En respuesta a la escalada de tensiones en Ucrania, tras el reconocimiento por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, de la independencia de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, el canciller alemán Olaf Scholz decidió la paralización del proceso de aprobación del gasoducto Nord Stream 2, infraestructura estratégica para el suministro del combustible desde las reservas rusas hasta el país germano y el bloque continental.
El ducto –de unos 1.200 kilómetros de extensión– ya está concluido pero resta aún la certificación del ente regulador de energía de Alemania para su habilitación definitiva.
La infraestructura en cuestión tiene un potencial de abastecimiento para 26 millones de hogares y gran cantidad de industrias, además de ser el soporte fundamental del suministro de gas para el noroeste de Europa.
Dame gas
Según el británico Instituto Oxford de Estudios Energéticos (Oies, por sus siglas en inglés), en 2021 Rusia abasteció el 35 por ciento del gas que importó Europa, pese a la caída de la demanda provocada por la pandemia de coronavirus. De ese volumen, 31 por ciento lo hizo como gas natural a través del ducto de referencia y el resto, como gas natural licuado (GNL).
De ahí que la interrogante de varios analistas económicos a partir de la determinación del Gobierno alemán es, en estos momentos, cómo impactaría un eventual cierre de las llaves de paso del gas hacia el viejo continente a manera de réplica rusa a Scholz, cuando resta aún casi un mes para la despedida del invierno, la producción industrial comienza a desperezarse con lentitud tras la contingencia sanitaria y a reactivarse el consumo de manera gradual.
La Casa Blanca bate palmas por la paralización del proceso de aprobación del megagasoducto.
Especulación
El presidente estadounidense, Joe Biden, celebró la medida y recordó su promesa pública de acompañar la detención del avance por parte de Alemania en caso de que el Kremlin despreciara los esfuerzos diplomáticos tendientes a reducir las tensiones en el este de Europa y optara por imponer la prepotencia de las armas.
Por lo bajo, festeja con los suyos la decisión de su homólogo alemán días después de que el exmandatario norteamericano Donald Trump expresara públicamente su descreimiento acerca de una represalia de Berlín contra Rusia suspendiendo el Nord Stream 2 dado que –según el magnate– Alemania es “rehén” de Rusia por esa infraestructura y porque Scholz carecía de la firmeza e inflexibilidad de su antecesora en el cargo, Angela Merkel.
El comando de campaña demócrata considera que la predicción fallida del líder republicano ayudaría a la recuperación de la imagen de Biden de cara a las elecciones de medio término previstas para noviembre próximo. Los comicios legislativos son cruciales para la gobernabilidad hasta 2024.
Las encuestas, cabe recordar, marcan una declinación pronunciada del mandatario en funciones y el crecimiento paulatino de las chances del “Gran Partido Viejo”.
Alineados
El actual canciller alemán actuó en línea con los líderes de la Eurocámara quienes la semana pasada pidieron la exclusión de Rusia del sistema Swift de transacciones internacionales y un freno al gasoducto Nord Stream 2, en caso de que Moscú dejara de lado la opción política como salida de la crisis. Ambos reclamos fueron satisfechos, al menos de manera parcial.
El Gobierno de Ucrania también aplaudió la decisión de las autoridades alemanas.
“El verdadero liderazgo implica tomar decisiones duras en momentos difíciles. El movimiento de Alemania demuestra justo eso”, publicó en Twitter el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba.
Las cartas se están mostrando sobre el paño en que se disputa el “juego de guerra” que tiene en vilo a buena parte del mundo.
El resultado del lance sigue abierto.
