La Voz en Kiev: “Es la peor pesadilla”, la tristeza de vecinos ante el horror por ataques a viviendas

Kiev, Ucrania, enviado especial. Una mujer de mediana edad observa la destrucción que una pieza de artillería rusa produjo hace tres días, después de que impactara sobre una zona residencial en el barrio Podilski, al noroeste de la ciudad de Kyiv (Kiev). A su lado, un hombre mayor mira los restos de chatarra y escombros, todavía humeantes. El domingo por la noche hubo un nuevo bombardeo sobre esta barrio situado en la periferia de la capital ucraniana. Así fue el ataque. Resumen de todo lo ocurrido este lunes en Ucrania.

Ambos lloran: las lágrimas hacen que sus rostros brillen a la luz del tímido sol que brilla sobre esta parte de Ucrania. La Voz recorrió el lugar.

Dolor y tristeza en Ucrania

En el ambiente se puede percibir el dolor y la tristeza que sienten ambos. Pero la sensación no durará mucho: en segundos, los llantos son interrumpidos por otra pieza de artillería que cae muy cerca del lugar, lo que provoca otro estruendo impactante. Ella se sobresalta y apura el paso para irse a su casa; él permanece impasible.

Un reporte de la alcaldía de Kyiv informó que el ataque se produjo “alrededor de las 8.04, hora de Ucrania. El Servicio de Emergencias de Poryatunka recibió un llamado de socorro: un incendio estaba quemando todo luego de la explosión. Pronto llegaron los bomberos: los pisos 1, 2 y 3 de los edificios estaban en llamas. Cerca de 50 personas trabajaron para sofocarlo. De los residentes que estaban en el edificio, 98 fueron evacuados. Las autoridades reportaron 19 heridos y una persona fallecida”.

Restos de vidrios rotos, ropa, hierros retorcidos y otros desechos están desperdigados en un radio de cincuenta metros. En el aire hay olor a metal y residuos chamuscados: departamentos, automóviles y motocicletas se incendiaron tras el estallido. Alrededor no hay blancos militares ni dependencias públicas: sólo edificios de viviendas, una escuela, un jardín de infantes y un supermercado. Salvo el centro educativo, todo lo demás está destruido.

Daños por todos lados

Todos los edificios sufrieron daños, pero uno de ellos se llevó la peor parte. El cohete ruso derrumbó la pared completa del inmueble como si fuera una maqueta de telgopor. Los departamentos quedaron desnudos y expuestos al aire libre. Desde el suelo se puede observar que ahora los residentes intentan limpiar el desastre que impera en lo que antes fueron su hogares. Armarios, bibliotecas, sillones, camas, libros y ropa: todo el barrio puede ver lo que hay adentro de las casas.

Cada tanto, un ladrillo o un trozo de hormigón se precipita hacia el suelo y pasa a integrar una inmensa pila de escombros que se formó junto al lugar de la explosión, debajo del edificio. Los residentes aprovechan para arrojar allí lo que no sirve: prácticamente todo lo que tenían. La escalera del inmueble está plagada de vidrios rotos. Un triciclo espera sobre uno de los descansos. Ucranianos y periodistas de todo el mundo deambulan por el lugar: los primeros colaboran con las tareas, los otros registran lo que sucedió.

Impresiona la destrucción casi total que se percibe al ingresar a cualquiera de los departamentos. El piso casi no se ve entre trozos de vidrio, metales, papeles, libros, ropa, zapatos, restos de electrodomésticos, tierra y basura. Cientos de fragmentos de todo tipo de objetos crujen a cada paso. Casi nada se puede recuperar: todo es devastación.

Centro comercial del distrito de Podilski, Kiev

Qué dice la gente

Oleksiy Arestovych, uno de los hombres más importantes del presidente Volodimir Zelensky, dijo que “la violencia contra la población local se observa sistemáticamente alrededor de Kiev. Si antes eran casos aislados, ahora la situación ha empeorado. El ejército ruso está destruyendo deliberadamente a la población ucraniana. Esto es genocidio. Hay cientos de casos así, ni siquiera decenas”.

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Bombardeo en Kiev. Podilski, barrio periférico de la capital ucraniana, atacado sistemáticamente por el ejército ruso. Federico Piccioni Aimar/ eniviado especial de La Voz)

“En las ciudades alrededor de Kiev, los ocupantes violan y matan sistemáticamente a la población local”, añadió el funcionario. Lo cierto es que en el edificio bombardeado de Podilsky vivían niños: entre los escombros hay libros infantiles, cuadernillos de estudio de nivel inicial, juguetes y peluches.

A cuarenta metros del edificio, otras personas deambulan por el frente de lo que hasta hace cuatro días era un supermercado. Hay olor a basura podrida y vino derramado. Continúa la presencia de miles de fragmentos de vidrios rotos en el suelo. También hay cajas, restos de comida, pallets, plásticos. Escombros, basura y dolor: el signo de los ataques.

Georgiv Babenko (62), el hombre que antes lloraba bajo el sol, ahora me muestra su mano izquierda: está destrozada por un disparo de ametralladora. Afirma que es residente del barrio y que también recibió un tiro en la pierna y otro en el abdomen en el año 1982, durante la guerra afgano-soviética.

Georgiv tomó un pedazo de batería de auto del suelo que voló tras la explosión. Fuimos a un supermercado y lo pesamos: 600 gramos. Todo eso vuela por el aire. Imaginate si te agarra.

“Los rusos son bárbaros”, dice el exsoldado. “Esto no podíamos imaginarlo ni en nuestras peores pesadillas. Mira lo que están haciendo los invasores: matan a mujeres embarazadas y niños pequeños”. El odio se refleja en sus ojos y las lágrimas vuelven a caer.

“Defenderemos nuestra patria. Una vez, el gran duque Alexander Nevsky dijo: ‘Quien venga a nosotros con una espada, morirá por la espada’. Putin quiere convertirse en un nuevo Stalin, pero no reparó en las consecuencias que tendrá todo esto. Nosotros mismos defenderemos nuestra patria y él sufrirá”, aseguró el ucraniano.

La charla es interrumpida por un nuevo estruendo que sonó muy cerca. Casi nadie se sobresalta: todos están acostumbrados a las bombas. El hombre mira con dolor los restos del edificio.

“Go home, Federico”, dice, antes de marcharse.