En una significativa escalada del conflicto con Israel, el régimen iraní lanzó una amenaza directa contra el argentino Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). “Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, o “pagará” cuando finalice el conflicto, fue el mensaje publicado en redes sociales por Ali Larijani, principal asesor del ayatolá y líder supremo persa Ali Khamenei.
La advertencia de Irán se produce tras la publicación de un reciente informe del OIEA que expone los alarmantes avances del programa nuclear iraní.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Esmail Baqaei, acusó a OIEA de haber “traicionado el régimen de no proliferación” y de actuar como “socio de esta injusta guerra de agresión”, dirigiendo explícitamente la declaración a Grossi. Irán sostiene que la publicación del informe del OIEA habría facilitado la justificación internacional para la ofensiva israelí.
Denuncia ante la ONU y la postura de Grossi
Simultáneamente a la amenaza, Irán presentó una denuncia formal contra Grossi ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, acusándolo de tener un “enfoque sesgado” o una “actitud parcial” hacia el programa nuclear de Teherán.
El representante de Irán ante la ONU, Saeed Iravani, afirmó en una carta que las declaraciones de Grossi previas a los ataques israelíes contra Irán violaron el principio de imparcialidad.

Por su parte, Grossi negó que los informes técnicos de la agencia motiven acciones militares, subrayando que tales decisiones son exclusivamente políticas. “Un informe sobre la verificación nuclear en Irán difícilmente puede ser la base de una acción militar”, afirmó.
El diplomático argentino insistió en la independencia técnica del organismo con sede en Viena. Recordó que buena parte del contenido del informe “no era esencialmente nuevo”, ya que el OIEA ha advertido durante años sobre la falta de cooperación de Irán en transparencia nuclear.
El programa nuclear iraní
El informe más reciente del OIEA revela que Irán incrementó significativamente su producción de uranio enriquecido a niveles cercanos al grado armamentístico. Según el documento, hasta el 17 de mayo, Irán había acumulado 408,6 kilogramos de uranio enriquecido hasta un 60%, lo que representa un aumento de 133,8 kilogramos desde el último informe en febrero.
Este material está a “un pequeño paso técnico” de alcanzar niveles de grado armamentístico del 90%, es decir, los técnicos iraníes tienen el conocimiento y la capacidad para producir uranio al nivel necesario para “un arma atómica”. Algunos sectores han interpretado esta cifra como una señal de alarma.
No obstante, Grossi matizó la gravedad de la situación, aclarando que “tener suficiente uranio es una cosa. Tener una ojiva donde colocarlo es otra completamente distinta”. Asimismo, Grossi destacó que Irán es el “único país sin armas nucleares que está enriqueciendo uranio a un nivel cercano al militar”.
Sin embargo, el OIEA no ha podido verificar la existencia de un esfuerzo concreto orientado a fabricar una bomba. “No podemos afirmar que haya un esfuerzo directo encaminado a fabricar una bomba atómica”, indicó.
La desconfianza internacional en el programa nuclear iraní se intensificó después de 2018, cuando Estados Unidos abandonó el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). Desde entonces, Irán ha suspendido varios mecanismos de cooperación y transparencia, dificultando la supervisión del OIEA.