.

Una protesta nacional y global
La ola de manifestaciones comenzó incluso fuera de Estados Unidos, con concentraciones frente a la embajada norteamericana en Londres, y en Madrid y Barcelona, donde se leyeron pancartas con frases como “nada es más patriótico que protestar” y “resiste al fascismo”.
En muchas ciudades, las protestas tuvieron un tono diferente: hubo música en vivo, tambores y disfraces.
En Portland, se desplegó un enorme cartel con la frase “we, the people” (“nosotros, el pueblo”), invitando a los asistentes a firmarlo como símbolo de unidad.


Contexto político y reacción del gobierno
Las marchas, la tercera gran movilización desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, se dieron en medio de un cierre parcial del gobierno federal, que ya lleva 18 días y afecta servicios esenciales.
Los manifestantes acusan al presidente de “socavar el equilibrio de poderes” y “gobernar por decreto” en áreas clave como inmigración, educación y seguridad interna.
Escenarios emblemáticos como Times Square (Nueva York), Boston Commons, Grant Park (Chicago) y el National Mall (Washington) se colmaron de gente.
En varios estados, también hubo marchas en barrios y comunidades rurales, que los organizadores definieron como “un ejercicio nacional de resistencia democrática”.
Desde Washington, portavoces de la Casa Blanca y dirigentes republicanos calificaron a los manifestantes de “comunistas” y “marxistas”, y acusaron a la oposición demócrata de mantener cerrado el gobierno “para complacer a su ala radical”.
A pesar de las críticas, el movimiento No Kings anunció que continuará movilizándose.
En un comunicado leído en la protesta central de Washington, sus organizadores afirmaron: “No luchamos contra un hombre, sino contra una forma de poder que amenaza con convertirnos en súbditos en lugar de ciudadanos.”