Casi 24 años después de los devastadores ataques del 11 de septiembre de 2001 perpetrados por el grupo terrorista Al-Qaeda contra las Torres Gemelas, dos nuevas víctimas fueron finalmente identificadas, dando un cierre a sus familias. Se trata de Ryan D. Fitzgerald y Barbara A. Keating, cuyos nombres se suman a la lista de personas que perdieron la vida en aquel trágico día. La identificación fue posible gracias a avances en la tecnología de ADN, revelando sus identidades tras más de dos décadas. Una tercera víctima también fue identificada, aunque sus datos se mantienen en privado.
Las familias de Fitzgerald y Keating dieron su consentimiento para que sus historias y sueños truncados fueran revelados, arrojando luz sobre las vidas que se perdieron cuando los aviones se estrellaron contra el World Trade Center en Manhattan, Nueva York.
Ryan Fitzgerald, el operador de divisas con sueños de futuro
Ryan Fitzgerald tenía 26 años al momento de su fallecimiento. Oriundo de Floral Park, Nueva York, era descrito como un hombre “guapo, tranquilo, responsable” que poseía una habilidad especial para unir a la gente, haciendo que extraños se volvieran amigos en su presencia.

Trabajaba como operador de divisas en Fiduciary Trust International, una firma dedicada a la gestión de patrimonio privado. Fitzgerald había cursado estudios en Holy Cross, King’s College y Dowling College. Era un ferviente fanático de los deportes y la música: adoraba a los Yankees en el béisbol, seguía a los Jets en el fútbol americano y era un gran seguidor de la Dave Matthews Band. Al momento de su muerte, Ryan estudiaba para obtener una maestría en negocios y hablaba de un futuro a largo plazo con su novia.
Barbara Keating, una vida dedicada al servicio y la familia
Barbara Keating tenía 72 años cuando abordó el avión de American Airlines que viajaba de Boston a Los Ángeles, regresando de unas vacaciones en Cape Cod, Massachusetts, con destino a Palm Springs, California.

A lo largo de su carrera, Barbara se dedicó a los servicios sociales, llegando a ser directora ejecutiva de Big Brothers Big Sisters de South Middlesex, una organización de mentoría para jóvenes. Tras su jubilación, se involucró activamente en su iglesia católica en Palm Springs. Barbara había enviudado 20 años antes y había superado dos casos de cáncer de mama.
Madre de cinco hijos y con 12 nietos, era recordada por su autoridad y su personalidad. Su familia la describe como “inteligente, firme, profesional y divertida”, con la peculiar característica de siempre encontrar un restaurante con un buen Martini seco, con dos aceitunas.
La identificación: Un “gesto increíble”
Paul Keating, hijo de Barbara, expresó su asombro y gratitud por los continuos esfuerzos de identificación, calificándolos de “una hazaña increíble, un gesto”. Señaló que el material genético de un cepillo de su madre fue comparado con muestras de ADN de familiares. Curiosamente, un fragmento de su tarjeta bancaria fue el único otro rastro recuperado de los escombros de las Torres Gemelas.
Estos avances en la identificación de ADN continúan brindando respuestas y cierres a las familias afectadas por los atentados del 11 de septiembre, casi un cuarto de siglo después de la tragedia.